La Voz del Silencio Helena Blavatsky |
Dedicado a los pocos
Las
páginas siguientes son entresacadas del Libro
de los preceptos de oro, una de
las obras que figuran
en manos de los Estudiantes de Misticismo en Oriente.
Su conocimiento es obligatorio en
aquella escuela, cuyas enseñanzas son admitidas por gran número de teósofos.
AsÍ es que, como muchos de estos preceptos los sé de memoria, su traducción ha
sido para mí un trabajo relativamente fácil.
Bien
sabido es que, en la India, los métodos de desarrollo psíquico varían según los
Gurús (preceptores o maestros), no sólo por el hecho de pertenecer a diversas escuelas filosóficas, de las cuales se
cuentan seis, sino también porque cada Gurú
tiene su propio sistema, que, en general, mantiene muy secreto. Pero,
más allá de los Himalayas, el método seguido en las escuelas esotéricas no
varia, a menos que el Gurú sea un simple Lama de
conocimientos no mucho mayores que los de aquellos a quienes enseña.
La
obra a que pertenecen los fragmentos que aquí traduzco, forma parte de aquella
misma serie de la cual han sido sacadas las estancias del Libro de Dzyan, en las que está
basada la Doctrina Secreta. El Libro de los preceptos de oro reclama
igual origen que la gran obra mística denominada Paramârtha, la cual, según nos dice la leyenda de Nâgârjuna, fue entregada al gran Arhat por los Nagas o «serpientes» (título que se daba a los antiguos
Iniciados) . Sin embargo, sus máximas y sus ideas, aunque nobles y originales,
se encuentran con frecuencia bajo formas diversas en las obras sánscritas tales
como el Dnyaneshari, soberbio
tratado místico en el cual Krishna describe a Arjuna con brillantes colores la
condición de un Yogui plenamente iluminado; y también en ciertos Upanishads. Esto es muy natural,
puesto que, si no todos, la inmensa mayoría de los más grandes Arhats, los primeros discípulos de
Gautama Buddha, eran indos y arios, y no mongoles, especialmente aquellos que
emigraron al Tíbet. Las obras dejadas sólo por Aryasanga son numerosísimas.
Los
Preceptos originales están
grabados en delgadad placas cuadrangulares, muchas de las copias lo están en
discos. Tales discos o placas se guardan generalmente en los altares de los
templos anexos a los centros en que se hallan establecidas las escuelas
llamadas «contemplativas» o Mahâyânas (Yogachârya).
Están escritos de distintas maneras, algunas veces en tibetano, pero
principalmente en caracteres ideográficos.
La
lengua sacerdotal (Senzar), además
de tener su alfabeto propio, puede ser expresada por medio de varios sistemas
de escritura cifrada, cuyos caracteres participan más de la naturaleza del
ideograma que de las sílabas.
Otro
método (lug, en tibetano)
consiste en el empleo de los números y colores, cada uno de los cuales
corresponde a una letra del alfabeto tibetano (que consta de treinta letras
simples y setenta y cuatro compuestas) , formando así un alfabeto criptográfico
completo.
Cuando se emplean los signos ideográficos, hay una manera definida de leer el
texto, pues en tal caso los símbolos y signos usados en astrología -esto es,
los doce animales del Zodiaco y los siete colores primarios, cada uno de ellos
triple en gradación o matiz, a saber: claro, primario y oscuro- representa las
treinta y tres letras del alfabeto simple, en lugar de palabras y frases.
Porque en este método, los doce "animales" repetidos cinco veces y
asociados con los cinco elementos y los siete colores, proporcionan un alfabeto
completo, compuesto de sesenta letras sagradas y doce
signos. Un signo colocado al principio del texto determina si el lector tiene
que descifrarlo según el sistema indio, en el cual cada palabra es simplemente
una adaptación sánscrita, o si debe hacerlo con arreglo al principio chino de
leer los signos ideográficos. El método más fácil, sin embargo, es aquel que
permite al lector no emplear ninguna lengua especial, o emplear la que más le
plazca, puesto que los signos y símbolos eran, como los guarismos o números arábigos, propiedad común e
internacional entre los místicos iniciados y sus discípulos. La misma
peculiaridad es característica de una de las formas de escritura china, la cual
puede ser leída con igual facilidad por cualquiera que conozca los caracteres;
por ejemplo, un japonés puede leerla en su propia lengua tan fácilmente como un
chino en la suya.
El
Libro de los preceptos de oro -algunos
de los cuales son prebúddhicos, mientras que otros pertenecen a una época
posterior- contiene unos noventa pequeños tratados distintos. De éstos aprendí,
hace años, treinta y nueve de memoria. Para traducir los restantes, tendría que
recurrir a multitud de notas diseminadas entre los papeles y cuadernos de
apuntes coleccionados durante los últimos veinte años y jamás puestos en orden,
siendo su número demasiado grande para que la tarea resultara cosa fácil. Por
otra parte tampoco podrían ser todos ellos traducidos y presentados a un mundo
sobrado, egoísta y apegado a los objetos de los sentidos, para estar en
disposición de
recibir en su verdadero espíritu una moral tan sublime. Pues, a no ser que el
hombre persevere formalmente en su empeño de lograr el conocimiento de sí mismo, jamás prestará complaciente
oído a reflexiones y enseñanzas de tal naturaleza.
Y
sin embargo, semejante ética llena volúmenes y más volúmenes en la literatura
oriental, especialmente en los Upanishads.
«Mata todo deseo de vida», dice Krishna a Arjuna. Tal deseo radica tan
sólo en el cuerpo, el vehículo del Yo encarnado, no en el YO que es «eterno,
indestructible, que ni mata ni es matado». (Katha Upanishad.) «Mata la sensación», enseña el Sutta Nipáta; «considera iguales el
placer y el dolor, la ganancia y la pérdida, la victoria y la derrota». Además:
busca tu refugio solamente en la «eterno». (Idem.) «Destruye el sentimiento de separatividad», repite
Krishna en todas formas. «La mente (Manas)
que se abandona a los errantes sentidos, deja el alma (Buddhi) tan desvalida como la
barquilla que es arrebatada por el huracán sobre las olas». (Bhagavad Gíta, II, 67.)
Por
lo tanto, se ha considerado más oportuno hacer una juiciosa selección tan sólo
de aquellos tratados que son más provechosos a los pocos místicos verdaderos de
la Sociedad Teosófica, y que con seguridad responderán a sus necesidades. Éstos
son los únicos que apreciarán aquellas palabras de Krishna-Christos, el Yo
Superior:
«Los
sabios no se afligen ni por los vivos ni por los muertos. Jamás he dejado yo de
existir, ni tú, ni ninguno de estos caudillos, ni tampoco dejará de existir en
lo venidero ninguno de nosotros». (Bhagavad-Gíta,
II, 11-12.)
En
esta traducción me he esmerado todo lo posible para conservar la poética
belleza del lenguaje y las imágenes que caracterizan al original. Hasta qué
punto ha coronado el éxito mis esfuerzos, el lector es quien ha de juzgarlo.
H. P. B.
Fragmento primero
Las
presentes instrucciones son para aquellos que ignoran los peligros de los IDDHI (1) inferiores.
Aquel
que pretenda oír la voz del Nada (2) «el Sonido insonoro», y comprenderla,
tiene que enterarse
de la naturaleza del Dâranâ.
(3)
Habiéndose
vuelto indiferente a los objetos de percepción debe el discípulo ir en busca
del Rajá (rey)
de los sentidos, al Productor del pensamiento, aquel que despierta la ilusión.
La
Mente es el gran destructor de lo Real.
Destruya
el discípulo al Destructor.
Porque:
Cuando
su propia forma le parezca ilusoria, como
al despertar, todas las formas que en sueños ve.
Cuando él
haya cesado de oír los muchos sonidos, entonces podrás discernir el UNO, el
sonido interno que mata el externo.
Entonces
únicamente, y no antes, abandonará la región de Asat, lo falso, para entrar en el reino de Sat, lo verdadero.
Antes
de que el alma pueda ver, debe haberse alcanzado la Armonía interior, y los
ojos carnales han de estar cegados a toda ilusión.
Antes
de que el alma pueda oír, es menester que la imagen (hombre) se vuelva tan
sorda a los rugidos como a los susurros; a los bramidos de los elefantes
furiosos, como al zumbido argentino de la dorada mosca de fuego.
Antes
de que el alma sea capaz de comprender y recordar, debe estar unida con el Hablante
silencioso, de igual modo que la forma en la cual se modela la arcilla, lo está
al principio con la mente del alfarero.
Porque
entonces el alma oirá y recordará.
Y
entonces al oído interno hablará
LA
VOZ DEL SILENCIO,
y
dirá:
Si
tu alma sonríe mientras se baña en la luz del Sol de tu vida; si canta tu alma
dentro de su crisálida de carne y materia; si llora en su castillo de
ilusiones; si pugna por romper el hilo argentino que la une al MAESTRO (4)
sabe, discípulo, que tu alma es de la tierra.
Cuando
tu alma en capullo (5) presta oído al bullicio mundanal; cuando responde a la
rugiente voz de la Gran Ilusión; (6) cuando temerosa a la vista de las
ardientes lágrimas de dolor, y ensordecida por los gritos de desolación, se
refugia tu alma, a manera de cautelosa tortuga, dentro de la concha de la
PERSONALIDAD, sabe, discípulo, que tu alma es altar indigno de su «Dios»
silencioso.
Cuando,
ya más fortalecida, tu alma se desliza de su seguro refugio, y arrancándose del
tabernáculo protector, extiende su hilo de plata y se lanza adelante; cuando al
contemplar su imagen en las olas del Espacio, murmura: «Éste Soy yo», declara,
discípulo, que tu alma está presa en las redes de la ilusión.(7)
Esta
tierra, discípulo, es la Mansión de dolor, en donde hay colocados, a lo ]argo
del Sendero, de tremendas
pruebas, diferentes lazos para recoger a tu YO, engañado con la ilusión llamada
«Gran Herejía».(8)
Esta
tierra, oh ignorante discípulo, no es sino el sombrío vestíbulo por el cual uno
se encamina al crepúsculo que precede al valle de la luz verdadera; luz que
ningún viento puede extinguir; luz que arde sin pabilo ni combustible.
Dice
la gran Ley: «Para llegar a ser CONOCEDOR del YO ENTERO (9) debes primeramente
ser conocedor del YO». Para lograr el conocimiento de tal YO, tienes que
abandonar el Yo al No-Yo, el
Ser al No-Ser, y entonces podrás tú responder entre las alas de la GRAN AVE.
(10) Sí, dulce es el reposo entre las alas de aquello que no ha nacido ni
muere, antes bien es el AUM a través de las eternidades (11)
Monta
en el Ave de Vida, si pretendes saber.(12)
Abandona
tu vida, si quieres vivir.(13)
Tres
Vestíbulos, oh fatigado peregrino, conducen al término de los penosos trabajos.
Tres Vestíbulos, oh vencedor de Mara, te conducirán por tres diversos estados
(14) al cuarto, (15) y de allí a los siete mundos, (16) a los mundos del Eterno
Reposo.
Si
deseas saber sus nombres, oye y recuerda:
El
nombre del primer Vestíbulo es Ignorancia
(Avidya).
Es
el Vestíbulo en que tú viste la luz, en que vives y en que morirás.(17)
E]
nombre del segundo es Vestíbulo
de la Instrucrión.(18) En
él encontrará tu alma las flores de vida, pero debajo de cada flor una
serpiente enroscada. (19)
El nombre
del tercer Vestíbulo es Sabiduría, más allá de la cual se
extienden las aguas sin orillas de AKSHARA, la fuente inagotable de
Omnisciencia.(20)
Si
quieres cruzar seguro el primer Vestíbulo, haz que tu mente no tome por la Luz
del Sol de Vida los fuegos de concupiscencia que allí arden.
Si
pretendes cruzar sano y salvo el segundo, no te detengas a aspirar el
aletargador perfume de sus flores. Si de las cadenas kármicas quieres
libertarte, no busques tu Gurú en
aquellas mayávicas regiones.
Los
SABIOS no se detienen jamás en los jardines de recreo de los sentidos.
Los
SABIOS desoyen las halagadoras voces de la ilusión.
Aquel
que ha de darte nacimiento, (21) búscalo en el
Vestíbulo de la Sabiduría, el Vestíbulo que está situado más allá, en
donde son desconocidas todas las sombras y donde la luz de la verdad brilla con
gloria inmarcesible.
Aquello
que es increado reside en ti, discípulo, como reside en aquel Vestíbulo. Si
quieres llegar a él y fundir los dos en uno, debes despojarte de las negras
vestiduras de la ilusión. Acalla la voz de la carne, no consientas que ninguna
imagen de los sentidos se interponga entre su luz y la tuya, para que así las
dos puedan confundirse en una. y tan pronto te hayas persuadido de tu propio Agnyana, (22) huye del Vestíbulo de
la Instrucción. Este Vestíbulo, tan peligroso en su pérfida belleza es
necesario sólo para tu prueba. cuidado, lanú,
no sea que, deslumbrada por el resplandor ilusorio, se detenga tu alma,
y en su engañosa luz quede presa.
Esta
luz radiante emana de la joya del Gran Engañador (Mara); (23) hechiza los sentidos, ciega la mente, y convierte
al incauto en un náufrago desvalido.
La
pequeña mariposa, atraída por la deslumbradora luz de tu lámpara de noche, está
condenada a perecer en el viscoso aceite. El alma imprudente que deja de luchar
aferrarla con el demonio burlón de la ilusión, volverá a la tierra como esclava
de Mara.
Contempla
las legiones de almas. Mira cómo se ciernen sobre el proceloso mar de la vida
humana, y cómo exhaustas, perdiendo sangre, rotas las alas, caen una tras otra
en las encrespadas olas. Sacudidas por los huracanes, acosadas por el furioso
vendadal, precipítanse en los regolfos, y desaparecen abismadas en el primer
gran vórtice.
Si
desde el Vestíbulo de la Sabiduría pretendes pasar al Valle de Bienaventuranza,
cierra por completo tus sentidos, discípulo, a la grande y espantable herejía
de separatividad que te aparta de los demás.
No
permitas que tú «nacido del Cielo», sumido en el mar de Maya, (24) se
desprenda del Padre Universal (ALMA) , antes deja que el ígneo Poder (25) se
retire al recinto más interno, la cámara del corazón (26) y morada de la Madre
del Mundo.(27)
Entonces,
desde el corazón aquel Poder ascenderá a la región sexta, la región media, el
lugar situado entre tus ojos, cuando se convierte en el aliento del ALMA UNA,
la voz que todo la llena, la voz de tu Maestro.
Sólo
entonces podrás tú convertirte en «Paseante del Cielo», (28) que con su planta
huella las auras sobre las olas, sin que a su paso los pies toquen las aguas.
Antes
de que puedas sentar el pie en el peldaño superior de la escala, la escala de
los místicos sonidos, tienes que oír la voz de tu Dios interno (29) de siete
modos distintos.
Como
la melodiosa voz del ruiseñor entonando un canto de despedida a su compañera,
es el primero.
Percíbese
el segundo a la manera del sonido de un címbalo argentino de los Dhyanis,
despertando las
centelleantes estrellas.
Suena
el siguiente como el lamento melodioso del espíritu del océano aprisionado
dentro de su concha.
Y
éste va seguido del canto de la Vina. (30)
El
quinto, a manera de flauta de bambú, suena vibrante en tu oído.
Y
luego se convierte en sonido de trompeta.
El
último vibra como el sordo retumbar de una nube tempestuosa.
El
séptimo absorbe todos los demás sonidos. Éstos se extinguen, y no se les vuelve
a oír más.
Cuando
los seis (31) han sido muertos y abandonados a los pies del Maestro, entonces
el discípulo está sumido en el UNO, (32) se convierte en este UNO, y en él
vive.
Antes
de entrar en aquel sendero, debes destruir tu cuerpo lunar (33) expurgar tu cuerpo
mental (34) y purificar tu corazón.
Las
puras aguas de eterna vida, claras y cristalinas, no pueden mezclarse con los
cenagosos torrentes del tempestuoso monzón.
La
gota de rocío celeste que acariciada por el primer rayo de sol matutino, brilla
en el seno del loto, una vez caída al suelo, conviértese en barro; mira: la
perla es ahora una partícula de cieno.
Lucha
ron tus pensamientos impuros antes que ellos te dominen. Trátalos como
pretenden ellos tratarte a ti, porque, si usando de tolerancia con ellos,
arraigan y crecen, sábelo bien, estos pensamientos te subyugarán y matarán.
Cuidado, discípulo, no permitas que ni aun la sombra de ellos se acerque a ti.
Porque crecerá, aumentará en magnitud y poder, y entonces esta cosa de
tinieblas absorberá tu ser antes que te hayas dado cuenta de la presencia del
monstruo negro y
abominable.
Antes
que el «místico Poder» (35) pueda hacer de ti un dios, oh lanú, debes haber adquirido la
facultad de destruir a voluntad tu forma lunar.
El
YO material y el Yo espiritual jamás pueden estar juntos. Uno de los dos tiene
que desaparecer: no hay lugar para entrambos.
Antes
de que la mente de tu alma pueda comprender, el capullo de la personalidad debe
ser aplastado, y el gusano del sensualismo ha de ser aniquilado, sin
resurrección posible.
No
puedes recorrer el Sendero antes de que tú te hayas convertido en el Sendero
mismo.(36)
Haz
que tu alma preste oído a todo grito de dolor, de igual modo que descubre su
corazón el loto para absorber los rayos del sol matutino.
No
permitas que el sol ardiente seque una sola lágrima de dolor, antes que tú
mismo la hayas enjugado en el ojo del afligido.
Pero
deja que las ardientes lágrimas humanas caigan una por una en tu corazón, y que
en él permanezcan sin enjugarlas, hasta que se haya desvanecido el dolor que
las causara.
Estas
lágrimas, oh tú de corazón muy compasivo, ,son los arroyos que riegan los
campos de caridad inmortal. En este suelo es donde crece la flor de la
medianoche, la flor de Buddha,(37) más difícil de encontrar y más rara de ver
que la flor del árbol Vogay. Es la semilla que libra del renacimiento al Arhat (38) a cubierto de toda lucha y
concupiscencia, y le guía a través de las regiones del Ser a la paz y beatitud
conocidas únicamente en la región del Silencio y del
No-Ser.
Mata
el deseo; pero si lo matas, vigila atentamente, no sea que de entre los muertos
se levante de nuevo.
Mata
el amor a la vida, pero si matas el tanha,(39) procura que no sea por la sed de
vida eterna, sino para sustituir lo pasajero con la perdurable.
Nada
desees. No te irrites contra el Karma (40)
ni contra las leyes inmutables de la Naturaleza. Lucha tan sólo contra lo
personal, lo transitorio, efímero y perecedero.
Ayuda
a la Naturaleza y con ella trabaja, y la Naturaleza te considerará como uno de
sus creadores y te prestará obediencia.
Y
ante ti abrirá de par en par las puertas de sus recintos secretos, y pondrá de
manifiesto ante tus ojos los tesoros ocultos en las profundidades mismas de su
seno puro y virginal. No contaminados por la mano de la materia, muestra ella
sus tesoros únicamente al ojo del Espíritu, ojo que jamás se cierra, y para el
cual no hay velo alguno en todos sus reinos.
Entonces
te indicará los medios y el camino, la puerta primera y la segunda y la
tercera, hasta la misma séptima. y luego te mostrará la meta, más allá de la
cual hay, bañadas en la luz del sol del Espíritu, glorias inefables, únicamente
visibles para los ojos del alma.
Sólo
existe una vereda que conduzca al sendero; sólo al término de ella puede oírse
la «Voz del Silencio». La escala por la cual asciende el candidato está formada
por peldaños de sufrimiento y de dolor: éstos únicamente pueden ser acallados
por la voz de la virtud. ¡Ay de ti, discípulo, si queda un solo vicio que no
hayas dejado atrás! Porque entonces la escala cederá bajo tus plantas y te
precipitará: su base descansa en el profundo cenegal de tus pecados y defectos,
y antes que puedas aventurarte a cruzar este ancho abismo de materia, tienes
que lavar tus pies en las aguas de la Renunciación. Sé precavido, no sea que
pongas un pie todavía manchado en el peldaño inferior de la escala. ¡Ay de
aquel que se atreva a ensuciar con sus pies fangosos un escalón tan solo! El
cieno inmundo y pegajoso se secará, se hará tenaz, pegará sus pies en aquel
sitio, y como el pájaro cogido en la liga del cazador astuto, quedará
imposibilitado para un nuevo progreso. Sus vicios adquirirán forma, y le
arrastrarán hasta el fondo. Sus pecados
levantarán la voz, semejante a la risa ya! plañido del chacal después de la
puesta del sol; sus pensamientos se convertirán en un ejército, y se lo
llevarán tras sí como a un esclavo.
Mata
tus deseos, lanú; reduce tus
vicios a la impotencia, antes de dar el primer paso en el solemne viaje.
Ahoga
tus pecados, enmudécelos para siempre, antes de levantar un pie para subir la
escala.
Aquieta
tus pensamientos y fija toda la atención en tu Maestro, a quien todavía no ves,
pero a quien tú sientes.
Funde
tus sentidos en un solo sentido, si quieres estar seguro contra el enemigo. Por
medio de este sentido único, que está oculto en la concavidad de tu cerebro, es
como puede mostrarse ante los ofuscados ojos de tu alma el escarpado sendero
que a tu Maestro conduce.
Largo
y penoso es el camino que tienes ante ti, discípulo. Un solo pensamiento (41)
acerca de lo pasado que dejaste en pos de ti, te arrastrará al fondo, y tendrás
que emprender de nuevo la subida.
Mata
en ti mismo todo recuerdo de pasadas experiencias. No mires atrás, o estás
perdido.
No
creas que pueda extirparse la concupiscencia satisfaciéndola o saciándola, pues
esto es una abominación inspirada por Mara. Alimentando al vicio es como se
desarrolla y adquiere fuerza, a la manera del gusano que se ceba en el corazón
de la flor.
La
rosa tiene que convertirse nuevamente en el capullo nacido de su tallo
generador, antes que el parásito haya roído su corazón y chupado su savia
vital.
El
árbol de oro produce las yemas preciosas antes que la tormenta haya maleado su
tronco.
El
discípulo ha de recobrar el estado
infantil que perdió, antes que el sonido primero pueda herir su oído.
La
luz del Maestro UNO, la luz áurea e inextinguible del Espíritu, lanza desde el
principio mismo sus refulgentes rayos sobre el discípulo. Sus rayos pasan a
través de las densas y oscuras nubes de la materia.
Ora
aquí, ora allí, estos rayos la iluminan, de igual modo que a través del espeso
follaje de la selva los rayos
del sol alumbran la tierra. Pero, a menos de ser pasiva la carne, fría la
cabeza, y el alma tan firme y pura como deslumbrador diamante, sus
irradiaciones no llegarán a la cámara,(42) sus rayos no calentarán el corazón,
ni los místicos sonidos de las alturas Akásicas (43) llegarán al oído del
discípulo, a pesar de todo su entusiasmo, en el grado inicial.
A
menos de oír, tú no puedes ver.
A
menos de ver, tú no puedes oír. Oír y ver: he aquí el segundo grado.
......................................................................................................
Cuando
el discípulo ve y oye, y cuando huele y gusta teniendo cerrados los ojos, los
oídos, la boca y la nariz; cuando los cuatro sentidos se confunden y se hallan
prestos a pasar al quinto, al del tacto interno, entonces ha pasado él al grado
cuarto.
Y
en el quinto, oh matador de tus pensamientos, todos éstos tienen que ser
muertos de nuevo sin esperanza alguna de reanimación.(44)
Aparta
tu mente de todos los objetos externos, de toda visión exterior. Aparta las
imágenes internas, no sea que proyecten una negra sombra en la luz de tu alma.
Tú
estás ahora en el DHARANA, (45) el grado sexto.
Una
vez hayas pasado al séptimo, oh tú dichoso, no verás ya más el Tres
sagrado,(46) porque tú mismo habrás venido a ser dicho Tres. Tú mismo y la
mente, como gemelos en una línea, y la estrella, que es tu meta, ardiendo
encima de tu cabeza. (47) Los tres que moran en la gloria y bienaventuranza
inefables han perdido ahora sus nombres en el mundo de Maya. Se han convertido en una estrella única, el fuego que arde
pero que no consume, aquel fuego que es el Upadhi (48) de la Llama.
Y esto, oh Yogui afortunado, es lo que los
hombres denominan Dhyâna
(49) el precursor dírecto del Samâdhi. (50)
Y
ahora tu Yo se halla perdido en
el YO, tú mismo en TI MISMO, sumido en AQUEL YO del cual tú emanaste
primitivamente.
¿En
dóde está tú individualidad, lanú? ¿En
dónde está el lanú mismo? Es la
chispa perdida en el fuego, la gota en el océano, el rayo siempre presente
convertido en el Radiación universal y eterna.
Y
ahora, lanú, tú eres el agente
y el testigo, el radiador y la radiación, la Luz en el Sonido y el Sonido en la
Luz.
Conoces
ya los cinco obstáculos, oh tú bienaventurado. Tú eres su vencedor, el Maestro
del sexto, el expositor de los cuatro modos de Verdad. (51) La luz que sobre
ellos se difunde, radia de ti mismo, oh tú, que fuiste discípulo y eres en la
actualidad Maestro.
Y en cuanto a estos modos de Verdad:
¿No
has pasado tú por el conocimiento de toda miseria, la Verdad primera?
¿No
has vencido al Rey de los Maras en Tsí, el pórtico de la asamblea, (52) la
verdad segunda?
¿No
has exterminado el pecado en la tercera puerta, y adquirido la Verdad tercera?
¿No
has entrado en el Tau, el
«Sendero» que conduce al conocimiento,(53) la verdad cuarta?
Y
ahora reposa bajo el árbol Bodhi, que
es la perfección de todo conocimiento; porque sábelo, tú eres
Maestro de SAMADHI. el estado de visión perfecta.
¡Mira!
Tú has llegado a ser la Luz, tú te has convertido en el Sonido, tú eres tu
Maestro y tu Dios.
Tú eres TÚ MISMO, el objeto de tus investigaciones, la incesante VOZ que resuena a través de
las eternidades, libre de cambio, exenta de pecado, los siete sonidos en uno,
la VOZ DEL SILENCIO.
Los dos senderos
Y
ahora, oh Maestro de Compasión, indica el camino a los demás hombres. Contempla
a todos aquellos que, llamando para ser admitidos. esperan en la ignorancia y
en las tinieblas ver abierta repentinamente la puerta de la ley suave.
La voz de los candidatos:
¿No
revelarás tú, Maestro de tu propia clemencia, la Doctrina del Corazón? (1)
¿Rehusarás guiar a tus siervos al Sendero de Liberación?
Dice el Maestro:
Los
Senderos son dos; las grandes Perfecciones, tres:
seis
son las Virtudes que trasforman el cuerpo
en el Arbol del Conocimiento.(2)
¿Quién
se aproximará a ellos?
¿Quién
será el primero que en ellos entrará?
¿Quién
oirá primeramente la doctrina de los dos Senderos en uno, la verdad sin velo
acerca del Corazón Secreto? (3)
La ley
que, rehuyendo el estudio, enseña la Sabiduría, revela una historia de
angustias.
¡Ah!
Triste cosa es que todos los hombres posean Alaya, (4) que sean uno con la Alma grande, y que, poseyéndola, Alaya les aproveche tan poco.
Contempla
cómo, a semejanza de la luna que se refleja en las aguas tranquilas, Alaya es reflejada por lo pequeño y lo grande, se reverbera en
los átomos más diminutos,. y sin embargo, no logra alcanzar el corazón de
todos. ¡Ah, qué tan pocos hombres se aprovechen el don, del inapreciable
beneficio de aprender la verdad, de lograr la verdadera percepción de las cosas
existentes, el conocimiento de lo no existente!
Dice el discípulo:
Oh
Maestro, ¿qué debo yo hacer para alcanzar la Sabiduría?
Oh
tú, sabio, ¿qué haré para obtener la perfección?
Dice el Maestro:
Ve
en busca de los Senderos. Pero, oh lanú,
sé limpio de corazón antes de emprender el viaje. Antes de dar el primer
paso, aprende a discernir lo verdadero de lo falso, lo siempre fugaz de lo
sempiterno. Aprende sobre todo a distinguir la Sabiduría de la Cabeza, de la
Sabiduría del Alma; la doctrina del «Ojo», de la del «Corazón».
Verdaderamente,
la ignorancia se asemeja a un vaso cerrado y sin aire; el alma es como un pajarilla
preso en su interior. No gorjea ni puede mover una pluma, mudo y aletargado
queda el cantor, y exhausto muere.
Pero
aun la ignorancia misma es preferible a la Sabiduría de la Cabeza, si ésta no
tiene la Sabiduría del Alma para iluminarla y dirigirla.
Las
semillas de Sabiduría no pueden germinar y desarrollarse en un espacio sin
aire. Para vivir y cosechar experiencia, necesita la mente anchura y
profundidad y fines que la atraigan al Alma-Diamante.(5)
No busques tales fines en el reino de Maya;
remóntate por encima de las ilusiones, busca al eterno e inmutable
Sat,(6) desconfiado de las falsas sugestiones de la fantasía.
Porque
la mente es parecida a un espejo; cúbrese de polvo mientras refleja. (7) Ha
menester de las suaves brisas de la Sabiduría del Alma para que arrebaten el
polvo de nuestras ilusiones. Procura, principiante, fundir tu mente con tu
Alma.
Huye
de la ignorancia, huye igualmente de la ilusión. Aparta tu faz de las
decepciones mundanales; desconfía de tus sentidos, porque son falsos. Pero en
lo interior de tu cuerpo, en el sagrario de tus sensaciones, busca en lo
impersonal al «hombre eterno», (8) y una
vez lo hayas encontrado, mira hacia dentro: eres Buddha. (9)
Apártate
del aplauso, oh tú, devoto. El aplauso conduce al engaño propio. Tu cuerpo no
es el yo; tu YO existe por sí mismo independientemente del cuerpo, y no le
afectan ni los elogios ni los vituperios.
La
propia alabanza, discípulo, es a manera de una torre elevada, a la cual ha
subido un loco presuntuoso, que permanece allí en orgullosa soledad e
inadvertido de todos, excepto de él mismo.
El
falso saber es desechado por el sabio y esparcido a los vientos por la buena
ley. Su rueda gira para todos, así para el humilde como para el soberbio. La
«Doctrina del Ojo» (10) es para la multitud; la «Doctrina del Corazón» es para
los elegidos. Los primeros repiten con orgullo: «Ved, yo sé»; los segundos,
aquellos que humildemente han recogido la cosecha, en voz baja dicen: «Así he
oído yo».(11)
«Gran
Tamizador» es el nombre de la «Doctrina del Corazón», discípulo.
La
rueda de la buena ley se mueve rápidamente. Muele de noche y de día. Separa del dorado grano la despreciable cascarilla, y de la harina los
desechos.
La mano del Karma guía la
rueda, y sus vueltas marcan los latidos del corazón kármico.
El
verdadero saber es la harina; la falsa ciencia es la cascarilla. Si quieres
comer el pan de Sabiduría, tienes que amasar tu harina ron las límpidas aguas
de Amrita; (12) pero si amasas
tú escorias con el rocío de Maya no harás sino preparar alimento para
las negras palomas de la muerte, para las aves de nacimiento, miseria y dolor.
Si
te dicen que, para convertirte en un Arhán
(13) tienes que dejar de amar a todos los seres, diles que mienten.
Si
te dicen que, para conseguir la liberación, has de odiar a tu madre y
desatender a tu hijo, negar a tu padre y llamare «amo de casa», (14) renunciar
a toda compasión por el hombre y el animal, diles que su lengua es falaz.
Esto
enseñan los Tirthikas,(15) los
incrédulos.
Si te
enseñan que el pecado nace de la acción, y la bienaventuranza de la inacción
absoluta, diles entonces que yerran. La falta de continuidad de la acción
humana; la liberación de la esclavitud de la mente por medio de la cesación del
pecado y de los vicios, no son para «Yos-Deva».(16) Tal dice la «Doctrina del
Corazón».
El
Dharma (17) del «Ojo» es la
encarnación de lo externo y de lo no existente.
El
Dharma del «Corazón» es la
encarnación de Bodhi; (18) lo
Permanentemente y lo Sempiterno.
La
lámpara arde con brillantez cuando la mecha y el aceite son puros. Para
purificarlos es menester un purificador. La llama no experimenta el proceso de
purificación. «Las ramas de un árbol son sacudidas por el viento; el tronco
permanece inmóvil».
La
acción e inacción pueden hallar juntas cabida en ti; agitado tu cuerpo,
tranquila tu mente, tan nítida tu Alma como un lago de la montaña.
¿Quieres
tú convertirte en un Yogui del «Círculo del tiempo»?
Entonces,
oh lanú:
No
creas que viviendo en selvas sombrías, en orgulloso retiro y apartamiento de
los hombres, no creas tú que alimentándote sólo con hierbas y raíces y
mitigando la sed con la nieve de la gran Cordillera; (19) no creas tú, devoto,
que todo esto pueda conducirte a la meta de la liberación final.
No
imagines que con quebrantar tus huesos y lacerar tus carnes te unas a tu «yo
silencioso».(20) No pienses que una vez vencidos los pecados de tu forma
grosera, oh Víctima de tus sombras (21) queden cumplidos tus deberes para con
la Naturaleza y el hombre.
Los
bienaventurados han desdeñado obrar de tal suerte. El León de la Ley, el Señor
de Misericordia (22) al descubrir la verdadera causa de la miseria humana,
abandonó inmediatamente el dulce pero egoísta reposo de la selva tranquila. De Aranyaka (23) , pasó a ser Maestro de
la humanidad. Después de haber Julai (24) entrado en el Nirvana, predicó en el monte y el llano, y pronunció discursos
en las ciudades, a los Devas, a los hombres ya los dioses. (25)
Siembra
buenas acciones, y recogerás el fruto de ellas. La inacción en una obra de
caridad, viene a ser acción en un pecado mortal.
Así
habla el Sabio:
¿Te
abstendrás de la acción? No es así como alcanzará tu alma su libertad. Para
llegar al Nirvana, debe uno
conseguir el conocimiento de Sí mismo; y el conocimiento de Sí mismo es hijo de
las buenas obras.
Ten
paciencia, candidato, como aquel que no teme ningún fracaso, ni acaricia
triunfo alguno. Fija la mirada de tu alma en la estrella cuyo rayo eres tú,
(26) en la estrella flamígera que resplandece en los tenebrosos abismos del
eterno Ser, en las regiones sin límites de lo Desconocido.
Ten
perseverancia, como aquel que resiste eternamente. Tus sombras viven y se
desvanecen; (27) aquello que en ti vivirá siempre, aquello que en ti conoce, porque es el conocimiento,
(28) no está dotado de vida efímera, es el hombre que fue, es y será, y para
quien jamás sonará la hora.
Si
pretendes lograr dulce paz y reposo, discípulo, siembra con las semillas del
mérito los campos de las cosechas venideras. Acepta las miserias del nacimiento.
Pasa
de la luz del sol a la sombra para hacer más sitio a otros. Las lágrimas que
riegan el árido suelo de dolores y tristezas, hacen brotar las flores y los
frutos de retribución kármica. Del horno de la humana vida y de su negro humo
elévanse llamas aladas, llamas puras, que remontándose más y más bajo el ojo
kármico, tejen al fin la tela gloriosa de las tres vestiduras del Sendero.(29)
Estas
vestiduras son: Nirmânakâya, Sambhoga
Kâya y Dharmakâya, la
sublime vestidura. (30)
La
vestidura Shangna, (31) puede verdaderamente proporcionar la
luz eterna. La vestidura Shangna sólo
da el Nirvana de destrucción; pone término
al renacimiento, pero, oh lanú, también
mata la compasión.
Los Buddhas perfectos que están revestidos de la gloria de Dharmakâya, no pueden ya coadyuvar a
la salvación del hombre. ¡Ah!, ¿serán todos los YOS sacrificados al Yo; la humanidad al bienestar de
Unidades?
Sabe,
principiante, que éste es el SENDERO patente,
el camino que conduce a la bienaventuranza egoísta, despreciada por los Boddhisattvas del «Corazón Secreto»,
los Buddhas de Compasión.
Vivir
para el bien de la humanidad, es el primer paso. Practicar las seis virtudes
gloriosas, (32) es el segundo.
El
tomar para sí la humilde vestidura del Nirmanakâya,
es renunciar a la eterna felicidad de uno mismo, para contribuir a la
salvación del hombre El obtener la bienaventuranza del Nirvana y renunciar luego a ella, es el paso final, supremo, el
más alto en el Sendero de la Renunciación.
Sabe,
discípulo, que éste es el SENDERO secreto
escogido por los Buddhas de Perfección que han sacrificado el YO a los
Yos más débiles.
Empero;
si la «Doctrina del Corazón» es de un vuelo excesivamente elevado para ti; si
has menester de auxilio para ti mismo y temes ofrecérselo a los demás, entonces,
oh tú de corazón tímido, sábelo con tiempo, conténtate con la «Doctrina del
Ojo» de la Ley.
Espera,
no obstante. Porque si el «Sendero secreto» es inaccesible para ti en este
«día», estará a tu alcance
«mañana».(33) No olvides que ningún esfuerzo, ni aun el más insignificante, así
en buena como en mala dirección, puede desvanecerse del mundo de las causas. Ni
aun el disipado humo queda sin huella. «Una palabra dura pronunciada en pasadas
vidas, no es destruida, vuelve de nuevo».(34) No nacerán rosas del pimentero,
ni la argentina estrella del perfumado jazmín se convertirá en una espina o un
cardo.
Puedes
tú crear en este «día» las eventualidades para tu «mañana». En la «Gran
Jornada», (35) las causas a cada hora sembradas llevan consigo, cada una de
ellas, su cosecha de efectos, porque la inflexible Justicia rige el mundo. Con
poderoso impulso de acción que jamás yerra, aporta a los mortales vidas de
felicidad o de sufrimiento, progenie kármica de todos nuestros anteriores
pensamientos y actos.
Atesora,
pues, por tanto mérito como hay en reserva para ti, oh tú de corazón paciente.
Ten buen ánimo y conténtate con tu suerte. Tal es tu Karma, (36) el Karma del cielo de tus nacimientos, el destino
de aquellos que en su dolor y tristeza, han nacido al mismo tiempo que tú,
regocíjate y llora de vida en vida, encadenado a tus acciones pasadas.
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Trabaja
para ellos «hoy», y ellos trabajarán para ti «mañana».
De
la yema de la Renuncia del Yo, brota el dulce fruto de la Liberación final.
Condenado
a perecer está aquel que, por miedo a Mara, se abstiene de ayudar al hombre,
como no sea en provecho propio. El peregrino que ansía refrescar sus secos
labios en las aguas vivas, y sin embargo no se atreve a lanzarse en ellas por
temor a la corriente, se expone a sucumbir de calor. La inacción originada del
miedo egoísta, no puede producir sino malos frutos.
El
devoto egoísta vive sin objeto alguno. El hombre que no desempeña la tarea que
tiene asignada en la vida, ha vivido en vano.
Sigue
la rueda de la vida, sigue la rueda del deber para con la raza y la familia, el
amigo y el enemigo, y cierra tu mente así a los placeres como a los dolores.
Agota la ley de retribución kármica. Atesora Siddhis (37) para tu nacimiento venidero.
Si
no puedes tú ser sol, sé el planeta humilde. Si no te es dable resplandecer
como el sol de mediodía sobre
el monte nevado de la pureza eterna, entonces, oh neófito, elige una vía más
humilde.
Muestra
el «Camino», siquiera lo hagas vagamente y confundido entre la multitud; como
lo muestra la estrella vespertina a aquellos que siguen su ruta en medio de la
oscuridad.
Contempla
como Migmar, (38) cubriendo su «Ojo» con su velo carmesí, pasa majestuosamente
acariciando la tierra adormecida. Observa el aura ardiente de la «Mano» de
Lhagpa (39) extendida en señal de amorosa protección sobre la cabeza de sus
ascetas. Ambos son ahora servidores de Nyima, (40) o dejados en su ausencia
como centinelas silenciosos durante la noche. Uno y otro fueron, sin embargo,
en pasado Kalpas, Nyimas
resplandecientes, y podrán en «días» venideros convertirse de nuevo en dos
soles. Tales son las caídas y los encumbramientos de la ley kármica en la
naturaleza.
Sé
como ellos, lanú. Da luz y
refrigerio al agobiado peregrino, y busca a aquel que sabe todavía menos que
tú; aquel que sumido en desolación cruel, detiénese hambriento dcl pan de
Sabiduría y del pan que alimenta a la sombra, sin Maestro, sin esperanza ni
suelo, y hazle oír la ley.
Dile,
candidato, que aquel que hace del orgullo y del amor propio unos esclavos de la
devoción; que aquel
que, aferrándose a la existencia, ofrece, no obstante, su conformidad y
sumisión a la ley, como una fragante flor depositada a los pies de Shakya-
Thubpa, (41) llega a ser un Srôtâpatti
(42) en la presente encarnación. Los Siddhis de perfección pueden columbrarse a lo lejos muy lejos;
pero se ha dado el primer paso, él ha entrado ya en la corriente, y puede
adquirir la vista del águila de las montañas y el oído de la tímida corza.
Dile,
oh aspirante, que la verdadera devoción puede devolverle el conocimiento, aquel
conocimiento que fue suyo de :remotas encarnaciones. La vista del Deva y el oído del Deva no se logran en una breve
existencia.
Sé
humilde, si quieres alcanzar la Sabiduría.
Sé
más humilde aún, cuando de la Sabiduría seas dueño.
Sé
a manera del océano, que recibe todos los ríos y torrentes. La poderosa calma
del mar permanece inalterable, sin sentirlos.
Refrena
tu yo inferior mediante tu Yo divino.
Refrena
lo Divino por medio de lo Eterno.
Grande,
en verdad, es aquel que aniquila el deseo.
Más
grande aún es aquel en quien el Yo divino ha destruido hasta la noción del
deseo.
Vigila
lo Inferior, no sea que mancille lo Superior.
El
camino de la Liberación final está dentro de tu YO.
Aquel
camino empieza y termina más allá del YO. (43)
Menospreciada
de los hombres y humilde, a los ojos altaneros del Tirthika,(44) es
la madre de todos los ríos; vacía la humana forma, a los ojos de los necios,
aunque llena de las dulces aguas del Amrita.
Con todo, el origen de los ríos sagrados es la región sagrada, (45) y
aquel que posee la Sabiduría, es honrado por todos los hombres.
Los
Arhans y los Sabios de visión
sin límites (46) son tan raros como la flor del árbol Udumbara. Nacen los Arhans a la hora de medianoche, al
mismo tiempo que la sagrada planta de nueve y siete tallos, (47) la flor santa
que se abre y despliega en las tinieblas surgiendo del límpido rocío y del
lecho helado de las nevadas cumbres, no holladas por ningún pie pecador.
Ningún
Arhán, oh lanú, llega a serlo en aquella
encarnación en que, por vez primera, empieza el Alma a suspirar por la Liberación final. Sin
embargo, oh tú de corazón al1sioso, a ningún guerrero que voluntariamente se
ofrezca a pelear en la fiera lucha entre los vivos y los muertos,(48) a ningún
recluta se le puede negar el derecho de entrar en el sendero que conduce al
campo de batalla.
Porque,
o vencerá, o sucumbirá.
Si
vence, el Nirvana será suyo.
Antes que arroje la sombra de su envoltura mortal, aquella causa preñada de
angustias y de dolor sin límites, venerarán los hombres en él un grande y santo
Buddha.
Y
si sucumbe, entonces tampoco sucumbe en vano; los enemigos a quienes mató en el
combate postrero, no volverán a la vida en su próximo nacimiento.
Pero
si quieres obtener el Nirvana, o
desechar el premio,(49) no sea tu incentivo el fruto de la acción y de la
inacción, oh tú de corazón intrépido.
Sabe
que al Bodhisattva que trueca
la Liberación por la Renuncia, con el objeto de asumir las miserias de la «Vida
Secreta», (50) se le califica de «tres veces Honrado»; oh tú, candidato al
sufrimiento por espacio de los ciclos.
El
SENDERO es uno, discípulo; no obstante, a su término se divide en dos. Marcadas
están sus etapas por cuatro y siete Portales. En uno de los extremos hay la bienaventuranza
inmediata; en el otro, la bienaventuranza diferida. Una y otra son la
recompensa del mérito; la elección está en tu mano.
El
Sendero Uno se convierte en dos; el Patente
y el Secreto. (51) El
primero conduce a la meta; el segundo al sacrificio de sí mismo.
Cuando
a lo Permanente es sacrificado
la Mutable, tuyo es el premio;
la gota vuelve al punto de donde procedió. El SENDERO patente conduce al cambio sin cambios, al Nirvana, al estado glorioso de lo Absoluto, a la felicidad
jnconcebible para el humano entendimiento.
Así,
pues, el primer Sendero es la LIBERACIÓN.
Pero
el Segundo Sendero es la RENUNCIACIÓN, y por esto se le llama «Sendero de
Dolor».
El
Sendero secreto conduce al Arhán a sufrimientos mentales
indecibles; sufrimientos por los Muertos vivientes, (52) y compasión impotente
por los hombres que gimen en la kármica amargura; los Sabios no se atreven a
suavizar el fruto del Karma.
Porque,
escrito está: «Enseña a evitar todas las causas; a la ondulación del efecto, lo
mismo que a la grande oleada del aguaje, las dejarás seguir su curso».
El
«Sendero patente», no bien hayas llegado a su meta, te conducirá a desechar el
cuerpo Boddisáttvico, y te hará entrar en el estado tres veces
glorioso de Dharmakâya, (53) que es el olvido del mundo y de los
hombres para siempre.
El
«Sendero secreto» conduce igualmente a la felicidad Paranirvánica, pero al fin de Kalpas sin cuento; de Nirvânas
ganados y perdidos por piedad y compasión inmensa por el mundo de
mortales engañados.
Pero
se ha dicho: «El último será el más grande»: Samyak Sambuddha, el Maestro de Perfección, abandonó su Yo para
la salvación del Mundo, deteniéndose en los umbrales del Nirvana, el estado puro.
....................................................................................................
Ahora
posees ya el conocimiento acerca de los senderos. Día vendrá para tu elección,
oh tú de alma
ansiosa, cuando hayas llegado al fin y pasado los siete Portales. Tu mente está
iluminada. Ya no te hallas perdido en el intrincado laberinto de pensamientos
ilusorios, porque tú lo has aprendido todo. Ante ti está la Verdad sin velo,
fijando en tu faz sus ojos severos.
Ella dice:
«Dulces
son los frutos del Reposo y de la Liberación para el provecho del Yo; pero más dulces aún son los
frutos de un duradero y amargo deber. Sí, la Renunciación en beneficio de los
demás, de tus semejantes que sufren».
Aquel
que se convierte en Pratyêka-Buddha (54)
presta obediencia sólo a su Yo. El
Bodhisattva que ha ganado la batalla, que en su mano tiene el
premio de la victoria y sin embargo, dice en su compasión divina:
«En provecho de otros cedo este gran premio»; efectúa la mayor Renunciación.
ES
UN SALVADOR DEL MUNDO.
¡Mira!
La meta de la beatitud y el largo Sendero de Amargura están en el último
extremo. ¡Puedes elegir la una o el otro, oh aspirante al Dolor, durante los
ciclos venideros!...
OM
VAJRAPANI HUM
“UPADRA”,
(l) la elección está hecha; estoy sediento de Sabiduría. Ahora has rasgado el
velo puesto ante el Sendero secreto, y me has enseñado el Llana (2) menor. He aquí tu siervo,
dispuesto para que le guíes”.
Bien
está, Srâvaka. (3) Prepárate
porque tendrás que viajar solo. El Maestro no puede hacer más que indicar el
camino. El Sendero es uno solo para todos; los medios para llegar a la meta han
de variar según los Peregrinos.
¿Qué
escogerás oh tú de corazón intrépido? ¿El Samtan (4) de la «Doctrina del Ojo», la cuádruple Dhyâna,(4) o bien seguir tu camino por las Pâramaitâs, (5) seis
en número, nobles puertas de virtud que conducen a Bodhi y a Prajna, el
séptimo escalón de la Sabiduría?
El
escabroso Sendero de la cuádruple Dhyâna
va serpenteando hacia lo alto.
Tres veces grande es aquel que sube hasta la empinada cumbre.
Las
Pâramíticas alturas
encuéntranse cruzadas por un sendero más escarpado todavía. Tienes que luchar
disputando tu camino a través de siete Portales, a través de siete fortalezas
defendidas por astutos y crueles Poderes, las pasiones encarnadas.
Ten
buen ánimo, discípulo; acuérdate de la regla de oro. Una vez hayas pasado por
la puerta Strôtâpatti,(6) «el que ha entrado en la corriente»;
una vez haya hollado tu pie el lecho de la corriente Nirvánica, en ésta o en alguna vida venidera, no tienes más que
otros siete nacimientos ante ti, oh tú de voluntad diamantina.
Mira;
¿qué ves ante tus ojos; oh aspirante a la Sabiduria divina?
«Sobre
el abismo de la materia está el manto de tinieblas; entre sus pliegues yo
lucho. Bajo la mirada mía vuélvese más denso, Señor; se disipa con el
movimiento de tu mano. Una sombra se agita arrastrándose a semejanza de los
anillos de la serpiente que se extiende. . . Se agranda, se hincha, y
desaparece en las tinieblas».
Es
la sombra de ti mismo más allá del Sendero, proyectada en la lobreguez de tus
pecados.
«Si,
Señor; yo veo el SENDERO; con su base en el cieno y sus cimas perdidas en la
gloriosa luz Nirvánica. Y ahora
contemplo los cada vez más angostos portales en el áspero y espinoso camino de
Gnyana.» (7)
Tú
ves bien, lanú. Estos Portales
conducen al aspirante, a través de las aguas, «a la otra orilla».(8) Cada
Portal tiene una llave de oro que abre su puerta; estas llaves son:
1.
DANA, la llave de caridad y de amor inmortal.
2.
SHILA, la llave de la armonía en la palabra y acción, la llave que
contrabalancea la causa y el efecto, y que no deja ya lugar a la acción kármica.
3.
KSHANTI, la dulce paciencia que nada puede alterar.
4.
VIRAG', la indiferencia al placer y al dolor, vencida la ilusión, percíbese la
Verdad pura.
5.
VIRYA, la energía impertérrita, que desde el cenegal de las terrenas mentiras,
lucha abriéndose paso hacia la VERDAD suprema.
6.
DHYANA, cuya puerta de oro una vez abierta, conduce al Narjol (9) hacia
el reino del eterno Sat y su
contemplación incesante.
7.
PRAJNA, cuya llave hace del hombre un dios, constituyéndole en Bôdhisattva, hijo de los Dhyânis.
Tales
son las llaves de oro de los Portales.
Antes
de que puedas acercarte al ultimo Portal, oh forjador de tu libertad, tienes
que hacerte dueño de estas pâramitas de
perfección, las virtudes trascendentales, en numero de seis y diez, a lo largo
del penoso Sendero.
Porque,
oh, discípulo, antes que te halles en disposición de encontrarte con tu
Preceptor cara a cara, con tu MAESTRO frente a frente, ¿qué se te ha dicho?
Antes
que puedas tu acercarte a la primera puerta, tienes que aprender a separar tu
cuerpo de tu mente, a disipar la sombra, ya vivir en lo eterno. Para ello has
de vivir y alentar en todo, como en ti alienta cuanto ves; has de sentirte
residiendo en todas las cosas, ya todas las cosas en el Yo.
No
permitirás que tus sentidos hagan de tu mente un sitio de recreo.
No
separarás tu ser del SER y de los otros seres; antes sumirás el Océano en la
gota, y la gota en el Océano.
Así
estarás en perfecta armonía con todo cuanto vive; amarás a los hombres, como si
fuesen todos ellos tus compañeros y hermanos, discípulos de un mismo Maestro,
hijos de una misma tierna madre.
Los
instructores son muchos, el ALMA-MAESTRO (10) es una Alaya, el Alma Universal. Vive en aquel MAESTRO, como SU rayo
vive en ti. Vive en tus compañeros, como viven ellos en ÉL.
Antes
que puedas tu poner los pies en el umbral del Sendero; antes de cruzar la
primera Puerta, tienes que fundir a los dos en el Uno y sacrificar lo personal
al YO impersonal, destruyendo así el «sendero» que hay entre los dos: Antaskarana.(11)
Debes
hallarte preparado para responder al Dharma,
la ley inflexible, cuya voz te preguntará al dar tu primer paso, tu paso
inicial :
«¿Te
has conformado con todas las reglas, oh tú de esperanzas sublimes?»
«¿Has
puesto a tono tu corazón y tu mente, con la gran mente y el corazón de la
humanidad entera? Porque así como en la rugiente voz del Río sagrado resuenan a
manera de ecos los sonidos todos de la Naturaleza, (12) así también el corazón
de aquel que pretenda entrar en la corriente, debe vibrar respondiendo a cada
suspiro y pensamiento de todo cuanto vive y alienta. »
............................................................................................
Los discípulos pueden compararse a las cuerdas de la Vina, eco del alma; la humanidad a su caja armónica; la mano
que la pulsa, al soplo melodioso de la GRAN ALMA DEL MUNDO. La cuerda que no responde
a la pulsación del Maestro, en dulce armonía con todas las demás, se rompe y se
la arroja. Así deben ser las mentes colectivas de los Lanús-Sravakas.
Tienen
que estar acordes con la mente del Upadya,
unificarse con la Super-Alma, o separarse de una vez
Esto
último es lo que hacen los «Hermanos de la Sombra», los destructores de sus
almas, la espantable región de los Dag-Dugpa.(13)
¿Has
puesto a tono tu ser con el gran dolor de la Humanidad, oh candidato a la Luz?
¿Sí...?
Entonces puedes entrar. Sin embargo, antes de poner el pie en el triste Sendero
de Dolor, es bien que conozcas primero las asechanzas dispuestas en tu camino.
...........................................................................................
Armado
con la llave de Caridad, de amor y tierna compasión, (14) seguro estás ante la
puerta de Dâna, la puerta que
haya la entrada del SENDERO.
¡Mira,
peregrino feliz! El portal que tienes frente ti es alto y anchuroso: parece de
fácil acceso. El camino que lo atraviesa es recto, liso y lleno de verdor.
Aseméjase a un claro de sol en las sombrías profundidades de la selva, es un
punto de la tierra reflejado, el paraíso de Amitabha.(15) Ruiseñores de
esperanza y aves
de irisado plumaje trinan allí, en las verdes enramadas, cantando victoria a
los intrépidos peregrinos. Cantan las cinco virtudes de los Bôdhissattvas, la quíntuple fuente
del poder Bodhi y los siete
escalones del Conocimiento.
¡Pasa
adelante! Pues contigo has traído la llave; tú estás seguro.
Hacia
la segunda puerta verdece también el camino. Pero es muy escabroso y va
serpenteando hacia arriba; sí, hasta la roqueña cúspide. Nieblas grises se
cernerán sobre su áspera y peñascosa cima, y más allá todo quedará oscuro.
Según va ascendiendo el peregrino, resuena más y más débil en su corazón el
canto de esperanza. El estremecimiento de la duda amenaza apoderarse de él; su
paso es menos firme.
¡Cuidado
con ello, candidato! Precávete del pavor que va extendiéndose, a semejanza de
las negras y silenciosas alas del murciélago de la medianoche, entre el claro
de luna de tu alma y tu grandiosa meta que allá en lontananza se vislumbra.
El
temor, discípulo, mata la voluntad y paraliza toda acción. Si de la virtud Shîla (16) está falto, el peregrino
tropieza y guijarros kármicos lastiman sus pies en el pedregoso sendero.
Ten
seguro el pie, candidato. Baña tu alma en la esencia del Kshanti (17) pues ya te acercas al
portal de este nombre, la puerta de fortaleza y paciencia.
No
cierres los ojos, no apartes la vista del Dorje; (18) las saetas de Mara hieren siempre al hombre que no
ha alcanzado el Virâga.(19)
Guárdate
de temblar. Con el hálito del miedo se enmohece la llave de Kshanti; la llave enmohecida resiste
a abrir la cerradura.
Cuanto
más avances, tantos más lazos encontrarán tus pies. El sendero que a la meta
conduce está iluminado por una luz única, la luz del arrojo, que arde en el
corazón. Cuanto más osa uno, tanto más obtendrá. Cuanto más teme, tanto más
palidecerá aquella luz, la única que puede guiarle. Porque así como el último
rayo de sol que resplandece en la cumbre de una gran montaña, al desvanecerse
va seguido de la negra noche, otro tanto acontece con la luz del corazón.
Cuando ésta se extinga, una sombra negra y amenazadora caerá de tu propio
corazón sobre el sendero, y el terror clavará en el suelo tus plantas.
Precávete,
discípulo, contra esta sombra letal. Ninguna luz irradiada del Espíritu es
bastante para disipar las tinieblas del alma inferior, a menos que de ella haya
desaparecido todo pensamiento egoísta, y que el peregrino diga: «yo he renunciado a esta forma
pasajera; he destruido la causa; las sombras proyectadas, como efectos que son,
no pueden existir ya más». Porque ahora ha estallado el grande y último
combate, la lucha final entre el Yo Superior
y el Inferior. Mira, el
campo de batalla mismo se halla ahora absorbido en la gran guerra, y no existe
ya.
Pero
una vez has pasado la puerta de Kshanti,
está dado ya el tercer paso. Tu cuerpo es esclavo tuyo. Prepárate ahora
para el cuarto, el Portal de tentaciones que tiende lazos al hombre interno.
Antes
que puedas aproximarte a la meta, antes de alzar la mano para levantar la
aldaba de la cuarta puerta, tienes que haber dominado en tu yo todos los
cambios mentales y matado al ejército de sensaciones y de pensamientos, que,
sutiles e insidiosos, deslízanse inadvertidos dentro del radiante sagrario del
alma.
Si
no quieres tú ser matado por ellas, debes hacer inofensivas tus propias
creaciones, las hijas de tus pensamientos, invisibles, impalpables, que pululan
en torno del género humano, progenie y herederos del hombre y de sus despojos
terrenales. Has de considerar la vacuidad de lo aparentemente lleno, la
plenitud de lo aparentemente vacío. Mira, intrépido aspirante, al fondo más
recóndito de tu propio corazón, y responde. ¿Conoces los poderes del Yo, tú que
percibes sombras exteriores?
De
no ser así, estás perdido.
Porque
en el cuarto Sendero la más leve brisa de pasión o deseo agitará la luz
tranquila sobre los muros blancos y limpios del alma. La más ligera oscilación
de anhelo o pesadumbre por los ilusorios dones de Maya, en el trayecto del Antaskarana
-el sendero que hay entre tu Espíritu y tu yo, el camino real de las
sensaciones, rudos despertadores del Ahankara-,(20) un pensamiento cualquiera, tan
rápido como el rayo, te hará perder tus tres premios, los premios que has
ganado.
Pues
sabe que lo ETERNO no conoce cambio alguno.
«Aléjate
para siempre de las ocho espantables miserias. De no hacerlo, con seguridad no
puedes tú llegar a la sabiduría, ni aun a la liberación», dice el gran Señor,
el Tathágata de perfección,
«aquel que ha seguido las huellas de sus predecesores».(21)
Rígida
y exigente es la virtud del Virâga. Si
su sendero quieres ganar, debes mantener tu mente y tus percepciones mucho más
libres que antes de matar la acción.
Tienes
que saturarte de pura Alaya, llegar
a identificarte con el Alma-Pensamiento de la Naturaleza. Aunado con ella, eres
invencible; de ella separado, te conviertes en sitio de recreo del Samvriti,(22) origen de todas las ilusiones del mundo.
Todo
es impermanente en el hombre, excepto la pura y brillante esencia de Alaya. El hombre es su rayo
cristalino; un rayo de luz inmaculada en lo interior, una forma de barro
material en la superficie inferior. Aquel rayo es el guía de tu vida y tu
verdadero Yo, el Vigilante y Pensador silencioso, la víctima de tu yo inferior.
No puede tu alma ser herida
sino a través de tu cuerpo sujeto al error; reprime y domina a los dos, y
podrás cruzar seguro la cercana «Puerta de la Balanza».
Ten
buen ánimo, osado peregrino que «a la otra orilla» te diriges. No hagas caso de
los murmullos de las legiones de Mara; ahuyenta a los tentadores, los aviesos
espíritus, los envidiosos Lhamayin (23)
del espacio sin límites.
¡Mantente
firme! Te acercas ya al Portal del centro, la puerta de Angustia, con sus diez
mil asechanzas.
Subyuga
tus pensamientos, tú que luchas por la perfección, si pretendes atravesar sus
umbrales.
Subyuga
tu alma, tú que vas en busca de verdades inmortales si a la meta quieres llegar
.
Concentra
la mirada de tu alma en la Luz una y pura, en la Luz inmutable y haz uso de tu
Llave de oro.
...............................................................................................
Ha
llegado a tu término la penosa tarea; tus trabajos han casi concluido. Muy poco
falta para llegar al otro lado del inmenso abismo que abría sus fauces para
tragarte.
Has
atravesado ya el foso que rodea la puerta de las humanas pasiones. Has vencido
ya a Mara y su legión furiosa.
Has
extirpado de tu corazón la podredumbre y lo has sangrado de todo deseo impuro.
Mas no ha concluido todavía tu tarea, glorioso combatiente. Construye alto, lanú, el muro que circundará la Isla
Santa, (24) el dique que protegerá tu mente del orgullo y de la satisfacción,
al pensar en la grande hazaña llevada a cabo.
Un
sentimiento de orgullo echaría a perder la obra. Sí, constrúyelo fuerte, no sea
que, en su furioso embate, las olas que suben al asalto y baten la orilla desde
el océano del gran Mundo de Maya, traguen
al peregrino y la isla; sí, aun después de haber conseguido la victoria.
Tu
«Isla» es el ciervo, tus pensamientos los galgos que le fatigan y acosan en su
carrera hacia la corriente de Vida. ¡Ay del ciervo que es alcanzado por los
demonios ladradores antes de llegar al valle del Refugio -Dhyân Mârga- (25) llamado «sendero»
del Conocimiento puro!»
Antes
que puedas establecerte en el Dhyân
Mârga y llamarlo tuyo, tiene que llegar a ser tu alma como el mango
maduro, tan dulce y suave como su dorada y brillante pulpa para los dolores
ajenos, tan dura como el hueso del fruto para tus propios duelos e infortunios,
oh conquistador de Felicidad y Miseria.
Fortalece
tu alma contra las asechanzas del Yo, hazla
merecedora del nombre de «Alma Diamante».(26)
Porque
así como el diamante profundamente sepultado en el palpitante corazón de la
tierra, no puede jamás reflejar las luces terrenas, así también tu mente y tu
alma, una vez ha penetrado en el Dhyân
Mârga, no deben reflejar cosa alguna del ilusorio reino de Maya.
Una
vez llegado tú a tal estado, los Portales que has de conquistar en el Sendero
abren de par en par sus puertas para dejarte franco el paso, y los más
formidables poderes de la Naturaleza no tienen fuerza ninguna para detener tu
curso. Tú serás dueño del séptuplo Sendero; mas no antes de entonces, oh
candidato a pruebas indecibles.
Hasta
entonces, te espera un trabajo mucho más arduo; tienes que sentirte a ti mismo
TODO PENSAMIENTO, y sin embargo, tienes que desterrar todos los pensamientos de
tu alma.
Has
de alcanzar una fijeza de mente tal, que ninguna brisa, ni aun el viento
impetuoso, puedan lanzar en ella un pensamiento terreno. Así purificado, el
sagrario debe estar vacío de toda acción, de todo sonido o luz mundanales; así
como cae exánime la mariposa en el umbral, sorprendida por el cierzo helado,
así también todos los pensamientos terrenos deben caer muertos ante el templo.
Míralo
escrito:
«Antes
que la llama de oro pueda arder con una luz inalterable, ha de permanecer la
lámpara bien guardada en un lugar al abrigo de todo viento».(27) Expuesto a la
variable brisa, oscilará el haz luminoso, y la trémula llama proyectará sombras
engañosas, negras y siempre cambiantes sobre el blanco santuario del alma.
Y
entonces, oh tú, perseguidor de la Verdad, tu Mente-Alma vendrá a ser a manera
de un elefante loco que se enfurece en la selva. Tomando los árboles por
enemigos vivientes, perece al intentar herir las sombras siempre mudables, que
danzan en el muro de rocas que el sol ilumina.
Ten
cuidado, no sea que, en su solicitud por el YO, resbale tu alma en el suelo del
conocimiento Dévico.
Ten
cuidado, no sea que, dando al olvido el YO, pierda tu alma el dominio sobre su
temblorosa mente y con ello el derecho al legítimo goce de sus triunfos.
¡Ten
cuidado con el cambio! Porque el cambio es tu gran enemigo. Este cambio te
vencerá por completo, y te rechazará del Sendero que recorres, hundiéndote en
los profundos y cenagosos pantanos de la duda.
Prepárate,
y está prevenido con tiempo. Si en la tentativa sucumbes, oh combatiente
intrépido, no te descorazones a pesar de ello: sigue luchando, y vuelve de
nuevo a la carga una y otra vez.
El
guerrero intrépido, perdiendo su preciosa vida con la sangre que fluye a
borbotones de sus anchas y abiertas heridas, arremeterá aun contra el enemigo,
le arrojará de su fortaleza, y le vencerá antes que él mismo expire. Obrad así,
pues, todos vosotros, los que vísteis malograda vuestra empresa y sufrís; obrad
como él, y de la fortaleza de vuestra alma arrojad todos vuestros enemigos
-ambición, cólera, odio y hasta la sombra misma del deseo-, aun cuando hayáis
sucumbido.
No
olvides, tú, que por la liberación del hombre peleas, (28) que cada fracaso es
triunfo, que cada esfuerzo sincero
alcanza con el tiempo su galardón. Los tallos de los santos gérmenes que brotan
y se desarrollan invisibles en el alma del discípulo, se robustecen a cada
nueva tentativa, dóblanse como juncos, pero jamás se quiebran, ni pueden nunca
echarse a perder. Antes bien, florecen cuando llega la hora.(29)
..................................................................................................
Pero
si tú viniste preparado, no abrigues temor alguno.
..................................................................................................
De
aquí en adelante es enteramente recto tu camino por la puerta Virya, el quinto de los siete
Portales. Ahora estás en la vía que conduce al puerto de Dhyâna, el sexto, el portal Bodhi.
La
puerta Dhydna es como un vaso
de alabastro, blanco y diáfano; arde en su interior un áureo fuego inalterable,
la llama de Prajna, que emana del
Atman.
Tú
eres aquel vaso.
Tú,
tú mismo te has apartado de los objetos de los sentidos; tú has viajado por el
«Sendero de visión», por el «Sendero de audición», y te encuentras en la luz
del Conocimiento. Tú has llegado ya al estado de Titiksha. (30)
Oh
Narjol, tú estás en salvo.
...................................................................................................
Sabe
tú, Conquistador de pecados, que en cuanto un Sowani (31) ha cruzado el séptimo Sendero, la Naturaleza entera
se estremece de gozoso temor, y se siente subyugada. La estrella argentina
comunica con su centelleo la nueva feliz a las flores nocturnas; el arroyuelo,
con el rumor de sus ondas, trasmite la noticia a los guijarros; los bramidos de
las oscuras olas del océano lo participarán a las rocas que la marea bate,
cubriéndolas de espuma; las perfumadas brisas lo cantarán a los valles, y los
majestuosos pinos murmurarán misteriosamente: «Ha aparecido un Maestro, un
MAESTRO DEL DÍA».(32)
Yérguese
ahora él como blanca columna hacia el Occidente, y sobre su faz el sol naciente
del pensamiento eterno derrama sus primeras y más gloriosas ondas. Su mente,
parecida a un mar tranquilo y sin orillas, se extiende por el espacio sin límites. En
su potente diestra tiene él la vida y la muerte.
Sí,
Él es poderoso. El poder viviente que ha quedado libre en él, aquel poder que
es ÉL MISMO, puede elevar el tabernáculo de la ilusión por encima de los
dioses, por encima del gran Brahma e Indra. ¡Ahora alcanzará él con seguridad su gran recompensa!
¿No
empleará acaso los dones que ésta le confiere, para su propio reposo y
bienaventuranza, sus bien ganadas felicidad y gloria, él, el vencedor de la
gran Ilusión?
¡No,
en manera alguna, oh tú, candidato al oculto saber de la Naturaleza! Si quiere
uno seguir las huellas del santo Tathâgata,
estos dones y poderes no son para sí mismo.
¿Pretenderás
acaso poner un dique a las aguas nacidas en el Sumerú? (33) ¿Torcerás la
corriente en tu propio beneficio, o la harás retroceder a su fuente primitiva,
a la largo de las sumidades de los ciclos?
Si
deseas tú que el raudal del penosamente ganado conocimiento, de la Sabiduría
nacida del cielo, sea de aguas dulces y corrientes, no has de permitir que se
convierta en cenagosa charca.
Sabe
que si quieres llegar a ser cooperador de Amitâbha, la «Edad sin fin», debes, a manera de los Bôdhisattvas gemelos, (34) difundir la luz adquirida
sobre toda la extensión de los tres mundos.(35)
Sabe
que la corriente del conocimiento sobrehumano y de la sabiduría Dévica que has
adquirido, debe, desde ti mismo, canal de Alaya, ser vertida en otro cauce.
Sábelo,
Narjol, tú del Sendero secreto:
sus frescas y puras aguas tienen que servir para endulzar las olas amargas del
océano, aquel inmenso mar de dolores formado de lágrimas humanas.
¡Ah!
Una vez hayas venido a ser como la estrella fija en los más altos cielos, desde
las profundidades del espacio aquel astro celeste y refulgente ha de brillar
para todos, menos para ti mismo: da luz a todos, pero no la tomes de nadie.
¡Ah!
En cuanto llegues a ser como la pura nieve de los valles de las montañas, fría
e insensible con relación al tacto, cálida y protectora para la semilla que
duerme profundamente bajo su seno..., esta es aquella nieve que ha de recibir
la helada mordicante, las rachas del norte, protegiendo así de sus afilados y
crueles dientes la tierra que guarda la esperada cosecha, la cosecha que
alimentará al hambriento.
Condenado
por ti mismo a vivir durante los venideros Kalpas,(36) inadvertido
para el hombre y sin que te lo agradezcan; incrustado a guisa de piedra entre
las otras innumerables piedras que forman el «Muro protector», (37) tal es tu
porvenir si pasas por la séptima puerta. Construido por las manos de numerosos
Maestros de Compasión, levantado con sus tormentos, cimentado con su sangre,
protege a la humanidad desde que el hombre es hombre, protegiéndola contra
nuevas miserias y sufrimientos mucho mayores.
Con
todo, el hombre no lo ve, ni lo percibirá, ni querrá escuchar la palabra de la
Sabiduría... porque no lo conoce.
Pero
tú lo has oído, tú lo sabes todo, oh tú de alma ansiosa y sincera... y tú has
de escoger. Por lo tanto, atiende aún otra vez.
En
el Sendero del Sowán oh Srôtâpatti,(38) tú estás en seguridad. Sí, en aquel Marga (39) en donde no encuentra más
que tinieblas el fatigado peregrino; en donde, desgarradas por los espinos y
abrojos, las manos
gotean sangre y los pies son heridos por enhiestos y agudos pedernales, y en
donde Mara esgrime sus más poderosas armas, allí hay un gran galardón, inmediatamente más allá.
Tranquilo
e impasible, deslízase el peregrino siguiendo la corriente que conduce al Nirvana. Sabe él que, cuanto más
sangren sus pies, tanto más
limpio y purificado quedará. Sabe bien
que, después de siete nacimientos breves y pasajeros, el Nirvana será suyo.
Tal
es el Sendero de Dhyana, el
puerto del Yogui, la gloriosa
meta anhelada por los Srôtâpattis.
No
es así cuando él ha cruzado y ganado el Sendero Aryahata.(40)
Allí
el K/esha (41) queda destruido
para siempre, las raíces del Tanha (42)
están arrancadas. Pero aguarda, discípulo...Una palabra todavía. ¿Puedes tú
aniquilar COMPASIÓN divina? La compasión no es un atributo.
Es la LEY de las LEYES, la Armonía eterna, el YO de Alaya; una esencia universal e infinita, la luz de la eterna
Justicia y el concierto de todas las cosas, la ley del Amor perdurable.
Cuanto
más te identifiques con ella, fundiendo tu ser en su SER, cuanto más se una tu
alma con aquello que ES, tanto más te convertirás en COMPASIÓN ABSOLUTA.(43)
Tal
es el sendero de Arya, el
sendero de los Budas de Perfección.
Por
otra parte, ¿cuál es el significado de los rollos de la Escritura sagrada, que
te hacen decir las siguientes palabras?
«¡OM!
Yo creo que no todos los Arhats logran
la dulce fruición del sendero Nirvánico».
«¡OM! Yo creo que no todos los Buddhas (44) entran en el Nirvana-Dharma».(45)
«Sí,
en el Sendero Arya tú no eres
ya un Srôtâpatti; eres un Bôdhisattva.(46) La corriente está ya atravesada.
Verdad
es que tú tienes derecho a la vestidura Dharmakaya;
pero el Sambhogakaya es
el más grande que
el Nirvánico, y más grande aún
es el Nirmanakaya, el Buddha de
Compasión». (47)
Ahora
inclina la cabeza, y escucha atentamente, oh Bôdhisattva; habla la Compasión y dice: ¿Puede haber
bienaventuranza cuando todo la que vive ha de sufrir?
¿Te
salvarás tú y oirás gemir al mundo entero?»
Has
oído ya lo que se ha dicho.
Llegarás
al séptimo escalón, y cruzarás la puerta del conocimiento final, pero será tan
sólo para desposarte con el dolor: si deseas tú ser Tathagata, sigue las huellas de tu predecesor, muéstrate lleno
de abnegación hasta el fin interminable.
Estás
ya iluminado. Elige tu camino.
.................................................................................................
Contempla
la suave luz que inunda el cielo de Oriente. Los cielos y la tierra entonan
juntos himnos de alabanza. y de los cuádruples Poderes manifestados, elévase un canto de amor, así del
Fuego flamígero, como del Agua fluente, y así de la Tierra de suave perfume,
como el Aire impetuoso.
¡Escucha!...
Desde el vórtice profundo e insondable de aquella áurea luz en que se baña el
Vencedor, elévase la inarticulada voz de la NATURALEZA ENTERA pregonando con
mil acentos:
REGOCIJÁOS,
HOMBRES DE MYALBA. (48)
UN
PEREGRINO HA VUELTO «DE LA OTRA ORILLA»
HA
NACIDO UN NUEVO ARHÁN...(49)
PAZ
A TODOS LOS SERES. . .(50)
1)
La
palabra pali Iddhi es sinónima
de la voz sánscrita Siddhis, o
facultades síquicas, los poderes anormales del hombre. Hay dos clases de Siddhis. Un grupo de ellos comprende
las energías síquicas y mentales inferiores, groseras, el otro requiere la más
elevada educación de los poderes espirituales. Dice Krishna en el Shrimad Bhagavad: «Aquel que vive
consagrado a la práctica del Yoga, que
ha subyugado sus sentidos y ha concentrado su mente en mí (Krishna) , es un
yogui a quien todos los Siddhis están
pronto a servir».
2)
La
«Voz insonora», o la «Voz del Silencio». Literalmente, quizá debería leerse:
«Voz en el Sonido espiritual» siendo
Nada el término equivalente en
sánscrito a la palabra Sen-zar.
3)
Dahranâ, la intensa y perfecta concentración de la mente en
algún objeto interno, acompañada de una completa abstracción de todas las cosas
pertenecientes al universo exterior o al mundo de los sentidos.
4)
«Gran
Maestro» es la expresión usada por los lanús
o chelas para indicar el
«yo superior» de uno. Es el equivalente de Avalokitéswara, y lo mismo que el Adi-Buda de los ocultistas budistas, el ATMAN, el «Yo» (el Yo
superior) de los brahmanes, y el CHRISTOS de los antiguos gnósticos.
5)
Alma
se usa aquí para expresar el Yo humano
o Manas, al que se hace
referencia en nuestra división septenaria oculta, con el nombre de «Alma
humana» (véase la Doctrina Secreta), para
diferenciarla de las Almas espiritual y animal.
6)
«Gran
Ilusión» (Maha Maya), el
universo objetivo.
7)
La
ilusión de la personalidad (Sakkáyaditti),
la errónea idea de que «yo soy yo», un hombre o mujer de talo cual
nombre, una entidad independiente, en lugar de ser una parte inseparable del
Todo.
8)
Attavada, la herejía de la creencia en el Alma, o mejor dicho,
en la separatividad del Alma o Yo, del
Yo único, universal e infinito.
9)
El
Tatwagyani es el «conocedor» o
discernidor de los principios de la naturaleza y del hombre; y el Atmagyani es el conocedor del ATMAN,
o el YO ÚNICO universal, el Alma del mundo o Espíritu del universo.
10)
Kala Hamsa el Ave o Cisne. (Véanse notas siguientes). Dice el Nada-Bindu: Upanishad (Rig-Veda), traducido
por la Sociedad Teosófica de Kumbakonam: «La sílaba A se considera que es su
ala derecha ( del ave Hamsa); U, la izquierda; M, la cola, y de Ardha matra (medio metro) se dice que
es la cabeza».
11)
La
Eternidad, entre los orientales, tiene una significación enteramente distinta
de la que tiene entre nosotros. En general se aplica a los Cien años o «Edad»
de Brahma, a la duración de un Kalpa, o
sea un periodo de 4 320.000.000 de años.
12)
Dice
el Nada-Bindu antes citado: «El
Yogui que cabalga en el Hamsa (esto es, contempla el AUM), no es afectado por
las influencias kármicas o crores (medida
india) de pecado».
13)
Abandona
la vida de la personalidad física,
si quieres vivir en espíritu.
14)
Los
tres estados de conciencia, que son: ]agrat,
el estado de vigilia; Swapna, el
de sueño; y Sushupti, el de
sueño profundo. Estas tres condiciones del Yogui conducen a la cuarta, Turya. (Véase la nota siguiente)
15)
Turya, el estado que excede al de sueño sin ensueños, el
superior a todos, un estado de elevada conciencia espiritual.
16)
Algunos
místicos sánscritos fijan siete planos de existencia, los siete lokas o mundos espirituales, dentro
del cuerpo del Kala-Hamsa, el
Cisne fuera del Tiempo y del Espacio, convertible en el Cisne en el Tiempo, cuando se convierte en
Brahma en lugar de Brahma (neutro).
17)
El
mundo fenomenal de los sentidos y de la conciencia terrestre, solamente.
18)
El
Vestíbulo de la instrucción probatoria.
19)
La
región astral, el mundo psíquico de percepciones supersensibles y de visiones
engañosas -el mundo de los médiums-. Es la gran «Serpiente Astral» de Eliphas
Levi. Ninguna flor cogida en aquellas regiones ha sido nunca aportada a la
tierra sin su serpiente enroscada alrededor del tallo, Es el mundo de la Gran Ilusión.
20)
La
región de la plena Conciencia espiritual, más allá de la cual no existe ya
peligro alguno para aquel que la ha alcanzado.
21)
El
Iniciado, que, por medio del saber que le comunica, conduce al discípulo a su
nacimiento segundo o espiritual, es llamado el Padre, Gurú o Maestro.
22)
Agnyana es la ignorancia o no-sabiduría, lo contrario de
«conocimiento» (gniana).
23)
Mara, en las religiones exotéricas, es un demonio, un Asura; pero en la filosofía
esotérica, es la tentación personificada por los vicios de los hombres, y
traducida literalmente la palabra, significa «lo que mata» al alma, Es
representado como un Rey (Rey de los Maras), con una corona en la cual brilla
una joya con un resplandor tal que ciega a cuantos la miran, figurando,
naturalmente, este brillo la fascinación producida por el vicio sobre ciertas
naturalezas.
24)
Ilusión.
25)
El
«Ígneo Poder» es el Kundalini, (Véanse
las notas 27 y 31)
26)
La
cámara interna del Corazón, llamada en sánscrito Brahma poori.
27)
«Poder»
y «Madre del Mundo» son nombres dados al Kundalini,
uno de los místicos «Poderes del Yogui». Es el Buddhi considerado como principio activo en lugar de pasivo,
como lo es generalmente cuando se le considera como simple vehículo o estuche
del Espíritu Supremo, ATMA. Es una fuerza electro-espiritual, una potencia
creadora, que una vez despertada su actividad, puede matar tan fácilmente como
puede crear.
28)
Keshara, o «paseante del cielo» o «el que va al cielo». Según
se expone en el 6to Adhyaya del
rey de los tratados místicos. El Dhyaneswari,
el cuerpo del Yogui, se vuelve como formado de aire; como «una nube de la cual han brotado
miembros», después de lo cual «él (el Yogui) ve las cosas existentes más allá
de los mares y de las estrellas; oye y comprende el lenguaje de los Devas (dioses) y percibe lo que pasa
en la
mente de la hormiga».
29)
El
YO superior.
30)
La
Vina es un instrumento de
cuerda indo, parecido al laúd.
31)
Los
seis Principios que constituyen el hombre; alusión a cuando la personalidad
inferior es aniquilada, y la individualidad interna se sume y pierde en el
Séptimo, o sea el Espíritu (ATMAN).
32)
El
discípulo se unifica con Brahma o el ATMAN.
33)
La
forma astral producida por el principio Kámico,
el Kama Rupa, o cuerpo
de deseo.
34)
Manasa rupa. Así como el Kama
Rupa se refiere al yo astral, o personal,
el Manasa rupa se relaciona
con la individualidad o Yo que
se reencarna, cuya conciencia en nuestro plano, o sea el Manas inferior, tiene que ser
paralizada.
35)
Kundalini, el «Poder serpentino» o fuego místico. Es denominado
poder «serpentino» o anular, por razón de su modo de obrar o de su progreso en
espiral, en el cuerpo del asceta que desarrolla en sí mismo tal poder. Es una
fuerza eléctrica, ígnea, oculta o Fohática,
la grande energía primordial, que existe en el fondo de toda materia
orgánica e inorgánica.
36)
Este
Sendero se halla mencionado en todos los tratados místicos, Como dice Krishna
en el Dhyaneswari: «Cuando este
Sendero es percibido... ya parta uno hacia las magnificencias del Oriente o en
dirección de las cámaras del Occidente, sin
moverse, oh. tú que empuñas el arco. está el viajero en este camino, En este Sendero, a cualquier
lugar adonde uno quiere ir, aquel
lugar se convierte en el propio
yo de uno mismo». «Tú eres el Sendero, se le dice al adepto gurú, y este último lo dice al
discípulo después de la iniciación.» «yo soy el camino y la vía», dice otro
MAESTRO",
37)
El
adaptado, «la flor de Bodhisattwa».
38)
Iniciado
del grado superior.
39)
Tanha, <la voluntad de vivir», el temor a la muerte y el
amor a la vida, la fuerza o energía que es causa de los renacimientos.
40)
Karma. La ley de causa y efecto de causalidad ética, que da
a cada uno su merecido, tanto por sus buenas como por sus malas acciones (ley
de Retribución}.
41)
Se
refiere al deseo de repetir los
actos y sensaciones que han sido ya vividos y de los que se alcanzó la experiencia.
(N E.)
42)
La
cámara interna del Corazón.
43)
Estos
místicos sonidos, o sea la melodía que oye el asceta en los comienzos de su
ciclo de meditación, son llamados Anâhad-shabd
por los Yoguis.
44)
Esto
significa que en el sexto grado de desarrollo, que en el sistema oculto es el Dhâranâ, cada sentido, como facultad
individual, ha de ser «muerto» ( o paralizado) en este plano, pasando al Séptimo sentido, el más espiritual, y
sumiéndose en él.
45)
Véanse
notas anteriores.
46)
Cada
grado de desarrollo esta simbolizado en el Raja Yoga por una figura geométrica. La de que se trata aquí es
el Triángulo sagrado, y precede al Dhâranâ.
El triángulo es el signo de los chelas
superiores, al paso que otra especie de triángulo es el de los altos
Iniciados. Es el símbolo «I» de que habla Buddha, y es empleado por él como
emblema de la forma encarnada de Tathâgata (Buddha) cuando se ha sustraído a
los
tres métodos del Pragna. Una
vez superados los grados preliminares e inferiores, el discípulo ya no ve el
triángulo, sino el ..., abreviatura del ... el Septenario completo. No se
expresa aquí su verdadera forma, pues casi con seguridad se apoderarían de ella
algunos charlatanes y la profanarían usándola para fines ilícitos.
47)
La
estrella que arde encima de la cabeza, es «la estrella de la Iniciación». La
señal de casta de los Saivas, o devotos de la secta de Siva, el gran patrono de
todos los Yoguis, es una marca negra redonda, símbolo del Sol ahora: quizá, pero el de la
estrella de la Iniciación, en Ocultismo, en los tiempos antiguos.
48)
La
base {Upadhi) de la «LLAMA»,
siempre inasequible, en tanto que el asceta se halla aún en esta vida.
49)
Dhyâna, el penúltimo grado en esta tierra, a no ser que se convierta uno en MAHATMA
completo. Conforme se ha dicho ya, en tal estado el Raja Yogui permanece todavía espiritualmente consciente del Yo y
de la operación de sus principios superiores. Un paso más, y se encontrará en
el plano más allá del Séptimo, o cuarto, según ciertas escuelas, Estas últimas,
después de la práctica del Pratyehara (proceso
de
educación preliminar que tiene por objeto dominar la mente y los pensamientos
de uno) , cuentan el Dhàsena, el
Dhyana y el Samadhi, comprendiendo a los tres
bajo el nombre genérico de SANNYAMA.
50)
El
Samadhi es el estado en el cual el asceta pierde
la conciencia de cada individualidad, incluso la suya propia, Él se convierte
en el TODO.
51)
Los
«cuatro modos de Verdad», en el Budismo del norte, son; Ku, «sufrimiento o miseria» ; Tu, el conjunto de las tentaciones» ; Mu, «su destrucción», y Tau,
el «sendero». Los «cinco obstáculos» son; el conocimiento de la miseria,
la verdad respecto a la fragilidad humana, los refrenamientos penosos, y la
absoluta necesidad de arrancarse a todos los lazos de la pasión y aun de los
deseos. El «Sendero de
Salvación» es el último.
52)
En
el portal de la «asamblea» está el Rey de los Maras, el "Waha Mara, intentando deslumbrar al candidato con el
resplandor de su «joya».
53)
Este
es el cuatro «Sendero» de los cinco senderos del renacimiento, que conducen e
impelen de un lado a otro a todos los seres humanos, llevándolos a continuos
estados de tristeza y alegría, Estos «senderos» no son más que subdivisiones
del Único, el Sendero seguido por el K
arma.
Fragmento segundo
1)
Las
dos escuelas de la doctrina de Buddha, la esotérica y la exotérica, son
llamadas respectivamente: Doctrina del
«Corazón» y Doctrina del «Ojo». Bodhidharma (un gran Arhat) las denominó en la
China (desde donde llegaron los
nombres al Tíbet) Tsung-men (escuela
esotérica) y Kiau-men (escuela
exotérica), La primera es llamada así por razón de ser las enseñanzas emanadas
del corazón de Gautama Buddha;
mientras que la doctrina del “Ojo” fue obra de su cabeza o cerebro. La
«Doctrina del Corazón» es denominada también “sello de verdad” o “verdadero
sello”, símbolo que se encuentra encabezando casi todas las obras esotéricas.
2)
“Arbol del Conocimiento” es un título con
el cual los que siguen el Bodhidharma {Religión
de la Sabiduría) designan a aquellos que han alcanzado las alturas del
conocimiento místico, esto es, los Adeptos. Nagarjuna, fundador de la Escuela
Madhyamka, era llamado «Árbol Dragón», por ser el Dragón el emblema de la
Sabiduría y del Conocimiento. El árbol es objeto de veneración porque bajo el
Arbol Bodhi (Sabiduría) fue
donde Buddha recibió su nacimiento y la iluminación, predicó su primer sermón,
y murió.
3)
El
«Corazón Secreto» es la doctrina esotérica.
4)
Alaya es el «ALMA-MAESTRO», el Alma Universal o Atman, de la que cada hombre tiene en
sí mismo un rayo, con la cual puede identificarse y en la cual puede sumirse.
5)
«Alma
Diamante» (Vajrasattva), es un
título del Buddha Supremo, el «Señor de todos los misterios, llamado Vajradhara y Adi-Buddha.
6)
SAT,
la única eterna y absoluta Realidad y Verdad, siendo ilusión todo lo demás.
7)
Este
pasaje es de la doctrina Shin-Sien, la
cual enseña que la mente humana es como un espejo que atrae y
refleja cada átomo de polvo, y que ha de ser, lo mismo que el espejo, vigilada
y despolvoreada todos los días. Shin-Sien
fue el sexto Patriarca del Norte de la China, que enseñó la doctrina
esotérica de Bodhidharma.
8)
El
Yo que se reencarna es llamado por los Buddhistas del norte el «hombre
verdadero» que, en unión con su Yo superior, se convierte en Buddha.
9)
Buddha.
significa “Iluminado”.
10)
El
Buddhismo exotérico de las
masas.
11)
Ésta
es la fórmula usual que precede a las Escrituras Búddhicas, significando que lo
que sigue ha sido recogido por tradición oral directa de Buddha y de los
Arhats.
12)
Inmortalidad.
13)
Arhán o Arhat: Iniciado
del grado superior.
14)
Rathapala
el gran Arhat, trata de esta
suerte a su padre en la leyenda llamada Rathapâla
Sûtrassane. Pero, como todas estas leyendas son alegóricas ( por
ejemplo: el padre de Rathapâla tiene una casa con siete puertas) , de ahí el reproche que se dirige a aquellos que
las aceptan al pie de la letra.
15)
Ascetas
brahmánicos.
16)
El
YO que se reencarna.
17)
Doctrina,
Ley, Deber.
18)
La
Sabiduría verdadera, divina.
19)
El
Himalaya.
20)
El
« yo superior».
21)
Nuestro
cuerpo físico es denominado «Sombra» en las escuelas de Misticismo.
22)
Buddha.
23)
Anacoreta
que se retira al desierto y vive en una selva cuando se convierte en Yogui.
24)
Julai,
nombre chino de Tathagata, título aplicado a todos los Buddhas.
25)
Todas
las tradiciones del Norte y del Sur concuerdan en presentar a Buddha
abandonando su soledad tan pronto como hubo resuelto el problema de la vida (o
sea, en cuanto recibió la iluminación interior) , y enseñando públicamente a la
humanidad.
26)
Cada
YO espiritual es un rayo de un «Espíritu Planetario», según la enseñanza
esotérica.
27)
Los
cuerpos físicos, o «personalidades»,
son denominados «sombras», y como tales, son efímeros.
28)
La
mente (Manas), el principio
pensante o YO del hombre, tiene conexión con el «Conocimiento» mismo, puesto
que los Yos humanos son
llamados Manasa-putras, los
hijos de la Mente (universal).
29)
Véase
nota 47 de la tercera parte.
30)
Idem.
31)
La
vestidura Shangna, de
Shangnavesu de Rajagriha, el tercer gran Arhat
o «Patriarca», como denominan los orientalistas a la jerarquía de los
treinta y tres Arhats que
difundieron el Buddhismo. La «vestidura, Shangna»
significa, metafóricamente, la adquisición de la Sabiduría, mediante la
cual se entra en el Nirvana de: destrucción [de la
personalidad]. Literalmente, la «vestidura de iniciación de los neófitos». Dice
Edkins que este «tejido de hierba» fue importado del Tíbet a la China bajo la
dinastía Tong, «Cuando nace un Arhán se
encuentra esta planta brotando en un paraje puro», dice la leyenda china, como
también la tibetana.
32)
«Practicar
el Sendero Paramita» significa convertirse en un Yogui con intención de llegar
a ser un asceta.
33)
«Mañana»
significa el renacimiento o reencarnación siguiente.
34)
Preceptos
de la Escuela Prasanga.
35)
«Gran
Jornada o Viaje». El cielo total, completo de existencias en una “Ronda”.
36)
Véase
nota 40 de la primera parte.
37)
Siddhis, facultades síquicas, los poderes anormales del
hombre.
38)
Marte.
En la astrología tibetana está simbolizado este planeta por un «Ojo».
39)
Mercurio.
Simbolizado por una «Mano».
40)
El
Sol, en la astrología tibetana
41)
Buddha.
42)
Strôtâpatti, o sea «el que entra en la corriente» del Nirvana; a no ser que llegue a la
meta por alguna razón excepcional, es muy raro que alcance el Nirvana en una sola encarnación. En
general, se dice que el Chela empieza
el esfuerzo ascendente en una vida, y que no lo termina o llega a su fin sino
en su séptima encarnación siguiente.
43)
Entiéndase
el «Yo» personal inferior.
44)
Los
Tirthikas son sectarios
Brahmánicos que viven «más allá» del Himalaya, y son llamados «infieles» por
los Buddhistas de la región o tierra sagrada, el Tíbet; y
viceversa.
45)
El
Tíbet.
46)
Visión
sin límites, o vista síquica, sobrehumana, Créese que el Arhán lo «ve» y conoce
todo, tanto a distancia como sobre el terreno.
47)
Véase
nota 31 de esta parte.
48)
El
«viviente» es el Yo superior, inmortal; y el «muerto», el Yo inferior, personal.
49)
Véase
la 3a. parte, nota 47.
50)
La
«Vida Secreta» es el vivir como un Nirmanakaya.
51)
El
«Sendero Patente» y el «Sendero Secreto». El primero es el que se enseña al
laico, el exotérico y generalmente aceptado; y el segundo es el sendero oculto,
cuya naturaleza se declara en la iniciación.
52)
Los
hombres que ignoran la Sabiduría y las verdades esotéricas, son calificados de
«muertos vivientes».
53)
Véase
la 3a. parte, nota 47.
54)
Los
Pratyêka-Buddhas son aquellos Bodhisattvas que pugnan por conseguir
-y con frecuencia la consiguen- la vestidura Dharmak8.ya después de una serie de existencias. Inquietándose
muy poco por los sufrimientos de la humanidad y por ayudarla, y atendiendo
únicamente a su propia bienaventuranza,entran
en el Nirvana, y desaparecen de la vista y del corazón de los hombres. En el
Budismo del Norte, “Pratyêka-Buddha” es sinónimo de Egoísmo espiritual.
1)
Upâdya es el preceptor espiritual o Gurú. Los Buddhistas del Norte escogen tales maestros
generalmente entre los Narjol, hombres
santos, versados en el Gótrabhu-gnyâna
y en el Gnyâna-dassana-suddhi, maestros
de Sabiduría Secreta.
2)
Yâna significa vehículo; así Mahâyana es el «Gran Vehículo» e Hinayâna el «Vehículo menor», designándose con estos dos nombres
dos escuelas de estudio religioso y filosófico en el Buddhismo del Norte.
3)
Srâvaka (de la raíz Sru),
«oyente», o sea el estudiante
que asiste a las enseñanzas religiosas. Cuando de la teoría pasan los oyentes a
la práctica del ascetismo, se convierten en Sramanas, «practicantes» (de Srama, acción).
4)
Samtan (tibetano) es lo mismo que Dhyâna (sánscrito), o sea el estado de meditación, de la cual
hay cuatro grados.
5)
Pâramitas, las seis virtudes trascendentales; para los
sacerdotes hay diez.
6)
Srôtâpatti; literalmente, «el que ha entrado en la corriente»
que conduce al océano Nirvánico. Este nombre indica el primer Sendero, El nombre del segundo es Sendero de Sakridagâmin,
«el que recibirá nacimiento (sólo) una vez más». El tercero se llama Anagâmin, «el que no se reencarnará más», a no ser que
lo desee con el objeto de auxiliar a la humanidad. El cuarto Sendero es conocido con el nombre de Rahat o Arhat, y es el más elevado. El Arhat ve el Nirvana durante su vida; para él no hay ningún
estado post mortem, sino el Samadhi, durante el cual experimenta
él toda la bienaventuranza Nirvánica. Cuán poco puede uno fiarse de los
orientalistas en lo referente a la exactitud y significación real de las
palabras, lo demuestra el caso de tres pretendidas autoridades. Así, los cuatro
nombres que acabamos de explicar, R. Spence Hardy los expone del modo
siguiente: l) Sowân; 2) Sakradâgâmi; 3) Anâ gâmi, y 4) Ayra. El Reverendo J, Edkins los
expone así: 1) Strôtâpâna; 2) Sagardagman; 3) Anârgânim, y 4) Ahran. Schlagintweit los expresa a su
vez de un modo diferente, dando además cada uno de ellos una nueva y distinta
variación del significado de las palabras.
7)
Conocimiento,
sabiduría, ciencia.
8)
«Llegar
a la orilla» es, entre los Buddhistas del norte, equivalente a alcanzar el
Nirvana por medio de la práctica de las seis y diez Pâramitas ( virtudes) .
9)
Santo,
Adepto.
10)
El
«ALMA MAESTRO» es Alaya, el
Alma Universal o Atman, de la
que cada hombre tiene en sí mismo un rayo, con la cual puede identificarse y en
la cual puede sumirse.
11)
Antaskarana o Antahkarana es el Manas inferior, el Sendero de comunicación o de comunión entre
la personalidad y el Manas superior
o Alma humana. En el acto de la muerte, se destruye como Sendero o medio de
comunicación, y sus restos sobreviven en una forma tal como el Kamarupa, la «cáscara».
12)
Los
Buddhistas del norte, y en realidad todos los chinos encuentran en el profundo
rumor de los grandes y sagrados ríos la tónica o nota fundamental de la
Naturaleza, y de ahí la comparación. Es un hecho bien conocido en Física, lo
mismo que en Ocultismo, el que la resultante o combinación de los sonidos de la
Naturaleza (tal como se oye en el rumor de los grandes ríos, el ruido que
producen al balancearse las copas
de los árboles en los extensos bosques, o el de una ciudad a distancia) forma
una definida nota única de tonalidad perfectamente apreciable. Esto lo
demuestran los físicos y los músicos. Así es que el profesor Rice, en su Música china, afirma que los chinos
han reconocido este hecho millares de años ha, diciendo que "las aguas del
Hoang-ho, al pasar corriendo, entonaban el Kung, llamado «el gran tono» en la música china; y demuestra que
dicho tono corresponde al Fa, «nota considerada por los físicos modernos como
la tónica actual de la naturaleza». También hace mención de lo mismo el profesor
B. Silliman en sus Principios de
Física, diciendo: «esta nota se cree ser el Fa del medio del piano;
pudiendo, por tanto, ser considerada como la tónica de la Naturaleza».
13)
Los
Dugpas o Bhons, la secta de los «Casquetes
Rojos» son tenidos como los más versados en hechicería. Habitan el Tíbet
occidental, el pequeño Tíbet y el Bhután. Todos ellos son Tantrikas (gente que practica la peor
forma de la Magia Negra.) Es altamente ridículo ver algunos orientalistas que
han visitado las fronteras del Tíbet, tales como Schlagintweit y Ross, confundiendo los ritos y
repugnantes prácticas de los
Dugpas con las creencias
religiosas de los Lamas orientales, los «Casquetes amarillos», y sus Narjols u hombres santos.
14)
Dâna la llave primera en la enumeración antes expuesta.
15)
Amitabha, el «Inmortal Iluminado», nombre de Gautama Buda.
16)
Shila, «Armonía en la palabra y acción». {Véase la
enumeración expuesta de las «llaves de oro»)
17)
Kshanti, «paciencia» ; la tercera llave de oro.
18)
El
Dorje es el Varja sánscrito, un arma o instrumento
en manos de algunos dioses (los Drogshed
tibetanos, los Devas que
protegen a los hombres), se le atribuye la virtud oculta de repeler las
influencias dañinas purificando el aire ni más ni menos que el ozono en
química. Es también un Mudra, posición
y actitud adoptadas para la meditación. En resumen, es un emblema de poder
sobre las invisibles influencias malignas, sea como posición o sea como
talismán. Los Bhons o Dugpas, sin embargo, habiéndose
apropiado dicho símbolo, hacen de él un mal uso para ciertos fines de Magia
negra. Entre los «Casquetes amarillos» o Gelugpas,
es un símbolo de poder, como lo es la Cruz para los cristianos, si bien
no es en manera alguna más «supersticioso». Entre los Dugpas, es, como el doble
triángulo invertido, el signo de la hechicería.
19)
Virâga (la cuarta llave de oro) . Es el sentimiento de
indiferencia absoluta respecto al universo objetivo, al placer y al dolor. La
palabra «disgusto» no expresa bien su significado, pero se le aproxima.
20)
Ahanara, el «yo» o sentimiento de la propia personalidad; el
estado o condición de «yo soy».
21)
«El
que sigue las huellas de sus predecesores» o de «aquellos que llegaron antes
que él»: ésta es la verdadera significación del nombre Tathâgata.
22)
Samvriti es aquella de las dos verdades que demuestra el
carácter ilusorio o vanidad de todas las cosas. En este caso es verdad relativa. La escuela Mahâyana enseña la diferencia entre
estas dos verdades: Paramarthasatya y
Samvritisatya (Satya, «verdad»).
He aquí la manzana de discordia entre los
Madhyâmikas y los Yogâcharyas, negando los primeros, y
afirmando los últimos, que cada objeto existe por efecto de una causa
precedente o de un encadenamiento. Los Madhyâmikas
son los grandes nihilistas y negadores, para quienes todo es parikalpita, ilusión y error, tanto
en el mundo del pensamiento y subjetivo, como en el universo objetivo. Los Yogâcharyas son los grandes
espiritualistas. Samvriti, por
lo tanto, como verdad puramente relativa, es el origen de toda ilusión.
23)
Los
Lhamayin son espíritus elementales
y malos; espíritus hostiles al hombre y enemigos de él.
24)
El
Yo superior, o Yo pensante.
25)
Dhyân-Mârga es el «Sendero de Dhyana», literalmente; o sea el
Sendero del Conocimiento puro, de Paramârtha
o Svasamvedana (en
sánscrito), «la reflexión evidente por sí misma, o que se analiza a sí misma».
26)
Véase
2a. parte, nota 5. «Alma-Diamante», o Vajradhara,
preside sobre los Dhyani-Buddhas.
27)
Bhagavad Gita
28)
Alusión
a la conocida creencia que reina en Oriente (y también en Occidente, por la
cuenta que le tiene) , de que cada nuevo Buddha o Santo es un nuevo soldado del
ejército de aquellos que trabajan en favor de la liberación o salvación del
género humano. En los países búddhicos del Norte, cada nuevo Bodhisattva, o gran Adepto iniciado,
es llamado “libertador de la
humanidad” según expresa la doctrina que en dichos países se enseña, que es la
de los Nirmanakayas, esto es,
aquellos Bodhisattvas que
renuncian a su bien merecido Nirvana o a la vestidura Dharmakaya {excluyéndoles el uno y la otra para siempre del mundo
de los mortales), con el objeto de ayudar invisiblemente a la humanidad y
conducirla finalmente al Paranirvana (o
sea, el estado que alcanza la Mónada humana al fin del gran ciclo). La
afirmación que hace Schlagintweit en su Buddhismo
en el Tíbet, referente a que el Prulpai
Ku, o Nirmânakâya, «el cuerpo en que los Buddhas o Bôdhisattvas se aparecen sobre la
tierra para enseñar a los hombres», es errónea hasta el absurdo, y nada
explica.
29)
Alusión
a las pasiones humanas ya los pecados que son aniquilados durante las pruebas
del noviciado, y sirven a manera de suelo bien fertilizado en donde los «santos
gérmenes» o las semillas de las virtudes de las virtudes trascendentales pueden
germinar. Las virtudes, los talentos o dones preexistentes o innatos, son considerados como
adquiridos en una existencia anterior. El genio es, sin excepción, un talento o
aptitud aportado de otra existencia.
30)
Titiksha es el quinto estado del Raja Yoga, un estado de suprema indiferencia; con sujeción, si
es necesario, a lo que se llama «goces y sufrimientos por todos», pero no
reportando de una impresión tal, ni placer ni dolor; en una palabra, es llegar
a ser física, intelectual y moralmente indiferente e insensible, tanto al
placer como al dolor.
31)
Sowani; es el que practica el Sowán, el primer sendero del Dhyan; un Strôtâpatti.
32)
«Día»
significa aquí todo un Manvântara, un
periodo de duración incalculable.
33)
El
monte Merú, la sagrada montaña de los Dioses.
34)
En
el simbolismo Buddhista del Norte, se dice de Amitâbha, o «Espacio sin límites» (Parabrahm), que tiene en su paraíso dos Bodhisattvas, Kwan-shi-yin y Tashishi, quienes irradian
constantemente luz sobre los tres mundos en que vivieron, incluso el nuestro
(véase la nota siguiente), con el objeto de contribuir con tal luz (del conocimiento)
a la instrucción de los Yoguis, quienes salvarán hombres a su vez. Su
encumbrada posición en el reino de Amitabha,
es debida a los actos de compasión llevados a cabo por ambos, como tales
Yoguis, cuando vivían en la tierra, dice la alegoría.
35)
Estos
tres mundos son los tres planos de existencia: terrestre, astral y espiritual.
36)
Ciclos
de edades.
37)
El
«Muro Guardián» o «Muro de Protección». Según se enseña, los acumulados
esfuerzos de largas generaciones de Yoguis, Santos y Adeptos, y especialmente
de Nirmânakâyas, han creado,
por decirlo así, en torno de la humanidad, un muro de protección, que la
defiende invisiblemente de males todavía peores.
38)
Sowán y Strôtâpatti,
son voces sinónimas.
39)
Marga, «sendero».
40)
Del
sánscrito Arhat o Arhán.
41)
Klesha es el amor al placer o a los goces mundanos malos o
buenos.
42)
Tanha, la voluntad de vivir, que es la causa del
renacimiento.
43)
Esta
«compasión» no debe ser considerada bajo la misma luz que «Dios, el amor
divino» de los teístas. La compasión figura aquí como una ley abstracta e
impersonal, cuya naturaleza, siendo la armonía absoluta, es puesta en confusión
por la discordia, el sufrimiento y el pecado.
44)
En
la fraseología búddh1ca del Norte, todos los grandes Arthats, Adeptos y Santos son llamados Buddhas.
45)
Thegpa Chenpoido, «Mahâyâna Sutra», «lnvocaciones a los Buddhas de
Confesión.» Parte la., IV.
46)
El
Bôdhisattva, en el orden
jerárquico, es inferior al «Buddha perfecto». En el lenguaje esotérico se
confunden muchos estos dos términos. Sin embargo, el innato y justo sentimiento
popular, por razón de semejante sacrificio de sí mismo, ha colocado, en su
respetuosa estimación, al Bôdhisattva en
lugar más eminente que al Buddha.
47)
El
mismo sentimiento de veneración popular, de que se ha hecho mérito en la nota
15 de la página 65, hace llamar Buddhas de Compasión a aquellos Bôdhisattvas que, habiendo alcanzado
el rango de Arhat (o sea, que
han atravesado el Sendero cuatro o
séptimo), rehusan pasar al
estado Nirvánico o «ponerse la vestidura Dharmakaya
y pasar a la otra orilla», pues entonces no estaría en su poder el
ayudar a la humanidad, aun en lo poco que el Karma permite. Prefieren ellos permanecer invisibles (en
Espíritu, por decirlo así) en el
mundo, y contribuir a la salvación de los hombres ejerciendo sobre ellos su
influencia para que sigan la buena ley, o lo que es lo mismo, guiándolos por el
sendero de la Justicia. Constituye una parte del Buddhismo exotérico del Norte
el venerar como Santos a todos estos grandes personajes, y aun dirigirles
oraciones, como hacen los griegos y los católicos con sus santos y patronos;
por otra parte, las enseñanzas esotéricas no están en favor de semejante cosa.
Hay una gran diferencia entre ambas enseñanzas. El laico exotérico apenas
conoce el verdadero significado de la palabra Nirmânakâya, y de ahí la confusión y las poco satisfactorias
explicaciones de los orientalistas. Por ejemplo: Schlagintweit cree que el
cuerpo Nirmanakaya significa la
forma física adoptada por los Buddhas cuando se encarnan en la tierra, «el
menos sublime de sus terrenales impedimentos» (véase El Buddhismo en el Tíbet), y toma pie de ello para dar una
interpretación enteramente falsa del asunto. La verdadera enseñanza es como
sigue: Los tres cuerpos o formas Búddhicos son denominados: l) Nirmânakâya; 2) Sambhogakaya, y 3) Dharmakaya. El primero es aquella
forma etérea que adoptaría uno en el momento en que, abandonando su cuerpo
físico, apareciese en
su cuerpo astral, poseyendo, por añadidura, todo el conocimiento de un Adepto.
El Bodhisattva va desarrollando
esta forma en sí mismo, a medida que avanza en el Sendero. Habiendo alcanzado
la meta y rehusado la fruición de la recompensa, continúa en la tierra como
Adepto; y cuando muere, en lugar
de ir al Nirvana, permanece en
aquel cuerpo glorioso que ha tejido para sí mismo, invisible para la humanidad no iniciada, para velar por ella y
protegerla. Sambhogakâya (literalmente, «Cuerpo de Compensación»), es lo
mismo, pero con el brillo adicional de «tres perfecciones», una de las cuales
es la completa obliteración de todo cuanto concierne a la tierra. El Dharmakâya es el cuerpo de un Buddha
completo, es decir, no es cuerpo, en modo alguno es tan sólo un soplo ideal; la
Conciencia abismada en la Conciencia Universal, o el Alma libre de todo
atributo. Una vez Dharmakâya, el
Adepto o Buddha, abandona en pos de sí toda relación posible con esta tierra, y
aun todo pensamiento con ella ligado. Así es que, para poder auxiliar a la
humanidad, el Adepto que ha ganado el derecho al Nirvana, «renuncia al Dharmakâya»,
según la fraseología mística; no conserva del Sambhogakâya otra cosa que el grande y completo conocimiento, y
permanece en su cuerpo Nirmânakâya. La
escuela esotérica enseña que Gautama Buddha, con varios de sus Arhats, es un Nirmânakâya de este género, y que no se conoce ninguno que
sea más elevado que él por raz6n de su gran renuncia y sacrificio en bien de la
humanidad.
48)
Myalba es nuestra tierra, propiamente llamada «Infierno», y
el mayor de todos los infiernos, por la escuela esotérica. La doctrina esotérica
no conoce más infierno, o lugar de castigo, que una tierra o un planeta
habitado por hombres. El Avitchi es
un estado, y no una localidad.
49)
Esto
significa que ha nacido un nuevo y adicional Salvador de la humanidad, que
conducirá a los hombres al Nirvâna final,
después de terminado el ciclo de la vida.
50)
Esta
es una de las variantes de la fórmula con que siempre concluye cada tratado,
invocación o instrucción. «Paz a todos los seres.» «Bendiciones sobre todo
cuanto vive», etcétera.
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