El Alma y su
Mecanismo
Por el Maestro Tibetano
Djwhal
Khul
(Alice A. Bailey) |
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capítulo i
El Problema de la Sicología Tres impulsos me han movido a escribir este libro:
primero, el deseo de establecer la relación entre la sicología materialista o
externa, y la sicología introspectiva o interna; segundo, yendo de la
psicología científica, al más amplio reino del pensamiento y de la sicología
de la raza, el deseo de establecer una armonía entre el Occidente
materialista y el Oriente introspectivo, y, tercero, demostrar que todos
estos aspectos antagónicos sólo son facetas de la verdad una y, en conjunto,
constituyen la única Realidad. Estos deseos nacen de la actual posición de la
enseñanza psicológica en el mundo. Existen dos tipos dominantes de
psicología, que han sido muy bien resumidos por Will Durant 1 en
la siguiente forma: "Como hemos visto, hay dos modos de
estudiar al hombre. Uno empieza desde afuera, en el medio ambiente, y
considera al hombre como un mecanismo de reajuste, reduciendo el pensamiento
a cosas y la 'mente' a 'materia', según aparece en el distorsionado
materialismo de Spencer, y en el conductismo de Watson..., y el otro desde
adentro. Considera al hombre como un sistema de necesidades, impulsos y deseos,
que lo impelen a estudiar, a utilizar y, a dominar su medio ambiente. Aspira
reducir las cosas a pensamiento y la materia a mente. Arranca de la
'entelequia' de Aristóteles (que sostenía que toda forma es determinada por
un designio interno) y desemboca en el vitalismo de Bergson y, en el
pragmatismo de William James". El Dr. W. B. PilIsbury 2 cree que este
doble sistema implica una duplicación innecesaria: "Si aceptamos la teoría conductista, significa que debemos tener dos
sicologías, una externa y otra interna; una psicología observada desde lo
exterior y otra desde lo interior. Esto parece, en el mejor de los casos,
una complicación innecesaria". Reconociendo esta doble situación, y
coincidiendo con el Dr. Pillsbury en que son innecesarias dos líneas de
interpretación, tengo el convencimiento de la posibilidad de fusionar ambas
en una tercera, en una sola unidad. Por lo tanto, trato de presentar una
hipótesis tendiente a probar la exactitud de la escuela mecanicista y la
posición, igualmente correcta, de la escuela introspectiva; también aspiro a
demostrar que ambas escuelas son necesarias para explicar todos los hechos y
que es en realidad el complemento de la otra. De este modo, podremos
establecer una tercera escuela sintética, basada en el conocimiento exacto
de Occidente y en la sabiduría introspectiva de Oriente. Al considerar ambas escuelas se hace evidente que la
sicología moderna es muy materialista y, desde luego, más popular. Un
estudio de las últimas obras sobre sicología, procedentes de varias escuelas
de Europa y de América, muestra que la mayoría se ocupa principalmente de
apoyar o de rechazar la filosofía mecanicista de la escuela conductista.
Cuando no trata esta cuestión, es porque presenta otra forma de sicología
materialista. El Dr. Wolfgang KohIer 3 dice, por ejemplo: "El lego en estas materias cree, por lo
general, que él mismo 'siente' directamente por qué en una ocasión tiene una actitud y en otra, otra.
También cree que sabe y entiende directamente, por qué se inclina en determinada situación a hacer una cosa y
en otra a hacer algo muy diferente. Desde su punto de vista experimenta,
directa y verdaderamente, gran parte de ese contenido dinámico, cuyo
desarrollo constituye la vida mental. Opuesto a esta creencia, y
completamente extraño a ella, tenemos el punto de vista de los sicólogos más
cultos de la época actual. Según ellos, uno se inclina a hacer una cosa ahora
y luego otra, porque, en el primer caso, ciertas vías nerviosas están más a
mano y, en el segundo, están más abiertas otras. ¡Afortunadas esas personas
cuyo sistema nervioso es más penetrable, siendo en la práctica, generalmente
lo correcto y apropiado!". Sin embargo, todo esto es confuso, y como ha dicho
Will Durant 4: "La psicología apenas ha comenzado a
comprender, mucho menos a dominar, la conducta humana y el deseo; se mezcla
con el misticismo y la metafísica, con el psicoanálisis, el conductismo, la
mitología glandular y con otras enfermedades de la adolescencia." La psicología deambula en esa tierra fronteriza de lo
invisible, que dignificamos con las palabras: energía (nerviosa, atómica o vital), fuerza, vibraciones etéricas, corrientes y cargas eléctricas,
y la fuerza libre flotante de los sicólogos,
denominada "libido".
Todas las ciencias parecen converger en lo indefinible de esta misma "tierra de nadie". Quizá, cuando se descorra el velo, nos
revelará la tierra prometida de los sueños y aspiraciones del hombre. Un
espíritu de incertidumbre y expectativa marcha paralelo con las certidumbres
y los fríos hechos de la ciencia moderna. Es como si el género humano
estuviera ante el telón de un proscenio cósmico, esperando que se levante y
nos revele el siguiente acto, en que pueda participar inteligentemente el
género humano. Se trata de una humanidad con un largo pasado, con mucha
experiencia adquirida y conocimiento acumulado, que espera. Pero, a la vez,
una humanidad que reconoce la posibilidad de ser llamada a tomar parte en
una revelación y en un desarrollo completamente inesperados, para los que
quizás, podrán ser inadecuados su actual equipo y comprensión de la vida. Entretanto, en este cósmico escenario, y en el
acercamiento a la verdad desde varias direcciones, la ciencia ha ordenado
los hechos conocidos y va deduciendo el próximo posible desarrollo,
procediendo, en sus múltiples ramas y actividades, sobre la base de hipótesis
que, exactas o no, merecen ser experimentadas y ensayadas. Como expresión de
cuál debiera ser la actitud mental de los estudiosos, en todos los sectores
del conocimiento humano, Bertrand Russell 5 dice: "Lo que necesitamos no es la
voluntad de creer, sino el deseo de descubrir, que precisamente es lo
contrarío." El mejor tipo mental para encarar esta situación
científica, es el escéptico que está dispuesto a ser convencido; el agnóstico,
aunque decidido a investigar honradamente; el que duda, aunque abierto a la
convicción, una vez que se le pruebe que los hechos supuestos son
susceptibles de demostración y, ante todo, el que tiene amplitud de criterio,
comprendiendo que sólo en las verdades formuladas por muchos puede conocerse
la Verdad una. El insignificante hombre de mente estrecha es ateo, dogmático,
destructivo en la crítica, estático, vuelve la espalda a la luz y al nuevo
día. Este tipo de mente científica buscadora, analítica e
investigadora, es especialmente apropiada en la psicología, la rama de
conocimiento más antigua del mundo y, sin embargo, la más joven en el campo
del verdadero estudio científico. La disposición a considerar el campo en su
totalidad, a no limitarse a una exclusiva escuela, a reservar la opinión
hasta saber algo más, será la única manera en que el investigador evitará los
peligros de aquel cuya visión es limitada, que sólo ve puntos aislados y no
todo el cuadro en que se encuentra, ocupándose de fracciones y decimales, sin
llegar nunca a la unidad integral. Uno de los signos más alentadores de la época es la
creciente comprensión del punto de vista oriental y la tendencia a
investigarlo. La psicología de ambos hemisferios es tan diferente y el
acercamiento a la verdad tan disímil, que sólo últimamente los estudiosos han
considerado la posibilidad de su unidad fundamental, y que de la fusión de
las interpretaciones orientales y occidentales de la vida pueda surgir una
nueva perspectiva del hombre y de su medio ambiente. Las viejas interpretaciones
podrán fallar, pero las antiguas verdades permanecerán, los antiguos y malos
conceptos se reconocerán como erróneos, pero la realidad irradiará luz y
belleza más claras. De la unión de las diferentes ciencias, pensamientos y
deducciones, puede surgir una nueva sicología, basada en la comprensión, tan
familiar en Occidente, de la estructura que emplea el hombre, y también la
comprensión, tan familiar en Oriente, de la energía o espíritu, con el cual
el hombre anima y dirige su estructura. Ambos términos (la estructura y la
energía motivadora) no son antagónicos, sino mutuamente interdependientes.
Poseen una unidad esencial. La psicología occidental se ocupa principalmente de la
estructura del universo objetivo tangible y de la reacción del hombre
objetivo ante ese mundo. Se ocupa del hombre como cuerpo animado, dando gran
importancia a la mecánica de su naturaleza y al instrumento que utiliza. Por
lo tanto es mecanicista, y sólo se ocupa de lo que puede ser sometido a
prueba y experimento. Investiga el cuerpo y explica las emociones y la
mentalización, y aún lo que se llama alma, en términos de cuerpo. Will Durant
6 señala esta posición con las palabras: "En lo que respecta
al yo o alma, constituye meramente la suma total del carácter hereditario y
de las experiencias adquiridas por el organismo", lo cual explica los
diversos tipos y temperamentos, en términos de mecanismo. Louis Berman 7
sintetiza este punto de vista, en un interesante libro, diciendo: "El fragmento más precioso del
conocimiento que poseemos hoy, acerca del hombre, es que éste es el producto
de sus glándulas de secreción
interna. Es decir, que el hombre, como organismo característico
instintivo, es el producto y el subproducto de un número de factorías
celulares que controlan las partes de su estructura, como las diferentes
divisiones de una gran fábrica de automóviles, que producen las diversas
partes del vehículo. Estas factorías químicas se componen de células; producen
sustancias especiales, y actúan sobre las otras células del cuerpo,
impulsando y determinando así los incontables procesos que llamamos Vida. La
vida, el cuerpo y el alma, surgen de las actividades de la exudación mágica
de su química silenciosa, exactamente a como surge una arborescencia de
cristales de estaño, de las reacciones químicas producidas por una corriente
eléctrica en una solución de sales del mismo metal. "El hombre es así regulado por sus
glándulas de secreción interna. Al principio de la tercera década del siglo veinte, después de haber luchado, por
lo menos durante cincuenta mil años, para definirse y conocerse a sí mismo,
ese resumen puede ser aceptado como verdad. Es una inducción de largo
alcance, pero válida, apoyada en una multitud de hechos detallados". La psicología occidental da así gran énfasis a lo
físico y lo visible, y en su campo elegido es científica. Constitucionalmente
se opone a las especulaciones vanas y soñadoras del místico visionario. El
resultado de sus esfuerzos ha sido aislar un conjunto de hechos, que
efectivamente encierran la verdad sobre el hombre, su conducta y equipo.
Este conocimiento debería ser valioso para producir un mejor mecanismo, por
medio del cual pueda funcionar una raza más perfecta. En sus escuelas extremas, la sicología occidental es
activamente determinista, pues relaciona todo sentimiento, pensamiento y
actividad, con el funcionamiento de las células físicas y los órganos
corpóreos. El libre albedrío queda por lo tanto anulado en gran parte, en
favor del organismo, el sistema nervioso y el sistema endocrino. Las
siguientes palabras lo demuestran: "Watson en su libro Psychology from the Standpoint of a
Behaviorist enseña que 'la emoción es una reacción de tipo hereditario,
que implica profundos cambios en el mecanismo corporal, pero particularmente
en los sistemas visceral y glandular' (Pág. 195) ; que 'el pensamiento
constituye la actuación de los mecanismos del lenguaje' (Pág. 316); que es
'actividad corporal altamente integrada y nada más' (Pág. 325), y que
'cuando estudiamos los procesos implícitos del cuerpo, estamos estudiando el
pensamiento. Con esto, Watson
de ninguna manera quiere decir que identifica al pensamiento con la actividad
correlativa cortical del cerebro, sino con todos los procesos corporales que
están involucrados, implícita y explícitamente, en la producción del lenguaje
hablado, escrito y simbólico –la actividad muscular del mecanismo vocal,
diafragma, manos, dedos, movimientos de los ojos, etc. (pág. 328) " 8. "La psicología estudia el mundo con el
hombre que lo habita; es decir, estudia la experiencia como algo que depende
del sistema nervioso, mientras que la física estudia la experiencia como si
existiera independientemente del sistema nervioso. Por lo tanto, la sicología
debería ser clasificada con las ciencias generales, como una disciplina que
deja al descubierto las tendencias generales de la mente; donde la mente es
definida como la suma total de la experiencia humana, considerada como dependiendo
del sistema nervioso... ' La sicología estudia todo el medio ambiente,
considerado como existente sólo en el momento en que afecta al sistema
nervioso humano. En tanto que la física estudia el medio ambiente como
existente más allá del momento en que afecta al sistema nervioso humano"
9. "En tercer lugar, la fe del mecanicista
implica dos postulados que debemos distinguir cuidadosamente, pues uno puede
ser falso, aunque el otro verdadero. Estos dos postulados son: 1) Que todos los procesos
que ocurren en el mundo, son fundamentalmente de un solo tipo. 2) Que todos estos
procesos son del tipo comúnmente supuesto por las ciencias físicas, en sus
interpretaciones de la naturaleza inorgánica, es decir, mecanicista, o acontecimientos
estrictamente determinados y, por lo tanto, predecibles 10. Dice el Dr. Hermann Rubin 11 que "la
apariencia física del individuo, sus rasgos síquicos, o lo que pudiera
llamarse la química de su alma, se demuestran en gran parte por el carácter
y la cantidad de secreciones internas de sus diversas glándulas". Algunas escuelas llegan por completo a negar la
conciencia y a considerarla (el investigador diría que con razón) inherente
a la materia. Dice el Dr. Daniel H. Leary 12: "La conciencia caracteriza a los
nervios, como la vibración caracteriza a otras formas de materia". Se define la conciencia en otra parte, como "una
integración compleja y una sucesión de actividades corporales, que están
estrechamente relacionadas, o implican mecanismos verbales y mímicos, que
llegan por lo tanto muy frecuentemente a la expresión social" 13.
Watson 14 advierte a sus lectores, que
"no encontrarán discusión sobre la conciencia, ni referencia a términos
tales como: sensación, percepción, atención, voluntad, imagen y cosas
semejantes. Estos términos están bien acreditados, pero he visto que puedo
pasarme sin ellos al llevar a cabo la investigación y al presentar a mis
estudiantes la sicología como un sistema. Francamente, no sé lo que
significan, ni creo que nadie pueda emplearlos razonablemente". Finalmente, se dice que "cuando la sicología se
haya divorciado por completo de la siquis,
y se incorpore a los seres Vivos, podremos descartar la palabra 'conciencia'
juntamente con 'mente' y 'memoria'. La conducta humana se asentará entonces
sobre una base científica, y no sobre una rama de la literatura o una
especulación filosófica o religiosa. La 'mente' dará paso a la
'personalidad'; la 'conciencia', en general, a manifestaciones específicas de
la conducta culta, y la 'memoria' a la exteriorización del tejido muscular,
estriado o liso" 15. Esta tendencia intensamente materialista de la
psicología occidental, es tanto más sorprendente, en cuanto hay que tener en
cuenta que la palabra sicología, de acuerdo a su derivación, es el
"logos" o palabra referente a la siquis o alma. Sin embargo, en Occidente hay voces disidentes. Existe
la escuela introspectiva de psicología, más frecuentemente llamada de
introspección y también la escuela mentalista, que admiten el hecho de la
conciencia, postulando una entidad consciente. El Dr. Daniel H. Leary 16
define estos grupos así: "Al introspeccionista le interesa la
conciencia, la percepción, tener conciencia de la percepción, el yo, las
imágenes del 'yo' y todo tipo de cosas, que el conductista de estricta
escuela y de tecnología rígida, desprecia, ignora y niega... El introspeccionista
dirige su atención internamente; recuerda, compara mentalmente, extrae datos
de la propia comunión, pide a los demás que hagan lo mismo. El conductista se
ocupa teóricamente del animal humano, como lo haría con otras formas
inferiores de la vida, observa meramente las reacciones manifiestas y
objetivas que tiene el animal, de igual modo que el físico y el químico
observan en el laboratorio las reacciones de los cuerpos simples o
compuestos. Además, la escuela subjetiva tiende a ser ultrarracional y
sistemática, la conductista es más empírica y pragmática... "El mentalista insiste en que la
actividad psíquica no es mero reflejo de la actividad física; en que sobre el
cuerpo y por encima del cuerpo y del cerebro, hay algo diferente, en un
distinto nivel, llámesele mente, espíritu, conciencia o lo que se quiera. El
pensamiento no es una función de la materia. Los materialistas, por otro
lado, aunque difieren entre sí, mantienen todo lo contrario, es decir, que
todo es físico, y la conducta humana, sea el pensamiento, el sentimiento, las
emociones o la actividad muscular o nerviosa, sólo son el funcionamiento de
las células físicas y materiales, y sin dicha estructura no puede haber actividad
alguna. Todo lo que actúa es físico, como quiera que actúe. Por un lado
tenemos un poder animador o espíritu, que utiliza la estructura del cuerpo
físico, por otro la estructura como base única e indispensable, por complejo,
delicado o noble que pueda ser ese funcionamiento, en términos de moral o de
religión". Sin embargo, los introspeccionistas y los mentalistas,
no han demostrado aún su punto de vista científicamente, debilitándose
todavía más la posición de estas escuelas, por los múltiples grupos en que
están divididas. Dice el Dr. William E. Hocking 17, de
Harvard: "En verdad la sicología no habla con una
sola voz. Tenemos las sicologías dinámica y objetivista, la de Gestalt y la
reaccionaria, la freudiana, la estructural, la conductista y varias otras
escuelas. Producen diferentes imágenes del yo, pero en conjunto tienen un
aspecto nítidamente fisiológico y podemos tomar al conductismo como un
ejemplo puro, porque es la última instancia de este carácter". El Dr. Morton Prince 18,
nos da una división amplia y general:
"Los psicólogos están divididos en tres
campos –los que reconocen el yo, los que no lo reconocen y los que abarcan
el terreno medio. El primer grupo sostiene que el contenido de todo proceso
consciente incluye al yo, la percepción del yo, la conciencia del yo. De
allí que toda conciencia sea la conciencia o la percepción que tiene el yo de algo. "El segundo grupo, el que no reconoce al
'yo', dice no encontrar al yo a conciencia del yo, por la introspección;
niega su realidad y sostiene que los procesos mentales funcionan sin esa
realidad. El 'yo' y el 'tú', son meras expresiones obligadas (requeridas por
las necesidades del lenguaje)". La psicología occidental es, en conjunto, definidamente
materialista. Es mecanicista, prospera en una época de máquinas y
maquinarias. La posición de la psicología occidental mecanicista
es, por lo tanto, casi inexpugnable, puesto que se basa sobre verdades y
hechos demostrados. Puede probar su punto de vista y exponer casos, y su
conocimiento del mecanismo del hombre, que dice ser el hombre entero, se basa
en experimentos y pruebas, con resultados objetivos y tangibles. Contra esa sicología materialista, la crítica que
surge inmediatamente, es la consideración casi exclusiva que el psicólogo
occidental da a los casos anormales, deficientes y patológicos. Prescinde de
lo supranormal, del genio y del individuo altamente espiritual; pasa por alto
muchas cosas bellas esenciales y verdaderas para el hombre común. Si a Cristo
se lo hubiera sometido al psicoanálisis, sin duda habría sido clasificado
nítidamente como padeciendo de "un complejo de Jehová" y considerado
como un individuo sujeto a alucinaciones. Sin embargo, la clase de
estructura que Él utilizó y la calidad de "conciencia que caracterizó a
Su sistema nervioso" fue tal, que ha dejado su marca en los siglos.
¿Cómo puede duplicarse una estructura así? ¿Qué puede hacerse para reproducir
un mecanismo similar? La sicología moderna está tan sólo en el umbral de su
carrera; por eso Walt Whitman 19 contempla el campo mayor así: ¡Viva la ciencia positiva! ¡Loas a la exacta
demostración! ... Tus realidades son útiles, sin embargo no son
mi morada, pero, por intermedio de ellas, penetro en una
zona de mi morada". En completo contraste con la escuela
occidental se halla la oriental, de la cual los introspeccionistas y
mentalistas de Occidente sólo son un brumoso reflejo, aunque hayan surgido
independientemente. La psicología oriental se ocupa de aquello que afirma
hallarse detrás de la forma. Es espiritual y trascendente. Presupone un alma
y un espíritu, basando sobre esta premisa todas sus deducciones y
conclusiones. Admite plenamente la forma y la estructura, pero llama la
atención, enfáticamente, sobre quien utiliza la forma y sobre la energía con
que la hace progresar. Es la psicología de la vida y de la energía. Desde tiempo inmemorial, tal ha sido el
pensamiento de Oriente, que está claramente representado en esa venerable
Escritura de la India, llamada Bhagavad
Gita: "La gran Alma que reside en este cuerpo, es
llamada el Testigo o el Espectador, el que sanciona, el Sostén, el
Experimentador, el Omnipotente Señor y también el Ser Supremo. "Brilla en las funciones de todos los sentidos y,
sin embargo, carece de todo sentido de poder; desapegada, se sustenta por sí
mismo; posee un solo poder, no obstante experimenta todos los poderes. "Existe dentro y fuera de todos los seres, es
animada e inanimada, imperceptible por su sutileza; está lejos y también
cerca". (XIII: 22, 14, 15). "Se dice que estos cuerpos temporarios pertenecen
al eterno señor del cuerpo imperecedero e inconmensurable" (II: 17). "Se dice que los sentidos son superiores a los
objetos; que los sentidos son superiores a las emociones; la comprensión es
superior a la emoción; pero Él es superior a la comprensión" (III: 42). Así la psicología oriental se ocupa de la
causa, del creador, del yo; de si ese yo es humano divino, funcionando en su
propio pequeño mundo de actividades mentales, emocionales y físicas; o es el
Super Yo, en quien los yoes menores viven, se mueven y tienen su ser. Afirma
que tiene sus grandes Exponentes y ha producido quienes pretenden conocer el
yo y, mediante ese conocimiento, están en contacto con el yo subjetivo, la
Super Alma. Afirman que tales pretensiones pueden ser substanciadas y
comprobadas por quienes estudian sus métodos y se someten a un especial
entrenamiento. En la esfera del yo energetizador del espíritu que está
detrás y más allá, su posición es tan clara como la del psicólogo occidental
en el reino de la forma energetizada. Los defectos de los dos sistemas son claros y
producen deplorables resultados en cada caso. Occidente da importancia al
mecanismo; su tendencia es negar el alma y el poder motivador inteligente.
Para el occidental, el hombre no es más que polvo, y nunca el aliento del
espíritu que Dios sopló por su nariz. El oriental reconoce lo físico pero lo
desprecia y, al hacerlo, es responsable de las miserables condiciones físicas
prevalecientes. Aunque estos defectos son serios ¿no es verdad que también en
este terreno la unión hace la fuerza? Si existe el yo –esto hay que demostrarlo– y
el alma divina es consciente, ¿no puede acaso ser consciente del plano
físico, como de su afiliación divina? Si la energía dominante produce toda
manifestación (y esto también hay que probarlo), ¿no puede tal energía
adaptarse a la estructura que la emplea, en forma tan sabia y significativa
que puedan obtenerse mejores resultados? ¿No pueden unirse inteligentemente
el conocimiento científico de Occidente sobre la forma, y la sabiduría
acumulada y heredada de Oriente sobre la naturaleza del alma, de modo que se
produzca mediante el mecanismo una perfecta expresión del alma? ¿No puede la
materia ascender hasta la mente y el alma y el espíritu –llámeselos como se
quiera–, y no puede el Espíritu, al ayudar a elevar ese anhelo, perfeccionar
el vehículo por cuyo medio se expresa y brillar en forma más radiante? Con esta esperanza escribo –con la esperanza
de combinar las sicologías materialista e introspectiva, y establecer la armonía
entre Oriente y Occidente, demostrando que en su unión está la fuerza y la
realidad. Notas:
1.
Filosofía, Cultura y Vida, pág. 236, T. I.
2.
The History of Psychology, pág. 298.
3.
Gestalt Psychology, pág. 239.
4.
Filosofía, Cultura y Vida, T. II, págs. 90, 91.
5.
Sceptical Essays, pág. 157.
6.
Filosofía, Cultura y Vida, T. I, pág. 80.
7.
The Glands Regulating Personality, pág. 26.
8.
Psychologies of 1925, pág. 208, de Morton
Prince.
9.
Psychologies, pág. 95. de Walter S. Hunter. 10.
Psychologies, págs. 125, 303, de William Mc
Dougall. 11.
Your Mysterious Glands, pág. 54. 12.
Modern Psychology: Normal and Abnormal, pág.
116. 13.
Psychologies of 1925, pág. 16. 14.
Idem, pág. 201. (Llamada). 15.
Why we Behave Like Human Beings, pág. 333. 16.
Modern Psychology: Normal and Abnormal, págs. 6,
7. 17.
Self, Its Body and Freedom, págs. 17, 18. 18.
Psychologies of 1925, pág. 223. 19. Leaves
of Grass, pág. 10. |
Capítulo ii Las glándulas y la conducta
humana El estudio de las
glándulas está en su infancia. En toda literatura sobre este tema, se afirma
que muy poco se sabe y que la esencia interna –llamada técnicamente
"hormona"– de las diversas secreciones glandulares, no ha sido aún
descubierta y el tema está velado por el misterio. Si bien es cierto que
fueron descubiertas las secreciones de ciertas glándulas y que en lenguaje
común se oye hablar de la glándula tiroides y de la administración de
extracto tirodino, en algunos casos las secreciones de la mayoría de las
glándulas son desconocidas, o fueron aisladas parcialmente. Bajo estas circunstancias, un lego
inteligente, aunque carezca de preparación científica en medicina o en
sicología académica, munido de paciencia y de un buen diccionario, no debe
vacilar en aventurarse en analizar el tema de las glándulas y de sus
secreciones y efectos, y después de examinar diligentemente el material
disponible, investigar el campo e informar sobre él. Tal investigación puede
ser realmente de verdadero valor para el público, al proporcionarle un
resumen sobre una rama importante de la investigación. Puede ser también de
sustancial ayuda, aún para el expositor entrenado, que no sólo le permitirá
corroborar nuevamente la impresión que la literatura técnica hace sobre los
demás, sino especialmente porque una mente fresca, no recargada de datos
científicos, adquiere con frecuencia una mejor perspectiva de todo el campo.
Esto sería particularmente así, si quien investiga y expone de este modo,
está versado de antemano en las creencias antiguas de la raza y en las
convicciones legendarias de oriente, sobre el tema general de la sicología. Al considerar el sistema endocrino, no es mi
intención describirlo en términos y efectos comunes fisiológicos, tales como
su relación con el desarrollo del cuerpo, el cabello, el corazón, la sangre y
los órganos genitales. Todo esto puede hallarse en cualquier libro de
medicina, hasta en los publicados en el último siglo. Mi intención más bien
es averiguar qué infieren de su estudio sobre las glándulas, los investigadores
avanzados y modernos, los médicos y los sicólogos: cuáles son los efectos que
producen en la conducta humana, y qué valor tienen las pretensiones,
frecuentemente expuestas, de que las misteriosas secreciones internas son
responsables de las acciones, las emociones y la mentalidad del hombre, es
decir, el hombre mismo. Según ellos, comprender las glándulas, es conocer al
hombre. Considerando las glándulas en este sentido,
citaré mayormente lo que dicen los libros disponibles, no para que me consideren
una autoridad, sino porque así puedo reflejar el punto de vista expuesto, en
forma más fresca y vívida. Los libros y los investigadores componentes
emplean una terminología que anonada al lector común. La secreción de la
glándula tiroides, por ejemplo, ha sido denominada "ácido tri-iodo‑tri‑hidro‑exygíndole‑propiónico".
Si es posible evitaré tales expresiones jocosas. Antes de considerar las glándulas sería bueno
determinar qué entendemos por "psicología".
Al menos en Occidente, se ha abandonado su significado etimológico, de logos
o ley, de siquis o alma. El Dr. Daniel B. Leary 1 la definió
recientemente, con toda claridad: "Es la ciencia de la
conducta humana, en la más amplia acepción de la palabra 'conducta', en el
sentido que incluye todo cuanto hacen los seres humanos y lo que éstos
poseen. En este sentido la conducta de toda la personalidad integrada está
siendo investigada. "La psicología se ocupa
de todo el organismo como de un individuo integrado y orientado, en contacto
con otros individuos, en un medio ambiente externo complejo, parcialmente
físico y social, en resumen, una personalidad. "La conducta de los
seres humanos, psicológicamente hablando..., se reduce a su vez a hechos y
descubrimientos fisiológicos y también al campo de la biología, luego al de
la bioquímica, después al de la química en general, y más adelante e
inevitablemente, al de la física como ciencia de la materia en
movimiento". La psicología es, por lo
tanto, la ciencia de la actividad del hombre como organismo viviente en el
medio circundante –la ciencia de la interacción entre el hombre y ese medio
ambiente. Es la ciencia de la conducta humana, pero no en el sentido ético
de conducta correcta o errónea. Es la ciencia del comportamiento humano, la
de la personalidad. Pero ¿qué hay detrás de este comportamiento? Dice William
E. Hocking 2: "El yo
es en realidad un sistema de comportamiento. Es un sistema de comportamiento
objetivista, que surge de una persistente esperanza. La médula del yo es su
esperanza". La esperanza de que la vida
llegue a ser algo más grande de lo que ha sido hasta ahora, es realmente una
constante esperanza. Sin embargo, sabemos que para realizarla, debemos nosotros
mismos ayudar a alcanzar esa realización. De allí la conducta objetivista de
que habla Hocking. En este campo de la conducta
humana y de la personalidad, hay tres factores principales. Primero, tenemos
el medio ambiente, que es algo más que un simple hecho presente, o conjunto
de hechos, o un mero escenario pasivo, donde se representa el drama. Se lo
ha definido como "todo lo que no es organismo, cultural, social, físico
o como se quiera, presente en
forma real o simplemente registrado" 3. Segundo, existe el mecanismo
humano, especialmente el de respuesta, del cual trataremos ahora más
detalladamente. Por último tenemos la conducta, o el resultado de la
interrelación entre el medio ambiente y el mecanismo de respuesta, y dado
cierto medio ambiente y determinado mecanismo de respuesta, se consideran
inevitables algunas líneas de conducta –la interacción de estos tres da por
resultado el comportamiento humano. Aquí nos ocupamos
lógicamente, del segundo factor principal, el mecanismo de respuesta. En ese mecanismo ciertos
aspectos del mismo exigen mayor atención que otros, por ejemplo, los
sistemas nervioso y endocrino, que funcionan estrechamente coordinados en la
estructura humana. Mediante el sistema
nervioso, quizás la parte más intrincada y maravillosa de la estructura
humana, entramos en contacto con nuestro medio ambiente, el mundo externo, y
nos adaptamos para actuar en él. Por medio de este sistema,
llegamos a ser conscientes de lo tangible y, por medio de la red de nervios,
más la médula espinal y el cerebro, nos hacemos conscientes de la incesante
información que se nos imparte. Circulan mensajes a lo largo de millones de
líneas telegráficas de nuestros nervios, hasta la central de nuestro cerebro;
allí son transformados, por algún medio misterioso, en información.
Respondiendo a esa información, se inicia una actividad inversa y somos
energetizados para actuar. Conjuntamente con este
despliegue de energía nerviosa, entrante y saliente, ocurren actividades
paralelas en el sistema de las glándulas de secreción interna (y el sistema
muscular), y la actividad entrelazada es tan grande, que a no ser que las
glándulas de secreción interna funcionen normalmente, no habrá respuesta
adecuada a la información telegrafiada ni trasformación de un tipo de
energía a otro. Todo este mecanismo de
respuesta y la mecánica del proceso, han sido resumidos en los términos
siguientes: "Un
organismo es un dispositivo transformador que convierte la energía entrante
del medio ambiente, recibida a través de los receptores, en energía saliente,
en forma de trabajo muscular y glandular, y al mismo tiempo, como dispositivo
trasformador, se trasforma a sí mismo en esas y también otras energías,
originando internamente el estímulo. Ambos, el estímulo y el producto de la
energía, cooperan en el acto completo o conducta del organismo". 4 El sistema nervioso y los
músculos pueden ser descritos superficialmente como el mecanismo físico de
respuesta a los medios por los cuales se responde físicamente al medio ambiente,
y el sistema nervioso y las glándulas de secreción interna como el mecanismo
de respuesta inteligente y emocional, y el medio para responder
efectivamente. Se alega que esta última
interacción entre el mecanismo y el medio ambiente produce la conducta y el
comportamiento; que el sentimiento y la actividad mental tienen su asiento en
el sistema endocrino, y que hasta la misma naturaleza del hombre se
justifica así. "Es probablemente verdad", continúa diciendo el Dr.
Leary 5, "que a la larga, cuando la actual especulación haya
sido sustituida por un conocimiento más preciso y mejor cimentado,
encontraremos la sede del temperamento en las glándulas de secreción interna
o en relación con ellas." El Dr. H. H.
Rubin 6 dice que
"estamos llegando rápidamente a la creencia de que todo lo que somos y
lo que podemos esperar ser, depende en gran parte, de haber nacido con las
glándulas de secreción interna normales o anormales". A su vez el Dr. D.
Leary 7 dice:
"Las emociones están más estrechamente relacionadas con los órganos
internos, con los músculos estriados y con las glándulas de secreción
interna, que con los instintos". El Dr. I. G. Cobb 8 dice, "... sólo tres
partículas y media de secreción de la tiroides separan la inteligencia de la
idiotez. Es triste reconocer que la ausencia de una sustancia química pueda
dar como resultado la falta de desarrollo de la mente y del cuerpo de un
individuo". El Dr. Cobb dice
también en la introducción 9
que: "Es indiscutible la actividad de las glándulas para
determinar la construcción del cuerpo; la perspectiva mental –'los complejos del
comportamiento'– del individuo parece depender del bienestar físico; el
bienestar físico depende sin duda de la acción e interacción exitosa y de las
diversas secreciones glandulares... "Aunque
todavía estamos tan sólo bordeando el asunto, hemos avanzado bastante para
reconocer que, así como se establecen ciertas normas en el cuerpo, por un
arreglo particular de las glándulas de secreción interna, también la mente
recibe su cuota de la misma fuente". El profesor J.
S. HuxIey, citado por el Dr. Cobb, en una de sus conferencias dijo: "Es
evidente que el temperamento es aún más importante que el intelecto puro para
obtener éxito; en gran parte es una cuestión de equilibrio de las diversas
glándulas de secreción interna –tiroides, pituitaria y otras. Puede ocurrir
muy bien, que la fisiología aplicada del futuro, descubrirá el modo de
modificar el temperamento". 10 Respecto a esta
cuestión del temperamento, hace notar el Dr. W. E. Hocking 11
"No hay la más mínima razón para dudar del hecho general del profundo
efecto ejercido sobre el temperamento por las glándulas de secreción interna,
tales como la tiroides, las glándulas intersticiales o las suprarrenales. El
estímulo de ciertas glándulas, la inyección de sus productos o la nutrición
con ellas pueden producir cambios que antes hubieran sido conceptuados
milagrosos. La administración de tiroidina a un cretino puede llevarlo a un estado parecido al normal;
si se suspende la dosis, vuelve a su condición original; si se aumenta la
dosis, lamentablemente ni él ni nadie se eleva de la normalidad al genio;
sólo producimos otra forma de anormalidad. Hasta ahora no hubo un
descubrimiento químico que justifique abrigar la esperanza de mejorar al ser
humano normal. En verdad, ciertas drogas hacen que el individuo se sienta
genio, pero si los resultados no son juzgados de acuerdo a la misma
influencia, resultarán extrañamente decepcionantes. No podemos, por lo tanto,
alentar demasiadas esperanzas sobre el futuro del género humano, fundándonos
en estos descubrimientos. Pero en cierto y genuino sentido, el alma tiene su
química, y una deficiencia de iodo convertirá en idiota a un hombre
inteligente." Por lo tanto, la
consideración de las glándulas de secreción interna y de su efecto, no sólo
sobre la estructura física sino también sobre la conducta, es de vital
importancia. ¿Qué son las glándulas? Y, especialmente, ¿qué son las glándulas
de secreción interna, tan frecuentemente nombradas? El Dr. I. G. Cobb 12
dice: "Las
glándulas pueden ser divididas en dos grupos principales: las que conciernen
al sistema de drenaje –las glándulas linfáticas– y las que segregan productos para ser
utilizados en la actividad corporal. De las glándulas linfáticas no nos
ocuparemos aquí. El segundo grupo, cuya función consiste en proporcionar
fluidos que actuando mutua y concertadamente controlan y regulan los procesos
corporales, se compone de dos subdivisiones. "La primera
contiene glándulas con conductos, por los cuales descargan su contenido. La
segunda no posee conductos; sus secreciones son absorbidas directamente por
la corriente sanguínea, siendo conocidas como glándulas de secreción interna u 'órganos endocrinos', siendo
su producto denominado secreciones internas. Se llama 'endocrinología', al
estudio de las glándulas de secreción interna." Debe observarse que la
palabra "endocrino" viene
de la voz griega "krinein", que significa "separar". El Dr. H. H. Rubin 13
dice: "A estas
glándulas de secreción interna u órganos de secreción, se los llama con
frecuencia 'glándulas endocrinas'. Sus secreciones son absorbidas
directamente por la sangre, y de allí, a las corrientes de linfa nutridora
–parecería que el cuerpo suministra sus drogas. "Estas
secreciones contienen las 'hormonas', o mensajeros químicos del organismo,
que excitan algunas de las más maravillosas reacciones conocidas en
fisiología. Se ha llegado a declarar que las hormonas son para la fisiología,
lo que es el radio para la química". Este sistema de glándulas
endocrinas constituye funcionalmente una unidad, cuyos componentes trabajan
con la máxima colaboración o, interdependencia. Dice el Dr. Louis Berman 14,
que "el cuerpo de la mente es una perfecta corporación, de la cual son
rectoras las glándulas de secreción interna... Detrás del cuerpo y de la
mente se halla este panel de regentes". Todas las glándulas trabajan al
unísono. Se sabe que correlacionan su actividad, se equilibran mutuamente y,
mediante su efecto unido, se dice que hacen del hombre lo que él es. Forman en realidad, un
sistema estrechamente entrelazado, con funciones claramente definidas y
organismos de otros sistemas existentes en el mecanismo de la estructura
humana. Los sistemas sanguíneo y nervioso cumplen sus propias actividades,
pero están estrechamente vinculados con el sistema endocrino. La sangre
actúa misteriosamente como portadora de las hormonas peculiares de las
diferentes glándulas, y el sistema nervioso parece estar más específicamente
relacionado con el desarrollo psíquico, derivado del funcionamiento, normal o
anormal, de las glándulas endocrinas. En esta discusión del
sistema endocrino, llegamos lógicamente a la pregunta: ¿qué son
separadamente las glándulas de secreción interna? Empezando por la cabeza y
descendiendo, hay siete glándulas de especial importancia para ser clasificadas,
y son: Nombre......................Ubicación...........................Secreción 1. Glándula pineal................. cabeza.......................................
desconocida 2. Pituitaria............................
cabeza anterior.......................................................................
desconocida posterior.....................................................................
pituitrina 3. Tiroides................................
garganta................................... tiroxina 4. Timo parte
superior del pecho............................................
desconocida 5. Páncreas.............................
región del plexo solar.............
insulina 6. Suprarrenales.................... detrás de los riñones corteza..........................................................................
desconocida médula...........................................................................
adrenalina 7. Gónadas.............................. abdomen
inferior.................... testiculina ......................... y ovarina Desde que se escribió este
capítulo han continuado los experimentos con las glándulas de secreción
interna. Los detalles que aquí se dan no son definitivos ni concluyentes,
pero los postulados básicos de la autora, permanecen inmutables. F. B. De este modo hemos
distribuido entre la cabeza y el tronco, una red de importantes glándulas
que, según se pretende, rigen la estructura, desarrollo y cambios químicos
del cuerpo y, fisiológicamente, son responsables de las reacciones emotivas y
de los procesos mentales del ser humano. De allí que sean productoras de sus
cualidades, buenas o malas, de su comportamiento, de la conducción de sus
asuntos y de su mismo carácter. Consideraremos ahora las
siete glándulas mencionadas, pero limitando nuestra exposición a sus efectos
mentales y síquicos. 1.
Glándula pineal –ubicada en la cabeza–
secreción desconocida. La glándula pineal tiene
forma cónica, del tamaño de un guisante, y se halla en el centro del cerebro
en una pequeña cavidad, detrás y por encima de la glándula pituitaria, la
cual está ubicada un poco más atrás de la raíz de la nariz. La glándula pineal
está pegada al tercer ventrículo del cerebro. Contiene un pigmento similar
al de la retina del ojo, y también depósitos de lo que se ha llamado
"partículas de arenillas cerebrales". El Dr. Frederick Tilney 15
dice: "Se han
hecho numerosas tentativas para determinar la función –si tiene alguna– de la
glándula pineal. ¿Es indispensable para vivir o desempeña un papel importante
en alguna fase particular de la actividad metabólica? Quizá podamos admitir
que este órgano posee una función en el hombre y en la mayor parte de los
mamíferos. No es improbable que esta función esté determinada,
particularmente, por una secreción interna; secreción que, sin embargo, no es
indispensable para vivir. La influencia exacta de la secreción pineal, es aún
oscura". También se ha insinuado, que
esta glándula regula nuestra susceptibilidad a la luz; que tiene un efecto
definido sobre lo naturaleza sexual; que está relacionada con el desarrollo
del cerebro, y que su funcionamiento activo produce la precocidad intelectual,
como se indica claramente en el caso histórico que va a citarse más adelante.
Se ha denominado a esta glándula el tercer ojo y también el ojo del cíclope.
Aparte de estos hechos y conjeturas, los investigadores dicen francamente que
nada saben, y que los experimentos han aportado poca luz. Se ha experimentado
alimentando a niños y anormales con extracto de glándula pineal, pero la
respuesta fue nula cuando el sujeto tenía más de quince años de edad, y
contradictoria en los demás casos, por lo cual fue imposible llegar a
conclusiones. Hasta hace pocas décadas, se
concedió escasa importancia a la glándula pineal. Ocurrió entonces el caso,
registrado por el Dr. Louis Berman 16, de un niño que fue llevado
a una clínica alemana, padeciendo de trastornos visuales y de dolores de cabeza.
Tenía cinco años de edad y era muy desarrollado (aparentemente, había llegado
a la edad de la adolescencia). Mentalmente era brillante en forma anormal, y
discutía temas metafísicos y espirituales. Tenía una fuerte conciencia
grupal, y sólo era feliz cuando compartía con otros lo que tenía. Después que
ingresó en la clínica empeoró, y murió un mes más tarde. La autopsia reveló
un tumor en la glándula pineal. Como se verá más adelante,
dicho caso tiene un interés especial, en vista de las conclusiones a que
llegaron los filósofos orientales. La mayoría de los libros
dicen que, según los filósofos antiguos, la glándula pineal era la sede del
alma, y se cita con frecuencia a Descartes, que decía: "En el hombre,
el alma y el cuerpo, hacen contacto en un solo punto, la glándula pineal,
que está en la cabeza". En la antigua creencia de
que la glándula pineal es la sede del alma y en el hecho aparentemente
establecido de que sea una glándula característica de la infancia y que se
atrofia después, ¿no hay quizás alguna conexión real e indicación de la
verdad oculta? Los niños tienen una gran facilidad para creer en Dios y
reconocerlo. Cristo decía: "El reino de los Cielos está en vosotros, y a
menos que vuelvan a ser niños, no podrán entrar en el Reino de los
Cielos". Veamos también la "Oda
a las Vislumbres de la Inmortalidad", extraída de "Reminiscencias
de la Primera Infancia", de Wordsworth. Nuestro nacimiento es un sueño y un olvido; y el alma que nace con nosotros, estrella es
de nuestra vida; ha tenido su ocaso en otra parte y de muy lejos viene; no venimos con total olvido, ni completa desnudez, sino dejando una estela de nubes de gloria,
venimos de Dios que es nuestro hogar: El cielo nos circunda en nuestra infancia, las sombras de la cárcel comienzan a cerrarse sobre el niño que crece, pero contempla la luz, y de donde viene, viéndola en su alegría. El joven que cada día se aleja de Oriente es un sacerdote de la naturaleza, y la visión espléndida lo acompaña en su camino. A la larga el hombre percibe cómo desaparece, y se desvanece en la luz cotidiana. La filosofía oriental
confirma esta posible conexión entre la glándula pineal y el alma. 2.
La glándula pituitaria –ubicada en la cabeza–
cuya secreción del lóbulo anterior es desconocida y la del posterior es la
pituitrina. El interés por la glándula
pituitaria fue evidente durante siglos, pera hasta fines del siglo xix, tan poco se sabía sobre ella que
era considerada un órgano de secreción externa. Constituye realmente dos
glándulas en una. Tiene el tamaño aproximado de un guisante, y está ubicada
en la base del cerebro, a corta distancia y detrás de la raíz de la nariz. Esta glándula ha sido
llamada "el tesoro predilecto de la naturaleza", está alojada en
un nicho, como si fuera "un cráneo dentro de otro". Como ocurre con
la mayoría de las glándulas, en una u otra forma, tiene una estrecha relación
con el sexo, y también con los fenómenos periódicos tales como el sueño y las
épocas sexuales. Se dice que provee el continuo esfuerzo y el consumo de la
energía y es esencial para la vida. Se cree que estimula células cerebrales,
que influye en forma directa e importante sobre la personalidad, también que
el insuficiente desarrollo pituitario, causa, o por lo menos acompaña una
conspicua inferioridad moral e intelectual y la carencia de autocontrol, pero
cuando hay un buen desarrollo pituitario, habrá también una pronunciada
actividad y resistencia mentales. Parece tener una relación muy estrecha con
nuestras cualidades mentales y emotivas. Según he dicho, la
pituitaria es realmente dos glándulas en una. La secreción de la pituitaria
posterior es la pituitrina. "La post‑pituitaria
rige el instinto sexual maternal y su sublimación, los instintos sociales
creadores... Puede decirse que energetiza profundamente la ternura
emotiva... Porque todos los sentimientos básicos (opuestos al
sentimentalismo intelectualizado de autoprotección) , la ternura del corazón,
la simpatía y la impresionabilidad, están entretejidos con sus
funciones". La secreción de la antepituitaria es
desconocida: "La
antepituitaria ha sido descrita como la glándula de la intelectualidad...
Entendemos por intelectualidad, la capacidad de la mente para controlar el
medio ambiente mediante conceptos e ideas abstractas". 17 Luego añade 18: "La actividad mental va
acompañada por una creciente función de la antepituitaria, si es intelectual,
y de la post‑pituitaria si es emocional." Del estudio de estos
comentarios se deduce claramente que las cualidades personales –emociones
denominadas instintos maternales, que compartimos con los animales, amor a
nuestros semejantes, o amor a Dios– se consideran dependientes, en gran
parte, de la condición de la glándula pituitaria, así como también de la
capacidad de razonar. Planteado el problema desde
un punto de vista diferente, quien estudia la sabiduría oriental prueba la
relativa exactitud de todas estas inferencias. 3. La tiroides –ubicada en
la garganta–, cuya secreción es la tiroxina. De la glándula tiroides se
sabe más que de la glándula pineal o del cuerpo pituitario, lo cual es de
esperar desde el punto de vista de la sabiduría oriental. Esta glándula se
halla a horcajadas del cuello, sobre la tráquea, cerca de la laringe, siendo
de gran tamaño. En un tiempo fue considerada glándula sexual; llamada con
frecuencia "el tercer ovario",
siempre está implicada en los casos referentes a los ovarios. En los
vertebrados inferiores está claramente conectada con los conductos de los
órganos sexuales, pero en la marcha ascendente de la evolución "tal
relación se pierde, la tiroides emigra cada vez más a la región de la cabeza,
para convertirse en el vinculo entre el sexo y el cerebro" 19. Se la llama el gran diferenciador
de los tejidos, y tiene un poder antitóxico que impide el envenenamiento,
acrecentando la resistencia a las toxinas. La glándula tiroides
controla ante todo, sin embargo, el metabolismo de la energía. Se la llama el
lubrificador eficiente de la transformación de la energía, y el gran catalizador
de la energía del cuerpo. Controla la velocidad del vivir, y es la piedra
clave del sistema endocrino, siendo indispensable para la vida. Basándose en investigaciones
con anormales, deficientes e idiotas, los investigadores llegaron a la
conclusión de que, según las palabras del Dr. Louis Berman : 20 "Sin
tiroides no puede haber complejidad de pensamiento, ni cultura, ni educación,
ni formación de hábitos, ni energía que responda a las situaciones, así como
tampoco desenvolvimiento físico de funciones y facultades, ni reproducción de
la especie, y ningún signo de adolescencia en la edad debida, ni
manifestación posterior de las tendencias sexuales... " Se dice también que 21: "La sensibilidad, la
capacidad de discernir entre los grados de sensación y de agudeza de
percepción, es otra cualidad de las tiroides. Cuanto más energética es la
tiroides, tanto más sensible es el individuo. Cuanto más sensible a las
cosas, siente más rápidamente el dolor, porque llega con mayor rapidez a la
etapa en que el estímulo perjudica a su sistema nervioso". Tanto la tiroides como la
pituitaria, tienen también estrecha conexión con la memoria 22. "... la
pituitaria parece estar relacionada con la preservación del depósito de la
memoria... La memoria de la tiroides se aplica particularmente a la
percepción y a los preceptos; la pituitaria a la concepción (lectura,
estudio, pensamiento) y a los conceptos". 4. La timo –ubicada en la
parte superior del pecho–, de secreción desconocida. De la glándula timo nada sabemos
prácticamente; es la más misteriosa de todas. Análogamente a la glándula
pineal, es considerada también la glándula de la niñez, pero de ambas se ha
eludido hasta ahora la investigación. La glándula timo está
situada en el pecho, abarca la porción superior del corazón y quizá tenga
relación con la nutrición y el crecimiento... Parece estar conectada con la
naturaleza irresponsable del niño y, cuando funciona excesivamente en los
adultos, produce al hombre o mujer irresponsable y a los amorales. 5. El páncreas –ubicado en
la región del plexo solar–, secreción, la insulina. La mayor parte de la
información dada en relación con el páncreas es estrictamente fisiológica,
por lo tanto está fuera de lugar aquí. Basta decir, sin embargo, que se halla
en el abdomen, cerca del plexo solar (el cerebro de la naturaleza animal
instintiva), y concierne íntimamente a la movilización de la energía para
fines físicos y mentales". Tiene dos secreciones, ambas de insulina;
una, relacionada con el proceso digestivo, y la otra se sabe que es vital
para el metabolismo del azúcar para las células. Sin suficiente azúcar para
las células ningún trabajo muscular o nervioso (esencial en la lucha por la
existencia) es posible 23. 6. Las suprarrenales
–ubicadas detrás de los riñones–, la secreción de la corteza suprarrenal es
desconocida, la de la médula suprarrenal es la adrenalina. Las glándulas suprarrenales
son en sí dobles y están situadas a ambos lados del abdomen, a horcajadas y
detrás de los riñones. Tienen que ver con el crecimiento general y el desarrollo
de las células cerebrales. La secreción de la corteza de las suprarrenales
(aún innominada), es una fuente de secreción interna productora de la
madurez. En todo caso, las glándulas
suprarrenales son primordialmente las glándulas combativas. Producen esa
respuesta inmediata y activa que el hombre demuestra en los momentos de
peligro o ira, estimulándose su secreción en las emergencias. El dolor, la
ira y el temor, tienen efecto definido sobre su secreción y se dice 24 que
"toda su médula segrega la sustancia que produce el fenómeno del temor,
y la de su corteza predomina en las reacciones iracundas". También
que: 25
"El valor
está tan estrechamente relacionado con el temor y la cólera, que siempre se
los asocia en toda discusión. Generalmente se cree que el valor es la emoción
contraria al temor. De allí coaligamos que el valor significa sencillamente
la inhibición de la médula suprarrenal. De hecho, el mecanismo del valor es
más complejo. Hay que distinguir entre el valor animal y el valor deliberado.
El valor animal es, literalmente, el de la bestia. Según se ha observado, los
animales que tienen mayor cantidad de corteza suprarrenal, son los más
belicosos, agresivos y acometedores, los reyes de los campos y de las selvas.
La emoción que experimentan, probablemente es la ira, con sed de sangre, sin
preocuparse de las consecuencias. El objeto atacado actúa como trapo rojo
ante un toro, estimulando la afluencia de la secreción de la corteza suprarrenal,
excitando el instinto de la ira, según se dice, por la nueva condición de la
sangre. En el valor deliberado hay algo más que instinto. Tenemos un acto
volitivo, un despliegue de la voluntad. Admitiendo que, sin corteza
suprarrenal, tal valor sería imposible, el principal crédito para el valor
debería adjudicársele a la antepituitaria. La adecuada conjunción de su
secreción y la de la corteza suprarrenal produce el verdadero valor. Así
actos de valor fueron registrados más frecuentemente
en individuos de tipo antepituitario". 7. Las gónadas –ubicadas en
el bajo vientre–, secreción de los testículos y de los ovarios. Las gónadas o glándulas
intersticiales, son las glándulas sexuales de secreción externa, pero se sabe
que tienen también una secreción interna. Su común secreción es el medio para
la reproducción. Es innecesario extenderse mucho sobre los efectos de las
gónadas en la personalidad. El impulso sexual y sus varios efectos
subsidiarios, tanto físicos como síquicos, han sido bien estudiados y reconocidos,
y tales estudios, en gran parte referentes a perversiones e inhibiciones, han
probado ser de suprema importancia para comprender a la humanidad. Algunos
psicólogos relacionan todas las reacciones humanas (físicas, emocionales y
mentales) con el sexo y únicamente con éste. Sabemos que detrás de cada
posición extrema hay un fondo de verdad. Otros consideran que el sexo
representa un papel importante, pero no es responsable de todo. La sabiduría
oriental ofrece una interpretación que merece ser considerada, y aparecerá
cuando estudiemos los centros de fuerza y su relación con las glándulas. De todo lo anterior y de
muchos libros y artículos leídos sobre el tema, puede darse el siguiente
breve resumen: Toda la cuestión permanece
en un estado experimental y queda aún mucho por hacer. Sin embargo, se
observará que existe estrecha relación entre las glándulas y sus funciones
similares. La mayoría tiene que ver con el metabolismo del cuerpo y con el
crecimiento, y todas parecen estar estrechamente relacionadas con la vida
sexual. Final y aparentemente, determinan el tipo y el temperamento de la
personalidad. Siendo la ciencia, como es,
experimental, el hombre parece haber sido por fin psicoanalizado y
comprendido. Esos procesos sutiles e intangibles, llamados emociones y
conceptos mentales, lo explican en términos de materia. Todo lo que el hombre
es, se achaca a las glándulas, al sistema nervioso, al desarrollo bueno o
malo y al funcionamiento del mecanismo humano de contacto y de respuesta. A
un santo se lo podría convertir en un pecador y a un pecador en un santo, y
esto simplemente acrecentando o disminuyendo ciertas secreciones internas.
Así, el hombre no sería mejor ni peor que el equipo con el cual viene al
mundo, y el mecanismo es la suma total del hombre. Puede mejorarlo o
emplearlo erróneamente; pero ese mecanismo sería el factor determinante. Así
se elimina el libre albedrío y se niega la inmortalidad. Lo mejor que puede
hacer el hombre es actuar de modo de sentirse feliz y aceptar también la responsabilidad
de construir cuerpos más perfectos, para que en la próxima generación pueda
manifestarse mejor físicamente. Estemos de acuerdo o
discrepemos con esas conclusiones, debemos al menos admitir que, siendo el
mecanismo el objeto de todo estudio, sería eventualmente posible establecer
las leyes y métodos por los cuales puedan construirse cuerpos perfectos que,
a su vez, sean los instrumentos por los que funcione una naturaleza síquica
perfecta. Pero, ¿son correctas estas
conclusiones sobre las glándulas endocrinas? ¿Está el hombre bien clasificado
y rotulado en líneas generales que sólo nos resta llenar huecos en el diseño
general? ¿Quién puede decirlo? A mi modo de ver, la respuesta radica en dos
preguntas o dos grupos de ellas: una primordialmente individual, la otra
omniabarcante. Respecto al individuo ¿las
glándulas y las funciones glandulares son causas primarias, o sólo meros
efectos o instrumentaciones? ¿No hay en realidad algo más grande o
subyacente? ¿No hay en cada uno de nosotros un alma que funciona por medio de
todo el mecanismo físico y psíquico? En resumen ¿no tenía razón San Pablo, al
decir que el hombre tiene un cuerpo natural y un cuerpo espiritual, y que una
cosa es el esplendor del cuerpo natural y otra la gloria del cuerpo, espiritual? Referente a la segunda y más
amplia pregunta: ¿puede un mero mecanismo constituir el todo, o el fin de
todo, y nuestro único objetivo consistir en el perfeccionamiento del mismo?
Si es así "comamos y bebamos pues mañana hemos de morir". ¿No existe
en nosotros un yo más sutil (llámeselo espíritu, alma, o lo que se quiera), y
no forma él, de por sí, parte de un Todo trascendente (llámesele Dios como
en las religiones, o Superalma –como Emerson, o por cualquier otro nombre),
en cierto caso un Todo trascendente, cuya gloria y radiación sobrepasan a
toda comprensión? ¿No nos unificaremos nunca con Ése, y, entre tanto, no nos
impulsará hacia adelante el anhelo de esa unificación? Este ser corruptible
¿no buscará la incorruptibilidad? o este ser mortal, ¿no buscará la
inmortalidad? ¿No podrá jamás ser vencida la muerte? Para responder a estas
preguntas, dirijámonos a la Sabiduría de Oriente. Notas: 1 - Modern Psychology:
Normal and Abnormal, págs. 10, 14, 18. 2 - Self, Its Body and
Freedom, pág. 46. 3 - Modern Psychology:
Normal and Abnormal, pág. 45. de D. Leary. 4 - Ídem, pág. 33. 5 - Ídem, pág. 189. 6 - Your Mysterious
Glands, pág. 10. 7 - Modern Psychology:
Normal and Abnormal, pág. 61. 8 - The Glands of
Destiny, pág. 5. 9 - Ídem, págs. 3,
6. 10 - Ídem, págs. 11, 12. 11 - Selft its Body
Freedom, págs. 58, 59. 12 - The Glands of
Destiny, pág. 1. 13 - Your Mysterious
Glands, pásg. 8, 9. 14 - The Glands
Regulating Personality, pág. 86. 15 - The Pineal Gland,
págs. 537, 542. 16 - The Glands
Regulating Personality, pág. 89. 17 - Ídem, pág. 178 18 - Ídem, pág. 236. 19 - Ídem, pág. 46. 20 - Ídem, pág. 55. 21 - Ídem, pág. 180. 22 - Ídem, pág. 182. 23 - Ídem, pág. 93. 24 - Ídem, pág. 76. 25 - Ídem, pág. 177. |
Capítulo iii La teoría del cuerpo etérico El psicólogo oriental parte de lo que el occidental
considera hipotético. El primero concede la máxima importancia a la naturaleza
espiritual del hombre; cree que la naturaleza física es el resultado de la
actividad espiritual; sostiene que todo lo visto objetivamente no es más que
la manifestación externa de energías internas subjetivas; considera que toda
la mecánica del Cosmos y del hombre son efectos, y cree que el científico tan
sólo se ocupa de los efectos. Su posición puede ser resumida como: Primero: No hay nada más que energía,
funcionando por medio de una sustancia que compenetra y activa todas las formas,
y es análoga al éter del mundo moderno. La materia es energía o espíritu en
su forma más densa; el espíritu es materia en su aspecto más sublimado. Segundo: Todas las formas están compenetradas
por este éter, las cuales poseen una forma o cuerpo etérico. Tercero: Así como el minúsculo átomo tiene un
núcleo o núcleos, positivos, y aspectos negativos, también todo cuerpo
etérico posee centros positivos de fuerza, en medio de sustancias negativas.
El ser humano tiene también un cuerpo etérico, positivo respecto al cuerpo
físico negativo, al cual energetiza para que entre en actividad; actúa como
fuerza coherente, manteniéndolo en existencia. Cuarto: El cuerpo etérico del hombre posee
siete núcleos principales de energía, a través de los cuales afluyen diversos
tipos de energía que producen su actividad psíquica. Estos núcleos están
relacionados con el sistema cerebro espinal; la base de esta actividad
psíquica, o sede de la naturaleza del alma, está situada en la cabeza. El
principio regente se halla, por lo tanto, en la cabeza, y desde este centro
debe ser dirigido y energetizado todo el mecanismo, valiéndose de los otros
seis centros de fuerza. Quinto: Actualmente sólo funcionan
determinados centros en el hombre y el resto está pasivo. Todos los centros
están plenamente activos en el ser humano perfecto, y producen un
desenvolvimiento psíquico y un mecanismo perfectos. La importancia que el oriental da a la energía
espiritual y el occidental a la estructura o mecanismo, explican totalmente
la naturaleza psíquica del hombre en su aspecto superior e inferior. Para unir la concepción oriental o vitalista y la
occidental o mecanicista, tendiendo un puente entre ambas, es necesario
establecer la realidad de la existencia del cuerpo etérico. El sistema oriental es abstruso e intrincado, y
desafía todo resumen. Sin embargo, es necesario una breve introducción,
dándose por lo tanto, el siguiente delineamiento. Es incompleto, pero
proporciona una perspectiva inteligible del campo, y por breve que sea servirá
su propósito. Al dar este delineamiento haremos afirmaciones
positivas, en lugar de repetir continuamente que "la psicología oriental
cree", o que "los orientales declaran", o expresiones
parecidas. Baste reconocer, de una vez por todas, que a la mente occidental
debe presentársele como hipótesis, para someterla a pruebas y ver si puede
ser o no corroborada. Después de esta introducción, delinearemos la teoría
oriental. Existe una sustancia universal, fuente de todo, pero
tan sublimada y sutil que está realmente más allá del alcance de la
inteligencia humana. Comparada con ella, la fragancia más delicada, los
danzantes y radiantes rayos solares, la gloria carmesí de la puesta del sol,
son burdos y terrenos. Es una "red de luz" siempre invisible para
el ojo humano. La palabra clave "sustancia", que sugiere
materialidad, es inapropiada. Sin embargo, es útil reducir esta palabra a sus
raíces latinas: "sub" debajo, y "sto" permanecer. De
manera que sustancia es lo que está debajo o subyacente. Aunque esta sustancia universal es sutil y fugaz, en
otro sentido es aún más densa que la materia misma. Si pudiéramos concebir
un agente fuera de la sustancia universal (hipótesis contraria a todo hecho
y posibilidad), y que tal agente externo intentara comprimir la sustancia
universal o, de algún modo, afectarla desde afuera, se vería, entonces, que
la sustancia es más densa que todo material conocido. Inherente a la sustancia y a su perpetua contraparte,
se halla la vida, la vida incesante. Vida y sustancia son una y la misma;
una, v por siempre inseparables, aunque constituyen diferentes aspectos de
la realidad una. La vida como electricidad es positiva, la sustancia como
electricidad es negativa. La vida es dinámica, la sustancia es estática. La
vida es activa o espíritu, la sustancia es forma o materia. La vida es el
padre y engendra; la sustancia es la madre y concibe. Además de estos dos aspectos de la vida y la
sustancia, hay un tercero. La vida es actividad teórica o potencial, y
necesita un campo para actuar. La sustancia lo proporciona, y en la unión de
vida y sustancia flamea la energía activa. Tenemos así una sola realidad, la sustancia universal
–pero al mismo tiempo una dualidad coexistente; vida y sustancia y al mismo
tiempo una coexistente trinidad, vida, sustancia y la resultante interacción
llamada conciencia o alma. Todo el mundo manifestado surge de la energía (y de
los cofactores sustancia y conciencia). Todo cuanto se ve, desde el minúsculo
grano de arena a la más amplia extensión del cielo estrellado, desde un
salvaje africano hasta un Buda o un Cristo, todo es expresión de energía. La
materia es energía en su forma más densa o inferior; el espíritu es esta
misma energía en su forma más elevada o sutil. Así pues, materia es espíritu
descendente y degradado; espíritu, por el contrario, es materia ascendente y
glorificada. Al adquirir densidad, la energía adquiere o desciende
siete grados o planos. El hombre manifiesta tres. Posee su cuerpo físico, su
mecanismo emocional y su cuerpo mental, funcionando por lo tanto en tres
planos, o está despierto en tres, el físico, el emocional y el mental. Está a
punto de reconocer un cuarto y más elevado factor, el alma, el yo, a cuya
realidad pronto despertará. Los tres planos superiores, no requieren
comentarios en esta exposición elemental. Además de estos siete planos, cada plano tiene siete
subplanos. Analizaremos tan sólo los siete subplanos del físico o inferior. Todos los colegiales conocen tres subplanos de lo
físico, o los estados sólido, líquido y gaseoso; por ejemplo, el hielo, el
agua y el vapor. Existen cuatro planos más sutiles, o más bien, cuatro tipos
diferentes de éter. Estos cuatro coexisten con cada uno de los tres subplanos
conocidos, y los compenetran. El cuerpo físico del hombre no es una excepción. Tiene
también su contraparte etérica, su cuerpo etérico, el cual es positivo,
mientras que el cuerpo físico denso es negativo. El cuerpo etérico es el
factor cohesivo, y mantiene al cuerpo físico vivo y en existencia. La contraparte etérica del hombre o de cualquier cosa
física, es de sustancia, de vida y energía universales. Participa de todo,
pero no se basta a sí misma, ni existe independientemente. Se nutre de la
reserva de energía universal; en donde la contraparte etérica vive, se mueve
y tiene su ser. La energía actúa así por medio del etérico. Esto atañe al
hombre también. La energía universal funciona por medio de su cuerpo etérico.
Así como el hombre existe en siete planos, también el cuerpo etérico tiene
siete puntos de contacto con la energía –pero como únicamente hay tres planos
activos y cuatro dormidos, sólo se han desarrollado tres centros de fuerza, y
cuatro están aún sin desarrollar. Esto se tratará más adelante. Al procurar armonizar las dos escuelas, surge lógicamente
la pregunta: ¿Corrobora la ciencia occidental, la teoría oriental? Nada menos que un hombre de ciencia como Sir Isaac Newton,
aceptaba sin vacilar el medio universal del éter. En el último párrafo de su
Principia, dice 1: "Ahora podemos agregar
algo concerniente a cierto espíritu muy sutil que compenetra y está oculto en
todos los cuerpos burdos. Por la fuerza y la acción de ese espíritu, las
partículas de los cuerpos se atraen unas a otras si están cerca, y se
adhieren si están contiguas. Los cuerpos eléctricos operan a mayores
distancias, tanto al atraer como al repeler los circundantes corpúsculos, y
la luz es emitida, reflejada, refractada, desviada y da calor a los cuerpos;
toda sensación es excitada y los miembros de los cuerpos animales se rigen
por mandato de la voluntad, o por las vibraciones de este espíritu,
propagadas mutuamente por los sistemas sólidos de los nervios, desde los
órganos externos sensorios al cerebro y desde el cerebro a los músculos. Pero
estas cosas no se pueden explicar en pocas palabras, ni tenemos el suficiente
acopio de experimentos para una determinación precisa y una demostración de
las leyes, por las cuales actúa este espíritu eléctrico y elástico." Así, por lo antedicho, puede argüirse que
Newton reconocía la realidad del cuerpo etérico, subyacente en todas las formas,
incluso la humana. Como Newton no es de este siglo ni del último,
volvamos a una reciente edición de Encyclopedia Britannica 2,
donde dice sobre el "éter" que: "Se ha debatido con
frecuencia la cuestión de si el espacio es una mera abstracción geométrica, o
si tiene propiedades físicas definidas, que puedan ser investigadas. Respecto
a las partes que están ocupadas por la materia, es decir, por una sustancia
atrayente para los sentidos, nunca hubo duda alguna, y puede decirse que
toda la ciencia es una investigación de las propiedades de la materia. Pero
de vez en cuando se ha dirigido la atención a las porciones que intervienen
en el espacio, de las que está ausente la materia sensible, y éstas también
tienen propiedades físicas de las que no se ha hecho una investigación
completa. "Estas propiedades
físicas no atraen directamente a los sentidos, siendo, por consiguiente,
relativamente oscuras. Pero no hay, duda alguna de su existencia, ni aún
entre aquellos que prefieren emplear el término espacio. Un espacio dotado de
propiedades físicas es más que una abstracción geométrica, y se lo concibe
más convenientemente como una realidad sustancial, a la cual otro nombre le
sería apropiado. El término empleado no tiene importancia; hace mucho tiempo
que se inventó el término éter,
adoptado por Isaac Newton, y que puede servirnos a nosotros. El término
éter significa una genuina entidad que llena todo el espacio, sin solución de
continuidad ni cavidad alguna; es la única realidad física omnipresente, y
hay creciente tendencia a considerar que todo está constituido por ella en el
universo material, siendo la materia misma, con toda probabilidad, una de sus
modificaciones... "El éter es así necesario
para el propósito de transmitir lo que se llama fuerza de gravedad entre una
porción de materia y otra, y para el propósito más importante y universal de
trasmitir ondas de radiación entre una porción de materia y otra, por
pequeñas que sean y distantes que estén... "Las propiedades del
éter, probablemente no puedan expresarse en términos de materia; por carecer
de un indicio mejor, debernos proceder por analogía, y hacer una apología de
la elasticidad y de la densidad del éter, como representando cosas a las
que, si se tratara de materia, le adjudicaríamos esos nombres. Aún no hemos
investigado lo que en realidad esos términos expresan; pero si la materia
atómica tal como ahora se la considera probable, es una estructura del éter,
hay toda clase de razones para decir que el éter, en algún sentido, debe ser
mucho más denso que cualquier sustancia material conocida... "La estructura de la
materia puede compararse a una gasa muy sutil que subsiste en un medio
sustancial..." Otros científicos destacados amplían estos
puntos de vista. En el siglo xvii,
ya lo dijo Henry More, el platónico de Carnbridge, citado por el Dr. Edwin
A. Burt 3: "De ahí que pregunte si
es indigno de un filósofo preguntar a otro, si hay en la naturaleza una
sustancia incorpórea, que a la vez que pueda imprimir sobre un cuerpo
cualquiera todas las cualidades corpóreas, o por lo menos la mayoría de
ellas, tales como movimiento, apariencia, ubicación de las partes, etc..., fuera además capaz, ya que es casi
seguro que esta sustancia desplaza y detiene a los cuerpos, de agregar todo
lo que va implicado en tal movimiento, es decir, unir, dividir, dispersar,
ligar, formar las pequeñas partes, ordenar las formas, poner en movimiento
circular todo lo que está dispuesto para ello, o moverlo en cualquier
sentido, detener su movimiento circular, y hacer además otras cosas similares
necesarias para producir, de acuerdo con los principios, la luz, los colores
y los otros objetos de los sentidos... Finalmente, como la sustancia
incorpórea tiene el maravilloso poder de producir cohesión y de dispersar la
materia, combinarla y dividirla, exteriorizarla y separarla y, al mismo
tiempo, controlarla, por mera aplicación de sí misma, sin ataduras ni
engarces, sin otros instrumentos o proyecciones, es probable que no pueda
penetrar una vez más en sí misma, ya que no existe la impenetrabilidad para
frustrarse, expandirse nuevamente, y cosas análogas." Al
comentar a Henry More, el Dr. Burtt 4 continúa diciendo: "En este párrafo, More
amplía su razonamiento partiendo de la conclusión de que existe una sustancia
incorpórea en los seres humanos, llegando a la suposición de que existe una
sustancia incorpórea similar y principal en toda la naturaleza, porque estaba
convencido de que los hechos de la ciencia mostraban que la naturaleza no es
una máquina simple, como no lo es tampoco un ser humano." Robert Boyle, también en el siglo xvii, presentó la misma hipótesis, y
le asignaba dos funciones al éter: propagar el movimiento por impactos
sucesivos y ser un medio por el cual se manifiestan fenómenos curiosos, tales
como el magnetismo. "Quienes afirman que
puede existir tal sustancia en el universo, presentarán probablemente como
pruebas varios de los fenómenos que voy a relatar, pero si hay o no en el
mundo, alguna materia que responda exactamente a la descripción que hacen de
su primer y segundo elemento, yo no lo discutiré aquí, aunque diversos
experimentos aparecen argüir que existe una sustancia etérea, muy sutil y no
muy difundida" Volviendo nuevamente a los tiempos modernos,
dice Sir William Barrett 5: "El universo se nos
presenta como un conjunto de fenómenos –físicos, vitales e intelectuales–,
siendo la vitalidad organizada el vínculo entre los mundos del intelecto y de
la materia, que ocupan todo el reino de la vida animal y vegetal, en el cual,
en modo inescrutable para nosotros, se origina el movimiento entre las
moléculas de la materia, de tal índole que, aparentemente, se ponen bajo el
control de un agente distinto del físico, lo cual reemplaza a las leyes
comunes que regulan los movimientos de la materia inanimada o, en otras
palabras, dan origen a movimientos que no serían el resultado de la acción
de esas leyes que no han sido interferidas, por lo tanto, ello implicaría el
principio mismo, el origen de la fuerza." Las enseñanzas orientales consideran al cuerpo
vital como intermediario entre lo físico y lo intelectual: Actúa como agente
de la mente en el ser humano, y de la Mente universal en un sistema solar,
siendo interesante notar a este respecto, la triple enumeración,
"física, vital e intelectual", hecho por Sir William Barret. Sir Oliver Lodge 6, aunque
frecuentemente criticado por su opinión sobre la comunicación entre los vivos
y los muertos, en cuestiones de ciencia pura, es uno de los más destacados de
esta época, y dice: "¿Qué puede decirse del
éter que mantiene unidos a los átomos, éter fusionador esencial para la
configuración característica de un cuerpo, tan esencial como la materia
misma? "Comúnmente, no
prestamos atención al factor éter del cuerpo; no poseemos un órgano sensorio
capaz de concebirlo, sólo comprendemos directamente la materia: concebimos
claramente la materia sólo cuando somos niños, pero a medida que crecemos,
inferimos también la existencia del éter, por lo menos algunos de nosotros.
Sabemos que un cuerpo de forma característica o de configuración definida, no
puede existir sin las fuerzas de cohesión –por lo tanto no puede existir sin
el éter; no significando por el término éter la totalidad, sino la parte
inmaterializada, la parte que es la zona de tensión, el receptáculo de la
energía potencial, la sustancia en la cual están incrustados los átomos de
la materia. No sólo hay un cuerpo de materia, sino también un cuerpo de éter,
y ambos coexisten." También se ocupa del tema un artículo que
apareció en The Hibbert Journal 7 y presenta algunas conclusiones
interesantísimas y subjetivas: "La luz afecta al éter.
La luz es para el éter lo que el sonido para la materia... Sujeto a todas las
leyes de tiempo y espacio, plenamente sometido a las leyes de la energía,
fuente en gran parte de la energía terrenal, rigiendo todas las
manifestaciones de las fuerzas físicas, subyaciendo en la raíz de la
elasticidad, de la tenacidad y de todas las demás propiedades estáticas de la
materia, el éter recién comienza a ocupar el puesto que le corresponde en el
esquema de la física... "Las cargas eléctricas
compuestas de éter modificado, probablemente sean el material cósmico para
la construcción... Existe una gran masa de éter no diferenciado, entidad que
llena el espacio, donde existe todo lo material. Tenemos en el plan de la
física una dualidad: la materia y el éter. "Toda la energía
cinética pertenece a lo que llamamos materia, sea en forma atómica o
corpuscular; el movimiento o locomoción es su característica. Toda energía
estática pertenece al éter, al éter inmodificado y universal. Sus
características son la tensión y la fuerza. La energía siempre pasa de un
extremo a otro, alternativamente (del éter a la materia o viceversa), y en
este recorrido se realiza todo el trabajo. "Probablemente todo
objeto sensible posee una contraparte material y otra etérica. Sólo somos
sensiblemente conscientes de un aspecto, teniendo que inferir el otro. Pero
la dificultad de percibir este otro aspecto –la necesidad de la inferencia
indirecta– depende esencial y totalmente, de la naturaleza de nuestros
órganos sensorios, que revelan la materia y no el éter. Sin embargo, una es
tan real y sustancial como la otra, y su fundamental cualidad conjunta es la
coexistencia y la interacción. No la interacción en todas partes y en todo
momento, pues existen muchas zonas sin materia, aunque no hay zonas sin éter;
pero la potencialidad de la interacción y, con frecuencia, su conspicua realidad,
prevalece en todas partes y constituye la totalidad de nuestra experiencia
puramente mundana." En una nota suplementaria del artículo, dice: "El éter pertenece a la
estructura física de las cosas. Nadie supone que sea una entidad psíquica,
pero probablemente sirve para fines psíquicos, de igual modo que la materia.
Los profesores Tait y Balfourt Stewart conjeturaban una significación
psíquica en el éter del espacio, ya en 1875, considerándolo desde un punto de
vista religioso en ese tan discutido libro The Unseen Universe. El gran físico matemático J. Clerk
MaxweIl terminaba su artículo "El Éter", en la novena edición de la
Enciclopedia Británica, con
una manifestación de fe, no sobre esta especulación, de la cual evidenció
gran cautela, sino en la existencia real de un medio universal vinculador,
supersensorio, universal, suponiendo que desempeña muchas funciones
insospechadas." El Dr. Charles E. de M. Sanjous 8,
profesor de Endocrinología de la Universidad de Pensilvania, afirma su
creencia en este medio universal, en los siguientes términos: "Es evidente que la
necesidad de una inteligencia primaria y un medio coordinador y creador, tal
como el éter, se afirme en todas partes... "El éter, tal como lo
interpretan los científicos, reúne todas estas condiciones, y es el único
medio conocido por la ciencia capaz de hacerlo. Es invisible, compenetra toda
la materia, impregna ilimitadamente el universo por el movimiento ondulatorio.
No ofrece prácticamente resistencia a la energía radiante, ni aún a la luz
del sol y de las más distantes estrellas. Es el medio que transmite las ondas
de radio, de la telegrafía sin hilos, los rayos Becquerel, los rayos x o Roentgen, etc. ... "El éter está dotado de
poder creador en el espacio y en la tierra... El éter del espacio construye
por lo tanto sistemas solares como también materia, en forma coordinada e
inteligente, y dota a todos los elementos químicos, a los que ha dado forma,
con las propiedades que, como se sabe, poseen..." El Dr. C. E. M. Joad 9 de la
Universidad de Oxford, describe la actividad de esta fuerza vital, la
vivencia que anima a la materia, y muestra la relación entre la vida y la
forma. En realidad se acerca a la teoría oriental de la contraparte etérica y
de la energía que funciona a través de ella. "La
fuerza vital. Supongamos que en el principio, el Universo
fue puramente material, caótico, mortífero y vacuo, sin energía ni propósito
y carente de toda vida. En este universo inorgánico, se introdujo en
determinada etapa y proveniente de alguna fuente inexplicable, un principio
de vida, y por vida quiero significar algo que no puede expresarse en
términos de materia. Al principio, ciego y vacilante, un impulso o latido
puramente instintivo, tratando de expresarse, luchando para lograr un grado
cada vez más elevado de conciencia. Quizás concibamos que el ultérrimo
propósito de la fuerza vital sea el logro de la total y universal conciencia,
resultado que sólo puede obtenerse por la impregnación de vida y energía en
todo el universo, de modo que, empezando como el mundo de la 'materia', pueda
terminar como el mundo de la 'mente' o 'espíritu'. Con tal finalidad actúa
dentro de la materia y a través de ella, infundiendo y compenetrando la
materia con su propio principio de energía y de vida. A la materia así
compenetrada se la denomina organismo viviente. Los organismos vivientes
tienen que ser considerados a la luz de las herramientas o armas creadas por
la fuerza vital, para ayudarse a lograr su propósito. Análogamente al
universo mismo, cada organismo viviente está formado de un substrato de
materia animado por la vida, así como un trozo de alambre puede ser cargado
con una corriente eléctrica. Es una corriente vital que ha sido aislada en
una porción de materia. "La fuerza vital está
lejos de ser todopoderosa. Está limitada por la materia que trata de dominar;
sus métodos son experimentales, y varían de acuerdo a la etapa de evolución
alcanzada por aquellos para los cuales se creó el organismo. Distintos tipos
de seres cumplen mejor su propósito en diferentes etapas." Will Durant 10, que es sin duda el
autor más popular y más leído en cuestiones filosóficas, dice: "Cuanto más estudiamos
la materia, menos la vemos como fundamental, y más la percibimos como una
mera exteriorización de energía, pues nuestra carne es el signo externo de la
vida y de la mente... En el corazón de la materia, dándole forma y poder, hay
algo que no es material, poseído de su propia espontaneidad y vida; y esta
vitalidad sutil, oculta y, sin embargo, siempre revelada, es la esencia
final de todo lo que conocemos... La vida es lo primero y lo interno; la
materia coexiste con ella en el tiempo, y es inextricable en el espacio;
secundaria a ella en esencia, lógica y significación; la materia es la forma
y la visibilidad de la vida... "La vida no es una
función de la forma; la forma es un producto de la vida. El peso y la solidez
de la materia son el resultado y expresión de la energía intraatómica; cada
músculo o nervio del cuerpo es el instrumento modelado por el deseo." Estos libros y estos hombres de ciencia
demuestran que la doctrina oriental, de que existe un cuerpo etérico, como
medio de fuerza vital, de energía y de vida, no es el vago sueño de gentes de
tendencia mística, sino que es considerado como una realidad de la
naturaleza, por muchos investigadores occidentales, de mentalidad práctica. Resumiendo nuestras ideas,
podemos formularlas como: Detrás del cuerpo objetivo existe una forma
subjetiva constituida de materia etérica, que actúa como conductora del principio
vida de la energía o prana. Este principio vida es el aspecto fuerza del
alma, y por intermedio del cuerpo etérico, el alma anima a la forma, le da
sus peculiares cualidades y atributos, plasma sobre ella sus deseos y,
eventualmente, la dirige, a través de la actividad de la mente. Por
intermedio del cerebro, el alma energetiza al cuerpo para que entre en
actividad consciente y, valiéndose del corazón, todas las partes del cuerpo
son compenetradas por la vida. Esta teoría tiene estrecha analogía con la
teoría animista occidental, y la definiremos más adelante. El término
animismo ha bastado hasta ahora, pero probablemente sea sustituido por el de
"dinamismo", debido al desarrollo que tiene lugar dentro de la
conciencia humana. Por ser el hombre ahora una entidad plenamente consciente
de sí mismo, y por estar la personalidad integrada y actuante, ha llegado el
momento en que él puede demostrar, por vez primera, que existe un propósito
consciente y una voluntad rectora. Los tres estados de la naturaleza del hombre,
a que nos referimos anteriormente en este capítulo –el físico, el sensorio y
el mental– forman una entidad coordenada también por primera vez en la
historia de la raza. El yo rector puede por lo tanto regir y, por medio de la
mente, actuar sobre el cuerpo etérico o vital y, teniendo su punto de
contacto en el cerebro, impeler a su instrumento a una expresión totalmente
controlada y a la consiguiente actividad creadora. Así surgirá lo que llama
Hermann Keyserling 11 el "Ser más profundo", cuando
dice que: "La posibilidad de
desarrollar el ser más profundo y cómo hacerlo, es el siguiente interrogante.
Al hablar del ser de un hombre en contraposición a sus facultades, significa
su alma vital, y al decir que ese ser decide, indica que todas sus
impresiones están impregnadas de vida individual; que toda expresión irradia
de la personalidad y que esta personalidad es finalmente la responsable.
Ahora bien, tal penetración puede lograrse donde ella no existe, siendo esto
posible, en virtud de que el hombre, que posee una mente y un alma,
representa un sentido de conexión, en el cual su conciencia actúa libremente.
Es libre de destacar lo que quiere; de acuerdo al lugar acentuado, el
organismo psíquico cambia su centro, obteniéndose realmente un nuevo centro
del Ser. Por lo tanto si la investigación teórica demuestra que según el enfoque
de la conciencia, el centro del hombre radica en su Ser o en la superficie,
es prácticamente posible provocar el necesario proceso de cambio. De allí que
en principio, todos pueden lograr elevar su Ser, para lo cual sólo se
necesita acentuar persistentemente su Ser esencial, procurando
constantemente expresar sólo lo que está realmente de acuerdo con su Ser
interno. Esta tarea es seguramente difícil. Su solución no sólo es un proceso
muy lento, sino que necesita una técnica especial de adiestramiento." Cuando las psicologías oriental y occidental
se fusionen, y se estudie y comprenda la relación entre las glándulas y el cuerpo vital, con sus centros de
fuerza, creo que se acentuará grandemente la posibilidad de que el hombre
actúe como un alma, como una síntesis del mecanismo, de la vida, del
propósito y de la voluntad. Wm. Hocking 12 llega a la
conclusión siguiente: "Parecen existir
motivos para esperar un mejor futuro físico para la raza, con la ayuda de una
sana higiene mental; después de terminar con la era de los charlatanes y en
cierta medida con su ayuda, se presentará la posibilidad de ampliar
constantemente el autodominio, a medida que el sentido espiritual de tal
disciplina, como la yoga, se una a los sobrios elementos de la psicología
occidental y a un sano sistema de ética. Ninguna de estas cosas es de valor
sin las otras." Dos puntos merecen ser discutidos, antes de
pasar a una exposición detallada de la enseñanza oriental, referente a los
centros de fuerza. Uno es la consideración de la naturaleza del alma, el
otro la tentativa de considerar el testimonio de los siglos, respecto a la
probable ubicación de la conciencia del alma. Notas:
1.
Metaphysical Foundations of Modern Physical
Science, pág. 275 de Edwin Arthur Burtt.
2.
13ª. Edition, 1926. Article: Ether.
3.
Metaphysical Foundations of Modern Physical
Science, págs. 131, 132.
4.
Ídem. págs. 131, 132.
5.
On the Threshold of the Unseen, pág. 274
6.
Ether and Reality, págs. 161, 162.
7.
Ether, Matter and the Soul, enero 1919, Sir
Oliver Lodge.
8.
Strength of Religion as Shown By Science, págs.
152, 153.
9.
Mind and Matter, págs. 178, 179. 10.
Mansions of Philosophy, págs. 66, 67, 80, 81. 11.
Creative Understanding, págs. 180, 181. 12.
Self, Its Body and Freedom, pág. 75 |
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Año: 2002
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