de Annie Besant |
CAPITULO 1
LA MUERTE, ¿Y DESPUES?
Conocida es en Bretaña, la historia del misionero
cristiano que se hallaba en el vasto salón de un rey de Sajonia rodeado
de sus nobles, adonde había ido a predicar el evangelio de su Maestro;
y en el momento de estar hablando de la muerte, y de la vida, y de
la inmortalidad, entró volando un pájaro por una ventana abierta, dio
una vuelta por el salón y volvió a salir perdiéndose en la oscuridad
de la noche. El sacerdote cristiano dijo al rey que viera en el vuelo
del pájaro alrededor del salón la vida transitoria del hombre y declaró
que significaba el alma pasando de la mansión de la vida, no a la oscuridad
de la noche, sino a la radiación del sol de un mundo más glorioso. De
la oscuridad, y por la ventana abierta del nacimiento, viene el hombre
a la tierra; permanece por algún tiempo a nuestra vista para desaparecer
luego en la oscuridad por la ventana abierta de la muerte. El hombre
siempre ha preguntado a la religión: ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?
Y la contestación ha variado según la creencia. Actualmente, muchos
cientos de años desde que Paulino habló con Edwin, existe más gente
en la Cristiandad, que quizás en ninguna otra época de la historia
del mundo, que pregunta si el hombre tiene un espíritu que ha venido
de algún lado y va a alguna parte. Y los mismos cristianos que proclaman
que los terrores de la muerte han sido abolidos, son los que han rodeado
el féretro y la tumba con más lobreguez y con la pompa fúnebre más desconsoladora
que ninguna otra religión. ¿Qué puede haber más triste que la oscuridad
en que se mantiene sumida la casa durante el tiempo en que permanece
el cadáver en ella? ¿Que más repulsivo que las largas vestiduras de
crespón mate, y que la intencionada fealdad de la pesada gorra con que
la viuda lamenta la "libertad" de su esposo "de la carga
de la carne"? ¿Qué más repugnante que las caras artificialmente
desoladas de los empleados de la funeraria; que los abatidos "llorones";
que los blancos pañuelos cuidadosamente preparados, y, por último, que
las capas parecidas a mantos funerarios? Durante los últimos años ha
tenido lugar un grande y señalado progreso. Las cajas, las plumas y
los llorones, casi han desaparecido. El grotesco y horrible coche fúnebre
pertenece ya al pasado, y el féretro sale cubierto de flores en lugar
del pesado manto funerario de terciopelo negro. Hombres y mujeres, aunque
vistiéndose aún de negro, no se cubren ya con vestiduras sin forma,
parecidas a sábanas colgantes como si tratasen de apenarse lo más posible,
imponiéndose mortificaciones. El bien venido sentido común ha echado
de su trono las costumbres y se ha negado a añadir, por más tiempo,
tales inútiles incomodidades al natural pesar humano. Lo mismo en la
literatura que en el arte, esta manera lúgubre de considerar la muerte
ha sido característica del Cristianismo. La muerte ha sido pintada como
un esqueleto empuñando una guadaña, como una calavera de mueca horrible,
como una figura amenazadora de facciones y dardo levantado; como un
huesoso espantajo sacudiendo un reloj de arena, etc.; todo lo que podía
alarmar y repeler ha sido reunido alrededor del llamado, con justicia,
rey de los terrores. Milton, que tanto ha hecho con su rima majestuosa
para moldear los conceptos populares del Cristianismo moderno, ha usado
toda la fuerza potente de su magnífica dicción, para rodear de horror
la figura da la muerte.
...La otra figura si por tal nombre alguien llamaría lo que a todo y nada semejaba indistinguible en miembros y estructura. Negra como la noche más sombría, feroz como diez furias se agitaba, como el infierno aterrador surgía. Dardo terrible que en su redor vibraba, y en aquella que ser su cabeza parecía llevaba puesta de una corona real a semejanza Acercase Satán, a su presencia deja el monstruo su asiento y se abalanza a él, a horribles zancadas: de su paso se estremeció el Infierno a la violencia Así el Espectro del Terror informe habló y amenazó y tornóse enfurecido diez veces más horrible y más deforme...mas él nacido de mí ya mi enemigo, surgió airado, fiero surgió, dardo fatal blandiendo para la terrible destrucción forjado. Huí gritando: ¡La Muerte! Y al tremendo nombre, el Infierno, sí arrogante y fuerte, tembló, gimió y el eco fue diciendo de cueva en cueva cóncava: ¡la Muerte!
Es por demás extraño que semejante perspectiva
de la muerte haya sido adoptada por los partidarios declarados de un
Maestro de quien se dice que "rasgó el velo de la inmortalidad
y de la vida". Por supuesto, la pretensión de que en la historia
del mundo hace sólo diez y ocho siglos que la inmortalidad del alma
fue dada a conocer es por demás absurda ante el testimonio abrumador
que en su contra se presenta por todos lados; el majestuoso ritual egipcio
del Libro de los Muertos, traza las jornadas post mortem de las almas;
seria bastante por sí solo para echar para siempre por tierra la pretensión
tan descabellada de que antes del cristianismo se desconocía la inmortalidad
del alma. Oid las exclamaciones de las almas de los justos. ¡Oh! vosotros
que formáis la escolta de Dios, extended los brazos hacia mí, pues voy
a ser uno de los vuestros (XVII, 22). Salve Osiris, Señor de la Luz,
que moras en la mansión poderosa, en el seno de la oscuridad absoluta.
A ti vengo como alma purificada, mis dos brazos te rodean (XXI, l).
Yo adoro el cielo; yo hago lo que estaba ordenado en Menfis. Tengo conocimiento
de mi corazón, estoy en posesión de mi corazón, estoy en posesión de
mis brazos, estoy en posesión de mis piernas, soy dueño de mi voluntad.
Mi alma no está aprisionada en mi cuerpo a las puertas de Amenti (XXVI,
5, 6). Para no seguir mencionando las citas enfadosas de un libro compuesto
de los dichos y obras del hombre desencarnado, bastará con transcribir
el juicio final del alma victoriosa: El difunto será deificado entre
los dioses en la región inferior divina: nunca será rechazado... Beberá
en la corriente del río celestial... Su alma no será aprisionada, puesto
que es un alma que trae la salvación a los que están a su lado. Los
gusanos no lo devorarán (CLXIV, 14, 16). La creencia general en la Reencarnación,
es suficiente a probar que las religiones de que era fundamento principal,
creían en la supervivencia del alma después de la muerte; pero se puede
citar como ejemplo un pasaje de las Leyes de Manú, siguiendo una disquisición
sobre la metempsicosis contestando a la pregunta respecto de lo que
hay que hacer para librarse de los renacimientos. De entre todas estas
santas acciones el conocimiento del yo (debe traducirse el conocimiento
del Yo superior, Atma) se dice (ser) el más elevado, esto es en verdad,
la primera de todas las ciencias, puesto que de ella se obtiene la
inmortalidad.
[1]
También es claro el testimonio de la gran religión
de Zoroastro, como se demuestra por lo que sigue, traducido del Avesta,
cuando a continuación de describir el viaje del alma después de la muerte,
dice aquella antigua Escritura: El alma del hombre puro da el primer
paso y llega a (el Paraíso) de Humanata; el alma del hombre puro da
el segundo paso y llega a (el Paraíso) Hukhta; da el tercero y llega
a (el Paraíso) Hvarst; el alma del hombre puro da el paso cuarto y llega
a la Luz Eterna y le habla un purificado, que ha muerto antes, y le
dice: ¿Cómo estás? ¡Oh! muerto purificado, venido de las moradas de
la carne, de las posesiones terrestres, del mundo corporal, aquí a lo
invisible, del mundo perecedero al imperecedero, tal como todo ha pasado;
yo te saludo. Entonces habla Ahura-Mazda: No preguntes a quién preguntas
(pues), viene por el terrible, espantoso, tembloroso camino, la separación
del alma y el cuerpo.
[2]
El Desatir persa habla con igual claridad. Esta obra
se compone de 16 libros, escritos por profetas persas, y sus originales
lo fueron en el idioma Avesta: "Dios es Ahura-Mazda o Yazdan:
"Dios escogió al hombre de entre los animales para conferirle el
alma, la cual es una substancia libre, inmaterial, no compuesta y no
apetitosa. y ésta se convierte en un ángel por el perfeccionamiento".
"Si obra (el hombre) bien en el cuerpo material y tiene buen conocimiento
y religión, es un Hartasp...". "Tan pronto como abandona su
cuerpo material, Yo (Dios) lo llevo al mundo de los ángeles para que
pueda conversar con ellos y contemplarme"
"y si no es Hartasp, pero tiene sabiduría y se abstiene
del vicio, lo elevaré al rango de los ángeles". "Toda persona
encontrará en proporción con su sabiduría y piedad, un sitio en las
filas de los sabios, en medio de los cielos y de las estrellas, y en
esta región de dicha permanecerá para siempre
[3]
. La costumbre inmemorial en China de rendir, culto
a las almas de los antepasados, demuestra hasta qué punto se consideraba
que la vida del hombre se extendía más allá de la tumba. El ShuKing
clasificado por Mr. James Legge, como el más antiguo de los clásicos
chinos, y que contiene documentos históricos, que se remontan a los
años 2357-637 antes de Cristo, está lleno de alusiones a aquellas almas,
las que con otros seres espirituales velan sobre los asuntos de sus
descendientes y la prosperidad del reino. Pankang, que gobernaba en
los años 1401-1374 antes de Cristo, excitaba a sus súbditos de este
modo: "Es mi objeto el sosteneros y alimentaras a todos. Pienso
en mis antecesores (que son ahora) los soberanos espirituales... Si
yo no gobernase bien y permaneciese mucho tiempo aquí, mi soberano superior
(el fundador de nuestra dinastía) enviaría sobre mí un gran castigo
por mi crimen y diría: "¿Por qué esclavizáis a mi pueblo?".
Si vosotros las multitudes, no cuidáis de la perpetuidad de vuestras
vidas, y no os unís de corazón, conmigo el hombre uno, en mis planes,
los reyes primitivos enviarán grandes castigos sobre vosotros por vuestro
crimen y dirán: ¿Por qué no estás de acuerdo con vuestro joven descendiente
y continuáis perdiendo vuestra virtud? Cuando ellos os castiguen desde
arriba, no tendréis medio de escapar... Vuestros antecesores y padres
os rechazarán y os abandonarán y no os salvarán de la muerte".
[4]
A la verdad, es tan práctica esta creencia china,
mantenida hoy lo mismo que en aquellos remotos tiempos, que "el
cambio que los hombres llaman muerte", parece jugar un insignificante
papel en los pensamientos y en las vidas de los pobladores de la Tierra
florida. Estas citas, que pudieran multiplicarse cien veces, bastan
para probar la insensatez de la idea de que la inmortalidad "fue
dada a conocer por el Evangelio". Todo el mundo antiguo estaba
bañado por la luz de la creencia en la inmortalidad del hombre; vivía
diariamente en ella, llenaban con ella su literatura y con ella cruzaban
en paz las puertas de la muerte. Sigue siendo un problema el porqué
el Cristianismo, que ha confirmado esta creencia de un modo tan vigoroso
como plácido, ha hecho desarrollar el terror excepcional a la muerte,
el cual ha tenido un papel tan importante en su vida social, su literatura
y sus artes. No es sólo la creencia en el infierno la que ha rodeado
la tumba de terror, pues otras religiones han tenido sus infiernos y
sin embargo, sus partidarios no han sido atormentados por este temor
sombrío. Los chinos por ejemplo, que consideran la muerte como cosa
ligera y trivial, creen en una serie de infiernos que no tiene igual
en la variedad de sus tormentos. Puede ser que la diferencia dependa
más bien de la raza que de las creencias; que la vida vigorosa de Occidente
se atemorice ante su antítesis y que su sentido común, poco imaginativo,
encuentre que el estado incorpóreo esté demasiado falto de confort positivo;
mientras, por el contrario, el Oriente, más soñador y místico, se inclina
a la meditación y está siempre procurando libertarse de la esclavitud
de los sentidos durante la vida terrestre, razón por la cual considera
el estado incorpóreo como sumamente deseable, por ser el que mejor
conduce a la libertad del pensamiento. Antes de empezar, sin embargo,
a tratar de lo que es el hombre en el estado post mortem, es necesario
hacer un breve bosquejo sobre la constitución del hombre, según se
la considera por la filosofía esotérica; pues debemos tener en cuenta
los constituyentes de su ser, antes de poder comprender su integración,
El hombre, pues, se compone de
La Triada inmortal
Atma
Buddhi
Manas
El Cuaternario perecedero Kama Prana Cuerpo etéreo Cuerpo físico.
El cuerpo físico, es la forma exterior tangible compuesta de varios
tejidos. El doble etéreo o cuerpo sutil. Prana, es la vitalidad, la
energía integradora, que coordina las moléculas físicas y astrales
y las mantiene juntas en un organismo definido; es el aliento de la
vida en el organismo, la parte del Aliento Universal de Vida, de que
se apropia el organismo durante el breve tiempo de la existencia a que
damos el nombre de "vida". Kama es el conjunto de los apetitos,
pasiones y emociones, que son comunes al hombre y a la bestia. Manas
es el Pensador que está en nosotros, la Inteligencia; Buddhi es el vehículo
donde mora Atma, el Espíritu, Y por el cual únicamente puede manifestarse.
Ahora bien; el lazo entre la Triada inmortal y el Cuaternario perecedero,
es Manas, que es dual durante la vida terrestre o la encarnación, y
funciona como Manas superior y Manas inferior. El Manas superior envía
un rayo, que es el Manas inferior, el cual funciona, en y por medio
del cerebro humano, como conciencia cerebral, como inteligencia razonadora.
Este se enlaza con Kama, la naturaleza pasional, de modo que las pasiones
y emociones se convierten en una parte de la Mente, como lo define la
sicología moderna; y así tenemos formado el lazo entre la naturaleza
superior y la inferior del hombre, perteneciendo este Kama Manas a
lo superior por sus elementos manásicos, y a lo inferior por los kámicos.
Como este Kama manas constituye el campo de batalla durante la vida,
por eso juega un papel importante en la existencia post mortem. Clasificaremos
ahora nuestros siete principios de un modo algo diferente, teniendo
en cuenta este enlace, en Kama-Manas, de los elementos perecederos e
imperecederos.
INMORTAL ATMA - BUDDHI
- MANAS SUPERIOR
CONDICIONALMENTE INMORTAL KAMA MANAS
MORTAL PRANA – CUERPO ETEREO
– CUERPO FISICO
Algunos escritores cristianos han adoptado una clasificación parecida
a ésta, declarando que el Espíritu es inherentemente inmortal por ser
Divino; que el Alma es condicionalmente inmortal, es decir, capaz de
conquistar la inmortalidad por su unión con el Espíritu; y que el Cuerpo
es mortal por su propia naturaleza. La mayor parte de los cristianos
indoctos, dividen al hombre en dos: el Cuerpo que perece o lo que muere,
y el algo llamado Alma o Espíritu, que sobrevive a la muerte. Esta última
clasificación, si tal puede llamarse, es por completo inadecuada,
si es que debemos buscar una explicación racional o siquiera sea una
exposición lúcida del fenómeno de la existencia post mortem. El aspecto triple de la
naturaleza del hombre, presenta un modelo más racional de su constitución;
pero no es a propósito para explicar muchos fenómenos. Sólo la división
septenaria puede dar una teoría racional que concuerde con los hechos
de que vamos a tratar; y, por tanto, aun cuando parezca una elaboración
meditada el estudiante hará bien en familiarizarse con ella. Si estuviese
estudiando sólo el cuerpo y desease comprender sus funciones, tendría
que clasificar sus componentes de un modo mucho más extenso y minucioso
de lo que yo lo hago aquí. Tendría que aprender la diferencia entre
los tejidos musculares, nerviosos, glandulares, huesosos, cartilaginosos,
epitélicos, conectivos y relacionadores y todas sus variedades; y si
en su ignorancia se revelase contra una división tan minuciosa, se le
explicara que sólo por medio de un análisis semejante de os diversos
componentes del cuerpo, pueden ser comprendidos los diferentes y complicados
fenómenos de la actividad de la vida. Una clase de tejidos es necesaria
para el sostenimiento, otra para el movimiento, otra para la secreción,
aquella otra para la absorción, etc. etc.; y si cada clase no tuviese
su nombre especial y propio, se originaría grandísima confusión y muchos
errores, y permanecerían incomprensibles las funciones físicas. Aprendiendo
unos cuantos nombres técnicos necesarios, se gana, después de todo,
tiempo y claridad en los conceptos; y como la claridad es cosa indispensable,
tanto para explicar como para comprender los complicadísimos fenómenos
post mortem, me veo obligada, contra mi costumbre en estos artículos
elementales, a recurrir desde el principio a estos términos técnicos,
puesto que los idiomas europeos no tienen todavía sus equivalentes,
y el uso de largas frases descriptivas resultaría en extremo enfadoso
e inconveniente. Por lo que hace a mí, creo que gran parte del antagonismo
entre los partidarios de la Filosofía esotérica y los del Espiritismo,
ha tenido su origen en una confusión de términos del que se ha derivado
una mala comprensión de los conceptos de cada cual. Un espiritista eminente
dijo una vez con impaciencia, que no veía la necesidad de una definición
exacta, y que por espíritu entendía él toda la parte del hombre que,
no siendo cuerpo, sobrevivía a la muerte. Esto es lo mismo que si no
insistiese en decir que el cuerpo del hombre consiste en huesos y sangre,
y que al pedírsele hiciese la definición de la sangre contestase: "¡Oh!
Yo entiendo por sangre todo lo que no es hueso". Una definición
clara de los términos y una estricta observancia de los mismos, nos
permitirá, por lo menos, entendemos mutuamente, y este es el primer
paso para el buen resultado de una comparación de nuestras respectivas
experiencias.
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CAPITULO 2
EL
DESTINO DEL CUERPO
El cuerpo humano está sufriendo constantemente un proceso de decadencia
y reconstrucción. Construido al principio en forma etérea en el seno
materno, continúa su formación por medio de la acumulación incesante
de nuevos materiales. En cada momento
que transcurre, se desprenden diminutas moléculas, a la par que otras
afluyen a él. Las que salen, se esparcen y van a ayudar a re construir
cuerpos de todas clases en los reinos mineral, vegetal y humano, pues
la base física de éstos es la misma para todos. "La idea de que
el tabernáculo humano está construido por vidas innumerables, precisamente
como lo fue la corteza de nuestra tierra, no tiene en sí nada de repulsivo
para el místico verdadero. . .La Ciencia nos enseña que tanto en el
organismo VIVO como en el muerto, y lo mismo en el del hombre que en
el del animal, bulle infinita multitud de bacterias de cien variadas
clases. Desde afuera estamos amenazados por la invasión de microbios
cada vez que respiramos, y desde dentro por leucomenos aerobios, anaerobios,
etc. Pero la Ciencia no ha llegado todavía a afirmar, cómo lo hace la
Doctrina Oculta, que nuestros cuerpos, lo mismo que el de los animales,
las plantas y los minerales, está totalmente construidos por estos
seres, los cuales, a excepción de las grandes especies, ningún microscopio
puede descubrir. Por lo que respecta a la parte puramente material y
animal del hombre, la Ciencia se encuentra en el camino de descubrimientos
que comprobarán en gran parte esta teoría. La Química y la Fisiología
son los dos grandes magos del porvenir, destinados a abrir los ojos
a la humanidad a las grandes verdades físicas. Cada día se demuestra
más claramente la identidad entre el animal y el hombre físico, entre
la planta y el hombre y hasta entre el reptil y su nido y la roca y
el hombre. Encontrando la Química que los constituyentes físicos y químicos
de todo son idénticos puede muy bien decir que no hay diferencia entre
la materia que compone al buey y la que forma al hombre. Pero la Doctrina
Oculta, es mucho más explícita, dice: "No sólo son iguales los
componentes químicos, sino que las mismas vidas infinitesimales invisibles
componen los átomos de los cuerpos de las montañas y el de la margarita,
del hombre y de la hormiga, del elefante y del árbol que le da sombra.
Cada partícula, ya se la llame orgánica o inorgánica, es una vida".
[5]
"Estas vidas", que separadas e independientes
pertenecen al plano pránico o de vida, forman, agregándose, las moléculas
y células del cuerpo físico, y afluyen y se desprenden de él durante
todo el tiempo de la vida del mismo, formando de este modo un puente
constante entre el hombre y lo que le rodea; ellas están sometidas a
las "vidas ígneas", los devoradores, que las obligan a ejecutar
su obra de construcción de las células del cuerpo, de manera que trabajen
armoniosamente y en orden, subordinadas a la manifestación superior
de vida en el complejo organismo llamado hombre. Estas vidas ígneas
corresponden en nuestro plano, en estas funciones de dirección y organización,
a la vida del Universo, y cuando no ejercen dichas funciones en el cuerpo
humano, las vidas inferiores corren desordenadas y principian a descomponer
el cuerpo hasta entonces definidamente organizado. Durante la vida del
cuerpo, son dirigidas como un ejército, marchando en orden regular bajo
el mando de un general, ejecutando varias evoluciones. Guardando el
paso, moviéndose como un solo cuerpo. Cuando sobreviene la "muerte",
se desorganizan y convierten en una multitud tumultuosa, corriendo
de un lado para otro, tropezándose, amontonándose sin objeto común alguno,
sin autoridad generalmente reconocida. Nunca está el cuerpo con más
vida que cuando está muerto; pero está vivo en sus unidades y muerto
en su conjunto: vivo como montón, muerto como organismo. "La Ciencia
considera al hombre como una agregación de átomos, unidos temporalmente
por una fuerza misteriosa llamada principio vital. Para un materialista
la diferencia entre el cuerpo vivo y el muerto, es que en el primer caso aquella fuerza es activa, y en el segundo
está latente. Cuando se extingue o está completamente latente, las
moléculas se dispersan por el espacio. Esta dispersión tiene que ser
la muerte, si es posible concebir tal muerte donde las moléculas del
cadáver manifiestan una intensa energía vital... Eliphas Levi dice:
"El cambio prueba el movimiento, y el movimiento sólo revela vida.
El cuerpo no se descompondría si estuviera muerto; todas las moléculas
que lo constituyen están vivas y trabajan por separarse".
[6]
La parte de La Constitución Septenaria del Hombre, trata de que el doble
etéreo es el vehículo de Prana, el principio vital o vitalidad. Por
medio del referido vehículo ejercita Prana la fuerza directora y ordenadora
de que se ha hablado antes, y la "muerte" sólo toma posesión
triunfante cuando el doble etéreo se separa-definitivamente rompiéndose
el delicado cordón que lo une al cuerpo. Este proceso de separación
ha sido visto y descrito minuciosamente por clarividentes. Así es como
Andrew Jackson Davis, "el clarividente de Ponghkeepsie", describe
el modo cómo él mismo vio verificarse esta separación del cuerpo etéreo.
Y declara que el cordón magnético no se rompió hasta treinta y seis
horas después de la muerte aparente. Otros han descrito en términos
parecidos cómo habían visto una débil nubecilla color violeta, desprenderse
del cuerpo moribundo condensarse gradualmente en una forma que era el
doble de la persona expirante, unida a la misma por un cordón luminoso.
El rompimiento de este cordón significa la destrucción del último lazo
magnético entre el cuerpo físico y los demás principio de la constitución
humana; el cuerpo se ha separado del hombre; éste ha desencarnado;
seis principios permanecen todavía como su constitución inmediatamente
después de la muerte, habiendo sido abandonado el séptimo o Cuerpo físico
como un vestido que se nos quita. La muerte consiste verdaderamente
en un proceso repetido de desnudarse. La parte inmortal del hombre
arroja de sí, una después de otra. Sus envolturas externas, y lo mismo
que la serpiente de su piel y la mariposa de su crisálida- sale de aquéllas
y pasa, a un estado superior de conciencia. Ahora bien; es un hecho
que esta salida del cuerpo y la permanencia de la entidad consciente,
ya sea en el doble astral o ya sea en un cuerpo de pensamiento aun
más etéreo, puede tener lugar durante la vida terrestre; de manera que
el hombre puede familiarizarse con el estado desencarnado y llegar a
no sentir los terrores que rodean lo desconocido. No puede ir muy lejos
de su cuerpo, estando en el doble etéreo, porque éste está siempre relacionado
con aquél por el delicado cordón cuyo rompimiento acarrearía la muerte;
pero, sin embargo, puede reconocerse como entidad consciente en aquel
vehículo, y comprobar para su satisfacción, que la vida no depende de
su funcionamiento en el cuerpo. Si aprende el modo de usar de su cuerpo
de pensamiento, entonces ya no se hallará limitado a la vecindad de
su cuerpo material, al penetrarse, de modo completamente consciente,
de la independencia de la inteligencia espiritual. ¿Por qué un hombre
que de este modo se separase de su cuerpo y de su doble etéreo, y encontrase
que este proceso daba el resultado, no de la inconsciencia sino de una
extensísima libertad y de una extrema expansión de vida, por qué, repito,
habría de temer el rompimiento final de sus cadenas y la libertad de
su yo inmortal le da que sabe que es su prisión de carne? Este punto
de vista de la vida humana, es una parte esencial de la filosofía esotérica.
El hombre es de origen divino. Una chispa de la vida divina. Esta llama
viva, saliendo del Fuego central, teje para sí misma cubiertas, dentro
de las cuales mora, y se convierte de este modo en la triada; Atma Buddhi
Manas, el yo inmortal. Este emite su rayo que encarna en materia más
grosera, en el cuerpo de deseo o elementos kámicos, la naturaleza pasional,
y en el doble etéreo y en el cuerpo físico. La inteligencia inmortal,
antes libre, aprisionada, sujeta Y encadenada de este modo, trabaja
pesada y laboriosamente por medio de las vestiduras que la envuelven.
En su propia naturaleza permanece siempre el Ave libre de los Cielos;
pero sus alas están plegadas a sus costados por la materia en que se
halla sumergida. Cuando el hombre reconoce su naturaleza propia inherente,
aprende a abrir algunas veces las puertas de su prisión y se escapa
de ella; primeramente aprende a identificarse con su triada inmortal
y se levanta sobre el cuerpo y sus pasiones a una vida mental, pura
y moral; luego reconoce que el cuerpo que ha conquistado no puede mantenerle
prisionero, y abre la puerta del mismo y entra en la luz de su verdadera
vida. Así, cuando la muerte le abre la puerta, ya conoce el país en
que entra por haber estado antes en él por su voluntad. Por último,
sigue adelantando hasta que aprende el hecho, de importancia suprema,
de que la "vida" no tiene nada que ver con el cuerpo ni con
este plano material, aquella vida es su existencia consciente, no interrumpida
ni de posible interrupción; y los breves intervalos en la misma durante
los cuales mora en la tierra no son sino una pequeña fracción de su
existencia consciente, durante la cual, además tiene menos vida a causa
de las pesadas envolturas que le sujetan. Pues sólo durante estos intervalos
(salvo en casos excepcionales), puede perder por completo la conciencia
de la vida continuada, al estar rodeado por aquellas envolturas que
le engañan y ciegan a la verdad de las cosas, haciéndole ver real lo
que es ilusorio, y estable lo que es transitorio. La luz reina en el
Universo, y en la encarnación salimos de ella, para entrar en el crepúsculo
del cuerpo y no poder ver sino confusamente, mientras permanecemos en
nuestra prisión; a la muerte, salimos de la prisión de nuevo y entramos
en la luz, quedando así más cerca de la realidad. Cortos son estos períodos
crepusculares, y largos los de luz; pero en nuestro estado de ceguera
llamamos vida a este crepúsculo, que creemos es la existencia verdadera,
a la vez que llamamos muerte a la luz y temblamos ante la idea de entrar
en ella. Giordano Bruno, uno de los más grandes maestros de nuestra
filosofía en la Edad Media, describió admirablemente la verdad respecto
del cuerpo y del hombre. Del hombre verdadero dice: "Estará presente
en su cuerpo de tal modo, que la mejor parte de sí mismo estará ausente
de él y se unirá por medio de sacramento solemne a las cosas divinas,
de una manera tal, que no sentirá ni amor ni odio por las cosas mortales.
Se considerará como amo, y, por tanto, no deberá ser el servidor ni
el esclavo de su cuerpo, que mirará sólo como la prisión que mantiene
su libertad confinada, como la liga que pega sus alas, como cadenas
que atan firmemente sus manos como postes que fijan sus pies, como velo
que ciega su vista. Que no sea ni servidor, ni cautivo, ni cogido en
el lazo, ni encadenado, ni perezoso, ni incapaz ni ciego, pues el cuerpo
que abandona no puede tiranizarle; de manera que así, el espíritu se
le presenta, en cierto modo, como el mundo corporal, y la materia se
encuentra sometida a la divinidad y a la naturaleza".
[7]
Cuando de este modo llegamos a considerar el cuerpo,
y ganamos nuestra libertad por la conquista del mismo, la muerte pierde
para nosotros todos sus terrores, y a su contacto, el cuerpo se desprende
de nosotros como un vestido, y fuera de él permanecemos erguidos y
libres. El Dr. Franz Hartmann escribe lo siguiente sobre estos mismos
pensamientos: "Según ciertas opiniones de Occidente, el hombre
es un mono desarrollado. Según las ideas de los sabios indios, que también
coinciden con, las de los filósofos de las edades pasadas Y con las
enseñanzas de los místicos cristianos, el hombre es un Dios que está
unido durante su vida terrestre por medio de sus propias tendencias
carnales, a un animal (su naturaleza animal). El Dios que mora en él,
dota al hombre de sabiduría. El animal lo dota de fuerza. Después de
la muerte, el Dios se liberta del hombre separándose del cuerpo animal.
Como el hombre lleva dentro de si este Conciencia divina su deber es
luchar contra sus inclinaciones animales y levantarse por encima de
ellas con la ayuda del principio divino, tarea que no puede llevar a
efecto el animal, y la cual, por tanto, no se exige a éste".
[8]
El "hombre", usando la palabra en el sentido
de la personalidad que le da la última parte de la anterior sentencia,
es inmortal sólo condicional mente; el hombre verdadero, el Dios se
liberta y con él va la parte de la personalidad que se ha elevado a
unirse con lo divino. El cuerpo, abandonado de este modo al tumulto
de las innumerables vidas mantenidas antes en sujeción por Prana, actuando
por medio de su vehículo el doble etéreo, principia a decaer, es decir,
a desorganizarse, y con la desintegración de sus células y moléculas,
sus partículas pasan a formar parte de otras combinaciones. A nuestra
vuelta a la tierra, podremos encontrar otra vez algunas de aquellas
mismas vidas innumerables que en una encarnación anterior hicieron
de nuestro cuerpo su morada pasajera; pero por ahora no nos ocupamos
sino de la desorganización del cuerpo, cuyo último aliento vital ha
concluido y cuyo destino es la desintegración completa. Así, pues, para
el cuerpo físico la muerte significa la disolución como organismo, el
aflojamiento de los lazos que unían a los muchos en uno solo. |
CAPITULO III
EL
DESTINO DEL DOBLE ETEREO
El doble etéreo es el duplicado del cuerpo grosero
del hombre. Se le ve algunas veces durante la vida en la vecindad del
cuerpo, y sus salidas de éste se notan generalmente por la pesadez o
semi letargo del mismo. Actuando como el receptor o vehículo del principio
de vida durante la vida terrestre, su separación del cuerpo se señala
naturalmente por el descenso de todas las funciones vitales, aún cuando
el cordón que une a ambos esté todavía intacto. Como se ha dicho antes,
el rompimiento de este cordón acarrea la muerte del cuerpo. Cuando el
doble etéreo deja finalmente el cuerpo, no se va a distancia de éste.
En los casos normales permanece flotando sobre él, siendo su esta
do de conciencia soñoliento y tranquilo, a menos que al lado del cadáver
que acaba de abandonar, haya manifestaciones ruidosas de dolor y emociones
violentas y aquí conviene decir que durante el lento proceso de la muerte,
mientras el doble etéreo está efectuando su separación del cuerpo, y
también después de verificada aquélla, debe observarse gran tranquilidad
y dominio de sí mismo en la cámara mortuoria. Pues durante este tiempo,
toda la vida pasa velozmente en revista delante del ego, como lo han
relatado los que se han estado ahogando y han pasado a este estado
de inconsciencia y casi de muerte. Un maestro ha escrito: “En el último momento toda la vida se refleja
en nuestra memoria y surgen de todos los ángulos y rincones olvidados,
cuadro tras cuadro, suceso tras suceso... El hombre puede parecer a
menudo muerto; sin embargo, desde la última pulsación, desde el último
latido del corazón, hasta el momento en que la última chispa de calor
animal abandona al cuerpo el cerebro piensa, y el ego pasa durante
estos breves segundos por toda su vida. Hablad muy quedo, vosotros los
que asistís a tales momentos, y os encontráis en la presencia solemne
de la muerte. Sobre todo, debéis observar quietud, precisamente después
que la muerte ha extendido su viscosa mano sobre el cuerpo. Hablad quedo,
repito, porque de lo contrario, perturbaríais el tranquilo manar del
pensamiento, y pondríais obstáculos a la obra laboriosa del pasado que
lanza sus reflejos sobre el velo del futuro”.
[9]
Este es el tiempo durante el cual las imágenes
del pensamiento de la vida terrestre que termina agolpándose alrededor
de su productor, se agrupan y entremezclan formando la imagen completa
de aquella vida, e imprimiéndose en su totalidad en la luz astral. Las
costumbres dominantes, las tendencias más pronunciadas del pensamiento
confirman su preeminencia y se estampan como cualidades características,
que aparecerán como "cualidades innatas" en la encarnación
siguiente. Este balance de las cuentas de la vida, esta lectura de los
anales kármicos, es demasiado solemne e importante para ser perturbado
por las lamentaciones intempestivas de los parientes y amigos. "En
el momento solemne de la muerte, aún cuando sea repentino, el hombre
ve su vida entera pasar ante su vista en sus más minuciosos detalles.
Por un corto instante, lo personal se funde con el Ego individual,
conocedor de todo. Pero este instante es suficiente para demostrarle
toda la cadena de las causas que han funcionado durante su vida. Se
ve y se comprende entonces tal como él es, permaneciendo como espectador
mirando al escenario que abandona".
[10]
A esta vívida perspectiva, sigue, en las personas
ordinarias, el ensueño tranquilo semiconsciente de que se ha hablado,
al flotar el doble etéreo sobre el cuerpo a que ha pertenecido, y del
que ahora se halla completamente separado. Algunas veces este doble
es visto por personas en la casa o en la proximidad de la misma, cuando
el pensamiento del moribundo se ha fijado de un modo intenso en alguno
de los que deja, cuando alguna grande ansiedad ha preocupado a la mente
en el último momento, algo que se ha dejado por hacer y que es necesidad
que se haga, o cuando algún trastorno local ha perturbado la tranquilidad
de la entidad que parte. Bajo estas condiciones u otras similares, el
doble puede ser visto u oído; cuando se le ve, muestra la conciencia soñolienta
y obscurecida que se ha mencionado, silencioso, vago en su aspecto y
no se comunica. A medida que transcurren los días, los cinco principios
superiores se desprenden de la envoltura del doble etéreo y arrojan
de sí a éste como lo hicieron antes con el cuerpo físico. Pasan luego,
como entidad quíntuple, a un estado del que se tratará próximamente,
dejando al doble etéreo con el cuerpo y convirtiéndose así en un cadáver
etéreo, lo mismo que el cuerpo se había antes convertido en un cadáver
físico. Este cadáver etéreo permanece cerca del físico, y ambos se desintegran
a la vez: los clarividentes ven estos despojos etéreos en los cementerios,
mostrando algunas veces cierto parecido al cadáver y otras veces apareciendo
como un vapor o como una luz violeta. Un cadáver etéreo así ha sido
visto por un amigo mío, pasando por el estado horrible y repulsivo de
la descomposición, visión espantosa, ante la cual la clarividencia no
es ciertamente un don feliz. Este proceso continúa pari pasu, hasta que todo el cadáver
físico queda reducido a esqueleto y las partículas desintegradas han
ido a formar parte de otras combinaciones. Una de las grandes ventajas
de la cremación, aparte de las condiciones sanitarias, consiste en la
pronta devolución a la Madre Naturaleza, por medio del fuego, de los
elementos materiales que componen el cadáver físico y el etéreo. En
lugar de una descomposición lenta y gradual, tiene lugar una rápida
desintegración, sin que queden restos físicos ni etéreos que produzcan
perjuicios posibles en los planos respectivos. El cuerpo etéreo puede,
hasta cierto punto, ser vivificado por un corto período después de la
muere. EI Dr. Hartmann, dice: "El cadáver fresco de una persona que haya
muerto repentinamente, puede ser galvanizado en una apariencia de vida
por la aplicación de una batería galvánica. Del mismo modo el cadáver
etéreo de una persona puede ser dotado de una vida artificial por medio
de la infusión de parte del principio vital de un médium. Si este cadáver
es el de una persona muy intelectual, puede hablar muy inteligentemente,
y si es el de un tonto, hablará como tal"
[11]
. Este pernicioso procedimiento no puede verificarse
sino en la vecindad del cadáver y por un tiempo muy limitado después
de la muerte; pero se registran casos de tales galvanizaciones del cadáver
etéreo, ejecutadas en la tumba de la persona fallecida. Inútil es decir
que semejante operación pertenece sin género de duda a la magia negra
y es por completo perversa. Los cadáveres etéreos, lo mismo que los
físicos, si no se les destruye prontamente por el fuego deben dejarse
en el silencio y en la oscuridad; silencio y oscuridad cuya interrupción
constituye una de las mayores profanaciones. |
CAPITULO IV
KAMA
LOKA Y EL DESTINO
DE
PRANA Y KAMA
Loka es una palabra sánscrita que puede traducirse
por lugar, mundo, tierra; de modo que Kama Loka es, literalmente, el
lugar o mundo de Kama, siendo Kama el nombre de aquella parte del organismo
humano que encierra todas las pasiones, deseos y emociones que tiene
el hombre en común con los animales inferiores.
[12]
En esta división del Universo el Kama Loka es la
morada de todas las entidades humanas que han abandonado el cuerpo físico
y su doble etéreo, pero que aun no se han libertado de la naturaleza
de emociones y pasiones. Kama Loka tiene otros muchos moradores; pero
solamente nos referimos aquí a los seres humanos que últimamente han
pasado por la puerta de la muerte, y a éstos debemos concretar nuestro
estudio. Puede perdonársenos una momentánea digresión sobre la cuestión
de la existencia de regiones en un universo distinto del físico, pobladas
de seres Inteligentes. La existencia de tales regiones es afirmada
por la Filosofía esotérica y conocida por experiencia propia, por los
Adeptos y por muchas personas menos desarrolladas; todo lo que se necesita
para el estudio de esas regiones, es el desarrollo de las facultades
latentes en todo hombre; un hombre en "vida", usando el lenguaje
ordinario, puede dejar tras sí, sus cuerpos físicos y astral, y explorar
esas regiones sin pasar por la puerta de la muerte. Así, en The Theosophist
leemos que el verdadero conocimiento puede ser adquirido por el hombre
en vida, entrando en relación consciente con el mundo del Espíritu.
"Como en el caso, digamos, de un Adepto iniciado que trae consigo
a la tierra un recuerdo claro y distinto, correcto hasta en los menores
detalles de los conocimientos que ha adquirido y de todo lo que ha
presenciado en la esfera invisible de las Realidades".
[13]
De este modo esas regiones llegan a ser para él,
motivos de conocimiento, tan definido, tan cierto y tan familiar, como
si viajase por el África de un modo ordinario, explorase sus desiertos
y volviese a su país aumentadas sus riquezas por el conocimiento y
la experiencia adquiridos. A un experto explorador de África, le importarían
poco las críticas que hiciesen de sus relatos las personas que nunca
han estado allí; podría referir lo que vio; describir los animales cuyas
costumbres hubiese estudiado, bosquejar el país que hubiera atravesado,
enumerar sus productos y sus características. Si los críticos que nunca
han viajado, le contradijesen, se riesen y porfiasen, no se enfadaría
ni se desanimaría, sino que simplemente no les haría caso. La ignorancia
no puede convencer al conocimiento con las repetidas aseveraciones
de su falta de ciencia. La opinión de cien personas sobre un asunto
que ignoran por completo, no es de más peso que la opinión de una sola
de ellas. La evidencia de un hecho aumenta su fuerza cuando muchos
testigos la afirman; pero nada multiplicado por mil, es nada. Verdaderamente,
sería extraño que todo el espacio que nos rodea estuviese vacío, un
mero desierto asolado y que los habitantes de la tierra fuesen las únicas
formas en que pudiera encerrarse la inteligencia. El Dr. Huxley dijo
últimamente: "Sin ir más allá de la analogía de lo que es conocido,
es fácil poblar el cosmos con entidades en una escala ascendente, hasta
que lleguemos a algo indistinguible de la omnipotencia, omnipresencia
y omnisciencia”
[14]
. Si estas entidades no tienen órganos de sentidos
como los nuestros; si sus sentidos responden a vibraciones diferentes
a las que afectan a los nuestros, ellos y nosotros podemos marchar
unos aliado de otros, adelantarnos mutuamente, encontrarnos, pasar unos
por medio de otros, y sin embargo, no quedar por ello más enterados
de nuestras respectivas existencias. Mr. Crookes nos hace vislumbrar
la posibilidad de semejante coexistencia inconsciente con seres inteligentes
y sólo se necesita un pequeño esfuerzo de imaginación para demostrar
este concepto. "No es improbable que otros seres sencientes tengan
órganos de sentidos que no respondan a algunos o a ninguno de los rayos
a que nuestra vista es sensible, pero que sean capaces de apreciar otras
vibraciones para las cuales estamos nosotros ciegos. Tales seres estarían
viviendo realmente en un mundo distinto del nuestro. Imaginaos, por
ejemplo, la idea que formaríamos de los objetos que nos rodean, si estuviésemos
dotados, no de la vista sensible a los rayos ordinarios de luz, sino
sensibles a las vibraciones comprendidas en los fenómenos eléctricos
y magnéticos, El vidrio y el cristal estarían clasifica dos entre los
cuerpos más opacos. Los metales serían más o menos transparentes, y
un alambre telegráfico en el aire, parecería como un agujero muy estrecho
y largo, taladrado en un cuerpo sólido, impenetrable. Una dínamo en
trabajo activo parecería un incendio, mientras que un imán permanente
realizaría el sueño de los místicos de la Edad Media, y sería una lámpara
eterna sin gasto de energía ni de combustible"
[15]
. Kama Loka es una región habitada por entidades
inteligentes y semi-inteligentes, lo mismo que lo está la nuestra; está
densamente poblada, como nuestro mundo, de muchos tipos y formas de
cosas vivientes, tan diferentes unas de otras, como una hoja de hierba
es diferente de un tigre, y un tigre de un hombre. Compenetra, a nuestro
mundo, y éste lo compenetra a su vez; pero, como los estados de la materia
difieren en los dos mundos, éstos coexisten sin el conocimiento de
sus respectivos seres inteligentes. Sólo bajo circunstancias anormales
puede haber conciencia entre los habitantes de los dos mundos, de su
mutua presencia; por medio de cierta práctica especial, puede estar
un ser humano en vida, en contacto consciente con muchos de los sub-humanos
naturales de Kama Loka, y dominarlos; los seres humanos que han abandonado
la tierra y en quienes los elementos kámicos fueron poderosos, pueden
fácilmente ser atraídos por los elementos kámicos de los hombres encarnados,
y llegar con su ayuda a presenciar de nuevo conscientemente las escenas
que habían dejado; y seres humanos, aun encarnados, pueden establecer medios
de comunicación con los desencarnados y, como se ha dicho antes, abandonar
momentáneamente sus propios cuerpos y ser consciente en Kama Loka,
por el uso de las facultades por cuyo medio han acostumbrado a su conciencia
a obrar. El punto que tiene que ser aquí claramente comprendido, es
la existencia de Kama Loka como una región definida, habitada por gran
diversidad de entidades, entre las que se hallan seres humanos desencarnados.
Concluida esta necesaria digresión, volvamos al ser humano en particular,
cuyo destino, como tipo, podemos decir que estamos trazando, y con cuyo
cuerpo físico y doble astral hemos concluido ya. Contemplémosle en el
estado de cortísima duración que sigue al abandono de estas dos envolturas.
H.P. Blavatsky dice, después de citar una descripción de Plutarco,
sobre el hombre después de la muerte: "He aquí nuestra doctrina,
que presenta al hombre como ser septenario durante la vida, y como quíntuplo,
mediatamente después de la muerte, en Kama Loka"
[16]
. Prana, la parte de energía vital apropiada por el
hombre en su estado carnal, habiendo perdido su vehículo, el doble etéreo,
el cual, juntamente con el cuerpo físico, se ha separado de su energía
directora, tiene ahora que volver al gran receptor de vida del Universo.
Así como el agua contenida en un vaso de cristal y sumergido en un estanque
se mezcla con las aguas de éste, si el vaso se rompe, del mismo modo
Prana, al desprenderse los cuerpos de él, se mezcla de nuevo con la
vida universal. Solo inmediatamente después de la muerte, es el hombre
quíntuple en su constitución; pues Prana, como principio humano, no
puede permanecer apropiado cuando su vehículo se desintegra. El hombre
entonces sólo está revestido con el Kama Rupa o cuerpo de Kama, cuerpo
de materia astral, muy etéreo, a menudo llamado "fluídico",
por la facilidad con que opta cualquier forma que se le imprima desde
afuera o se moldee desde adentro. El hombre viviente es allí la Triada
inmortal, cubierta aún con las últimas envolturas terrestres, con la
forma sutil y sensible que durante su encarnación, le presta el poder
de sentir, desear, gozar, y sufrir en el mundo físico. "Cuando
el hombre muere, sus tres principios inferiores, esto es, el cuerpo,
la vida y el vehículo de la última, el cuerpo astral o el doble del
hombre viviente le abandonan para siempre. Y entonces, los otros cuatro
principios, el principio central o medio (el alma animal o Kama Rupa,
con lo que se ha asimilado del Manas inferior) y la Triada superior
se encuentran en Kama Loka". Hasta este punto, la experiencia post
mortem de todos es generalmente la misma; es un "sueño tranquilo
semi-consciente", como ya se ha dicho, y de este estado, en los
casos más afortunados, pasan, sin despertar por completo, a la "inconsciencia
predevachánica", que es aún más profunda, y la que termina con
el despertar dichosísimo en el Devachán, período de reposo que media
entre dos encarnaciones. Pero como en este punto son distintas las
posibilidades, trazaremos primeramente el proceso normal y no interrumpido
de Kama Loka, hasta la entrada en Devachán, y luego volveremos a ocupamos
de otra clase de circunstancias. Si una persona ha llevado una vida
pura y se ha esforzado con constancia en elevarse e identificarse con
la parte superior de su naturaleza, más bien que con la inferior, en
este caso, una vez que se ha separado del cuerpo y del doble astral,
y después que Prana se ha vuelto a fundir con el océano de vida, y cuando
sólo se halla con la vestidura de Kama Rupa, entonces, como los elementos
de pasión en él son débiles y acostumbrados a una actividad relativamente
poco pronunciada, no podrán afirmarse con fuerza en Kama Loka. Ahora
bien; durante la vida terrestre, Kama y el Manas inferior están estrechamente
unidos y entrelazados; en el caso que estamos considerando, Kama es
débil y el Manas inferior ha purificado en gran parte a Kama. La mente,
ligada con las pasiones, emociones y deseos, los ha purificado y se
ha asimilado su parte más pura, la ha absorbido en sí misma, de modo,
que todo lo que queda de Kama es un simple residuo que fácilmente puede
desecharse, y del cual la triada inmortal se liberta pronto. Poco a
poco esta Triada inmortal, el hombre verdadero, concentra todas sus
fuerzas; reúne dentro de sí los recuerdos e la vida terrestre que acaba
de terminar; sus amores, sus esperanzas, sus aspiraciones, y se prepara
para pasar del kama loka al reposo feliz del Devachán, la "tierra
de los Dioses". Kama Loka es una localidad astral, el Limbo de
la teología escolástica; el Hades de los antiguos, y estrictamente
hablando, una localidad sólo en sentido relativo. No es un lugar definitivo
ni limitado, pero que existe dentro del espacio subjetivo; esto es,
está fuera de la percepción de nuestros sentidos. Sin embargo, allí
es donde los fantasmas astrales de todos los seres que han vivido, incluso
los animales, esperan su segunda muerte. Para los animales viene con
la desintegración y el completo desvanecimiento de sus partículas astrales
hasta la última. Para el fantasma humano principia cuando la Triada
-Atma-Buddhi-Manas- se "separa" de sus principios inferiores,
o sea de la reflexión de la ex-personalidad, para pasar al estado devachánico"
[17]
. Esta segunda muerte es, pues, el paso de la Tríada
inmortal de la esfera de Kama Loka, tan estrechamente relacionada con
la esfera terrestre, al estado superior del Devachán, del que hablaremos
más adelante. El tipo del hombre de que estamos tratando pasa por este
proceso en el estado de tranquila somnolencia que se ha descrito, y
si no se le perturba, no vuelve a obtener completa conciencia, hasta
haber pasado por estos grados, y que el reposo haya sido reemplazado
por la dicha. Pero durante todo el periodo en que los cuatros principios,
la Tríada inmortal y Kama, permanecen en Kama Loka, ya sea aquél largo o corto, de días o de siglos, están
al alcance de las influencias terrestres. En el caso de una persona
como la que hemos descrito, ésta puede ser despertada por la tristeza
y deseos desesperados de los amigos dejados en la tierra; pues estos
elementos kámicos al vibrar violentamente en las personas encarnadas,
pueden producir vibraciones en el Kama Rupa de las desencarnadas, y
alcanzar y despertar de este modo al Manas inferior que aún no se ha
vuelto a reunir con su padre, la inteligencia espiritual. De este modo
puede ser sacada de su estado de somnolencia y pasar a un recuerdo
vívido de la vida terrestre tan recientemente abandonada, y puede -bien
sea directamente, si se trata de un sensitivo o médium, o indirectamente
por conducto de uno de estos dolientes amigos en comunicación con el
médium, para hablar o escribir a los que han quedado en la tierra.
Este despertar va generalmente acompañado de agudo sufrimiento; y aun
cuando éste se evite, el proceso natural de liberación de la Triada
se perturba bruscamente y se retarda su libertad. Al tratar de esta
posibilidad de comunicación durante el periodo que sucede inmediatamente
a la muerte, y antes de que el hombre, ya libre, pase al Devachán, dice
H. P. Blavatsky: "Que cualquier mortal viviente haya obtenido gran
provecho de la vuelta del Espíritu al plano objetivo es muy dudoso,
salvo en unos cuantos casos excepcionales, cuando la intensidad del
deseo en la persona moribunda por volver por causa de algún objeto especial
ha obligado a la conciencia superior a permanecer despierta y haya sido
por lo tanto realmente la individualidad el "Espíritu", el
que se haya comunicado. El Espíritu está turbado después de la muerte,
y cae muy pronto en lo que llamamos "inconsciencia pre-devachánica".
Un deseo intenso puede impulsar a la entidad desencarnada a volver espontáneamente
hacia los Seres sin consuelo, que ha dejado en la tierra, pero esta
vuelta espontánea es rara en la clase de personas de que ahora noS
ocupamos. Si se les deja en paz, se dormirán tranquilamente para despertar
en Devachán, evitando así cualquier lucha o sufrimiento que se relacione
con la segunda muerte. En la separación final de la Triada inmortal,
sólo queda en Kama Loka, el Kama Rupa, la "cáscara" o simple
fantasma vacío, que gradualmente se desintegra, pero será mejor tratar
este punto, cuando nos ocupemos de la clase que le sigue, la generalidad
de la masa humana, sin marcada espiritualidad elevada, pero también
sin marcadas tendencias perversas. |
CAPITULO
V
KAMA LOKA
Cuando llega a Kama Loka un hombre, cuyo nivel espiritual corresponde
al término medio de la masa humana, la inteligencia espiritual se reviste
de un Kama Rupa o cuerpo de deseos, que posee un vigor
y una vitalidad considerables; el Manas inferior, estrechamente entrelazado
con Kama durante la vida terrestre que acaba de terminar, habiendo estado
muy entregado a los goces de los objetos de los sentidos y a los placeres
y emociones, no puede desprenderse con prontitud de la tela por él mismo
tejida, para volver a su origen, el Manas superior, fuente de su propio
ser. De aquí se origina un retardo considerable en el mundo en transición,
Kama Loka, hasta que los deseos se debiliten y desvanezcan al punto
de que no puedan detener por más tiempo al Alma entre sus lazos. Como
ya se ha dicho, durante el período en que la Triada inmortal y Kama
permanecen unidos en Kama Loka, es posible la comunicación entre la
entidad desencarnada y las encarnadas en la tierra. Estas comunicaciones
son generalmente deseadas por los desencarnados, porque sus deseos
y emociones los atraen todavía hacia la tierra que han dejado, y sus
mentes no han vivido aun lo suficiente en su propio plano, para encontrar
satisfacción y contento completos. El Manas inferior aun ansía las
satisfacciones kámicas y las sensaciones vívidas y excesivamente pronunciadas
de la vida terrestre, y puede, por causa de estos mismos deseos, ser
atraído de nuevo a las escenas que a pesar suyo ha abandonado. Hablando
sobre esta posibilidad de comunicación entre el ego de la persona fallecida
y un médium. H. P. Blavatsky dice en The Theosophist (Junio 1883, artículo
Seeming Discrepances), tomándolo de las enseñanzas recibidas por ella
de los hermanos adeptos, que tales comunicaciones pueden tener lugar
durante dos intervalos: "El intervalo primero es aquel período
entre la muerte física y la entrada del Ego espiritual en el estado
conocido en las doctrinas esotéricas de los Arhats como Bar-do. Esto
lo hemos traducido como el período de gestación (pre-devachánica). Algunas
de las comunicaciones obtenidas por médiums, provienen de este origen:
de la entidad desencarnada atraída de este modo a la esfera terrestre;
cariño cruel que retarda su progresiva evolución e introduce un elemento
de perturbación en lo que debía ser progreso ordenado. El período en
Kama Loka se prolonga por esta causa; el cuerpo de deseos es alimentado
y mantenida firme su presa sobre el ego, y de este modo se difiere la
libertad del alma: la golondrina inmortal queda retenida por la liga
terrestre. Las personas que han llevado una vida perversa, que han satisfecho
y estimulado las pasiones animales y han alimentado hasta la hartura
al cuerpo de deseos, a la vez que han hecho pasar hambre al mismo Manas
inferior, permanecen por larguísimo tiempo en Kama Loka, anhelando la
vida terrestre que abandonaron y los goces animales que no pueden disfrutar
de una manera directa por la ausencia del cuerpo físico. Estas entidades
se juntan alrededor de los médiums y sensitivos, tratando de utilizarlos
para su propia satisfacción, y se clasifican entre las fuerzas más
peligrosas, que tan temerariamente afrontan, en su ignorancia, los incautos
y los curiosos. Existe otra clase de entidades desencarnadas, compuestas
de aquellos cuya vida en la tierra ha sido interrumpida prematuramente
por acto propio, por el acto de otros o por accidente. Su destino en
Kama Loka depende de las circunstancias que rodearon su separación de
la vida terrestre pues no todos los suicidas son culpables felo
de se; la medida de su responsabilidad varía grandemente. La
condición de éstos ha sido descrita como sigue: Los suicidas, aunque
no desligados por completo de sus principios sexto y séptimo, y aunque
llenos de vigor en las sesiones espiritistas, sin embargo, basta el
día en que debieron morir de muerte natural, están separados de sus
principios superiores por un abismo. Los principios sexto y séptimo
permanecen pasivos y negativos mientras que en los casos de muerte accidental,
el grupo superior y el inferior se atraen mutuamente. Además, en los
casos de Egos buenos e inocentes, el inferior gravita irresistiblemente
hacia el sexto y séptimo; y así, o bien dormita rodeado de sueños dichosos
o duerme con un sueño profundo sin ensueños hasta que suena la hora. Reflexionando
un poco y fijándonos algo en la eterna justicia y ajuste de las cosas,
comprenderéis el por qué. La Víctima, ya sea buena o mala no es responsable
de su muerte. Aun cuando su muerte fuese debida a alguna acción en una
vida o nacimiento anterior, fuese, en una Palabra, obra de la Ley de
Retribución, sin embargo, no es el resultado directo de un acto ejecutado deliberadamente
por el yo personal de aquella vida en que fue muerto accidentalmente.
Si se le hubiese permitido vivir más tiempo, quizás hubiese purgado
más eficazmente sus pecados anteriores, y entonces el Ego, a quien se
le ha hecho pagar la deuda del Ego personal, su antecesor está libre
de los golpes de la justicia retributiva. Los Dhyan Chohans que no intervienen
en guiar al Ego humano viviente, protegen a la víctima indefensa cuando
se la ha lanzado violentamente fuera de un elemento dentro de otro,
antes de que estuviera en disposición para ello. Esta es la clase que
los espiritistas franceses llaman los espíritus en sufrimiento. Son
una excepción a la regla, pues tienen que permanecer dentro de la atracción
y atmósfera terrestre -el Kama Loka- hasta el último momento del tiempo
que debió ser la duración natural de sus vidas. En otras palabras aquella
ola particular de evolución de vida tiene que llegar a la orilla. Pero
es un pecado y una crueldad el revivir su memoria y hacer más intensos
sus sufrimientos, proporcionándoles la ocasión de tener una vida artificial;
ocasión que recarga su Karma impulsándoles a hacer uso de aquellas puertas
abiertas, esto es, los médiums y sensitivos, pues tendrán que pagar
caro cada uno de tales placeres. Me explicaré. Los suicidas que insensatamente
creyeron escapar de la vida, encontrándose todavía vivos, tienen que sufrir
bastante por aquella misma vida. Su castigo consiste en la intensidad
de la última. Habiendo perdido por su acto temerario sus principios
sexto y séptimo, aunque no para siempre, puesto que pueden obtenerlos
de nuevo -en lugar de aceptar su castigo y aprovechar sus probabilidades
de redención- se les hace a menudo echar de menos la vida, se les impulsa
a asirse nuevamente a ella por medios pecaminosos. En Kama Loka, la
tierra de los deseos intensos, pueden satisfacer sus terrestres anhelos;
pero por medio de una persona viva que lo substituya, y por obrar de
este modo pierden generalmente sus mónadas para siempre a la expiración
del término natural. En cuanto a las victimas por accidente, su destino
puede ser aún peor. A menos que sean tan buenas y puras que puedan ser
atraídas inmediatamente dentro de Akashic Samadhi; esto es, caer en
un estado de tranquila somnolencia, llena de felices ensueños, durante
la cual no conservan recuerdo alguno del accidente, sino que se mueven
y viven en medio de sus amigos y escenas familiares hasta que la duración
natural de sus vidas haya terminado y se encuentren nacidas en el Devachán,
un destino sombrío es el suyo. Sombras desgraciadas, si fueron perversos
y sensuales, vagan de un lado a otro no como envolturas kámicas vacías,
pues su relación con sus dos principios superiores no está por completo
cortadas hasta que llega la hora de su segunda muerte. Lanzados fuera
de la vida terrestre en el apogeo de las pasiones, las cuales les atan
a las escenas familiares, se sienten inducidos por las oportunidades
que les proporcionan los médiums, a satisfacer aquéllas por medio de
substitutos. Son los Pishachas, los íncubos y súcubos de la Edad Media;
los demonios de la sed, de la glotonería, de la lujuria y de la avaricia.
Elementarios de intenso poder, maldad y crueldad, que impulsan a sus
víctimas a cometer crímenes horribles, regocijándose en la ejecución
de los mismos. No solamente causan la ruina de sus víctimas, sino que
estos vampiros psíquicos, arrastrados por el torrente de sus infernales
impulsos, al fin -al llegar a término fijo de su período natural de
vida Son transportados fuera del aura terrestre a regiones en donde
durante siglos experimentan agudísimos sufrimientos, y terminan con
la destrucción completa. Ahora bien; las causas que producen "el
nuevo ser" y que determinan la naturaleza del Karma son Trishná
(Tanha); -sed, deseo por la existencia sensible- y Upadana, que es
la realización o consumación de Trishná, el deseo mencionado. Estos
dos son los que el médium contribuye a desarrollar ne
plus ultra en un Elementario, ya sea éste suicida o víctima.
La regla es que una persona que muere de muerte natural, permanece
desde algunas horas, hasta unos cuantos años" dentro de la atracción
terrestre -esto es Kama Loka. Pero las excepciones son los casos de
suicidas y los de los que mueren violentamente en general. De aquí que
uno de estos Egos que estuviese destinado a vivir -supongamos ochenta
o noventa años, pero, que o bien se matase o fuese muerto por causa
de algún accidente, a la edad de veinte años por ejemplo- tendrá que
pasar en Kama Loka, no "unos cuantos años" sino sesenta o
setenta, como Elementario o más bien como "vagabundo terrestre";
pues no es por desgracia suya, ni siquiera una "envoltura kámica"
¡Dichosos, mil veces dichosos son, comparados con ellos, aquellas entidades
desencarnadas que pasan su prolongada somnolencia, y viven soñando
en el seno del Espacio! y desgraciados de aquellos cuyo Trishná los
atrae hacia los médiums y desgraciado de éste último que los tienta
con un Upadana tan fácil. Pues atrayéndolos y satisfaciendo su sed de
vida el médium contribuye al desarrollo en ellos, y es en realidad la
causa de una nueva aglomeración de Skandhas, de un nuevo cuerpo con
tendencias y pasiones mucho peores que las de aquél que perdieron. Todo
el porvenir de este nuevo cuerpo será determinado de este modo, no sólo
por el Karma del demérito de la primera aglomeración o grupo, sino también por el
nuevo conjunto del ser futuro. Si los médiums y los espiritistas supiesen,
como digo, que con cada nuevo "ángel protector" que con tanto
gozo acogen, inducen a este último a un Upadana que producirá males
sin cuento para el nuevo Ego que vuelve a renacer bajo su sombra nefasta,
y que en cada sesión, especialmente en las de materialización, multiplican
las causas de sufrimiento, causas que harán que el desgraciado Ego fracase en su nacimiento espiritual o renazca a una existencia mucho peor, quizás serían menos pródigos en su hospitalidad. La muerte prematura ocasionada por costumbres viciosas, por el demasiado estudio o por el sacrificio voluntario en pro de alguna gran causa, acarreará un retardo en Kama Loka; pero el estado de la entidad desencarnada dependerá del motivo que puso fin a su vida. Son muy pocos, si es que hay algunos, entre los hombres que se entregan a los vicios, que estén perfectamente seguros de que semejante conducta les conducirá finalmente a una muerte prematura. Tal es el castigo de Maya. Los "vicios" no escaparán al castigo; pero es la causa, no el efecto, lo que será castigado, especialmente el efecto no previsto aunque probable. Lo mismo puede llamarse suicida a un hombre que ha encontrado su muerte en una tempestad en el mar, que a uno que se ha matado con el "demasiado estudio". El agua puede ahogar a un hombre, y un trabajo cerebral excesivo puede producir un reblandecimiento de la materia cerebral, que produzca la muerte. En semejante caso nadie debería cruzar el Kalapani, [18] ni tan siquiera tomar un baño por temor de tener un desmayo y en él ahogarse (todos conocemos casos semejantes); ni un hombre cumplir con su deber y mucho menos sacrificarse, ni aun por una causa laudable y altamente beneficiosa, como muchos de nosotros hacemos. El motivo es todo, el hombre es castigado en caso de responsabilidad directa, nunca de otro modo En el caso de la víctima, la hora natural de la muerte ha sido anticipada accidentalmente, mientras que en el del suicida la muerte ha sido acarreada voluntariamente y con un acontecimiento completo y deliberado de sus consecuencias inmediatas. Así, un hombre que se da la muerte en un ataque de locura, no es un felo de se, con gran pesar y a menudo con grave apuro de las compañías de seguros sobre la vida. Ni tampoco se le deja ser presa de las tentaciones de Kama Loka, sino que se duerme como otra víctima cualquiera. Un Guiteau no permanecerá en la atmósfera terrestre, con sus principios superiores sobre él, inactivos y paralizados, pero, sin embargo, permanentes. Guiteau ha pasado a un estado durante cuyo período estará haciendo siempre fuego sobre su Presidente, y con ello poniendo en confusión y desorden el destino de millones de personas; a un estado, en donde le están siempre juzgando y siempre ahorcando bañándose en las reflexiones de sus hechos y Pensamientos, especialmente en aquellos a que se entrega estando en el cadalso. La población de Kama Loka se recluta de este modo con elementos particulares peligrosos, por todos los actos de violencia legales e ilegales, que arrancan al alma del cuerpo físico, y envían a la primera a Kama Loka revestida del cuerpo de deseos, palpitando en odio de pasiones y emociones, llena de deseos de venganza, de lujuria insaciable. Un asesino encarnado no es un miembro agradable a la sociedad; pero un asesino arrancado repentinamente de su cuerpo, es una entidad mucho más peligrosa; la sociedad puede defenderse del primero, pero en su estado presente de ignorancia, está indefensa respecto del segundo. Por último, la Triada inmortal se liberta del cuerpo de deseos y sale de Kama Loka; el Manas superior retrotrae su rayo, matizado con las escenas de la vida porque ha pasado, y llevando Consigo las experiencias ganadas por medio de la personalidad que ha informado. El labrador es llamado del campo y vuelve al hogar llevando sus canastas llenas o vacías, rico o pobre, según haya sido el fruto de la vida. Cuando la Triada abandona la Kama Loka, sale por completo fuera de la esfera de atracción de la tierra: Tan pronto como ha pasado fuera de Kama Loka -que ha cruzado el "Puente de Oro" -que conduce a las "Siete Montañas de Oro"- el Ego ya no vuelve a ponerse en comunicación con médiums de fácil acceso. Existen algunas probabilidades excepcionales de alcanzar a este ego, que se explicarán más adelante; pero el ego está fuera del alcance del médium ordinario y no puede ser atraído a la esfera terrestre; pero antes de que sigamos el curso de la Tríada, tenemos que ocupamos del destino del ahora abandonado Kama Rupa, dejado en Kama Loka como simple reliquia.
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CAPITULO
VI
KAMA LOKA. LAS
ENVOLTURAS KAMICAS
La envoltura kámica es el Kama Rupa, el cuerpo de deseos desocupado
por la Triada, que ha pasado adelante; es el último de los vestidos
transitorios del Alma, arrojado y abandonado en Kama Loka para su desintegración.
Cuando la vida terrestre pasada ha sido noble y hasta cuando no ha sido
más que de mediana pureza y utilidad, esta envoltura retiene poca vitalidad
después que la Triada ha seguido adelante y se disuelve rápidamente.
Sin embargo, sus moléculas retienen durante este proceso de desintegración,
las impresiones hechas en ellas en la vida terrestre, y la tendencia
a vibrar en contestación a los estímulos experimentados constantemente
durante aquel período. Todos los estudiantes de filosofía están familiarizados
con lo que se denomina acción automática, con la tendencia en las células
a repetir las vibraciones originariamente ocasionadas por acciones
voluntarias: de este modo se forman lo que llamamos costumbres, y repetimos
inconscientemente movimientos que en un principio fueron meditados.
Tan grande es este automatismo del cuerpo, que, como todo el mundo sabe
por experiencia es muy difícil cortar por completo la costumbre de
alguna frase o gesto que se nos ha hecho "habitual". Ahora
bien, el Kama Rupa es durante la vida el recipiente de todos los estímulos
que nos vienen de afuera y lo que a los mismos responde; también recibe
continuamente los estímulos de la mente inferior y responde a ellos.
En él se encuentran las costumbres y tendencias a repetir automáticamente
vibraciones familiares, vibraciones de amor y de deseo, y vibraciones
que reflejan toda clase de experiencias pasadas. Lo mismo que la mano
repite un gesto familiar, así puede repetir el Kama Rupa un pensamiento
o sentimiento habitual. Y cuando la Triada lo abandona, este automatismo
permanece, y la envoltura kámica; puede de este modo demostrar sentimientos
y pensamientos que están exentos de toda inteligencia y voluntad verdaderas.
Muchas de las contestaciones a las ansiosas preguntas en las sesiones
espiritistas, provienen de tales formas, atraídas cerca de amigos y
parientes por la influencia magnética por tanto tiempo familiar y querida,
y que responden automáticamente a las oleadas de emociones y recuerdos
y al impulso a que por tanto tiempo respondieron durante la vida terrestre,
que recientemente abandonaron. Frases de afecto, vulgaridades morales,
recuerdos de sucesos pasados, etc, son todas las comunicaciones que
tales envolturas pueden dar; pero éstas pueden ser literalmente derramadas
en condiciones favorables, bajo el estímulo magnético aplicado sin restricción
por los amigos y parientes encarnados. En los casos en que el Manas
inferior ha estado durante la vida terrestre muy apegado a objetos materiales
o a empresas intelectuales impulsadas por un motivo personal, el Kama
Rupa puede haber adquirido un automatismo muy considerable de carácter
intelectual, y puede dar contestaciones inteligentes de notable mérito;
pero, sin embargo faltará el sello de la originalidad, pues la aparente
inteligencia sólo dará de sí reproducciones, y no habrá señal
alguna de los pensamientos nuevos e independientes que serían inevitable
manifestación de una gran inteligencia trabajando en medio de nuevas
circunstancias. La esterilidad intelectual es la señal característica
de la gran mayoría de las comunicaciones del "mundo espiritual",
las reflexiones de las escenas terrestres y las condiciones y modos
de ser terrenales abundan mucho en tales comunicaciones, pero en vano
buscaríamos pensamientos nuevos y potentes, dignos de las inteligencias
que se han libertado de la prisión de la carne. Hay un peligro constante
en este comercio con las formas kámicas. Precisamente porque son formas
y no otra cosa, responden a los impulsos que reciben de afuera; con
facilidad se vuelven maliciosas y perjudiciales, respondiendo automáticamente
a vibraciones perniciosas. Así es como un médium o asistentes a sesiones,
de escasa moralidad imprimen impulsos de un orden inferior a las envolturas
que pululan a su alrededor; cualquier deseo animal y los pensamientos
necios e insignificantes, pondrán en acción vibraciones semejantes
en las ciegas y respondientes envolturas por otro lado, los elementales,
fuerzas semiconscientes que funcionan en los diversos reinos de la
Naturaleza, se posesionan fácilmente de las envolturas, y pueden usarlas
como vehículo a propósito para muchas extravagancias y jugarretas. El
cuerpo astral del médium y los Kama Rupas desocupados por sus inmortales
moradores, proporcionan la base material por medio de la cual pueden
producir los elementales resultados curiosos y sorprendentes; podría
apelarse con confianza al testimonio de los que frecuentan las sesiones
espiritistas y preguntárseles si muchas de las travesuras infantiles
con la que están familiarizados, tales como tirones de pelo, pellizcos,
cachetes, tirar objetos, aglomeración de muebles, tocar acordeones,
etc., etc., no deben atribuirse con más razón a vaguedades burlescas
de fuerzas sub-humanas que a la acción de "espíritus", que,
mientras estuvieron encarnados, no eran ciertamente capaces de semejantes
vulgaridades. Pero dejemos a las envolturas kámicas disolverse tranquilamente
en los elementos y mezclarse de nuevo en el crisol de la naturaleza.
Los autores del Perfect Way (Senda Perfecta), demuestran muy bien lo
que verdaderamente es tal envoltura. El verdadero "fantasma",
es la porción exterior y terrestre del Alma, aquella parte que está
cargada con las preocupaciones, aficiones y recuerdos puramente mundanos,
y que se desprende del alma y permanece en la esfera astral con una
existencia más o menos definida y personal, y capaz de conversar con
los vivos por medio de un sensitivo. Sin embargo, no es más que un vestigio
desechado por el Alma, el cual, como fantasma, no es permanente. La
verdadera Alma, la persona real, el ánima divina, se separa después
de la muerte de todos aquellos afectos inferiores que pudieran retenerlo
cerca del plano terrestre". Si queremos encontrar a los que amamos
no debemos buscarlos entre los restos decadentes de Kama Loka. ¿Para
qué buscáis a los vivos entre los muertos? |
CAPITULO
VII
KAMA
LOKA. LOS ELEMENTARIOS
La palabra "Elementario" se ha usado con tal libertad,
que ha ocasionado muchas confusiones. H. P. Blavatsky la ha definido del modo
siguiente: "Propiamente las almas desencarnadas de los perversos: las
almas que algún tiempo antes de la muerte se separaron de sus espíritus divinos
y perdieron así sus probabilidades de inmortalidad. Pero en el estado presente
de estudio se ha creído mejor aplicar el término a los restos o fantasmas de
las personas desencarnadas y, en general, a todos los que mueren temporalmente
en Kama Loka. Una vez que se han separado de sus Triadas superiores y de sus
cuerpos, estas almas permanecen en sus envolturas Kama Rúpicas, y son atraídas
irresistiblemente a la tierra en medio de los elementos en armonía con su
naturaleza grosera. La permanencia en Rama Loka varía en duración, pero termina
invariablemente en la desintegración, disolviéndose como una columna de vapor,
átomo por átomo, en los elementos circundantes".[19]
Los lectores de esta serie de manuales, saben que es posible que el Manas
inferior se enrede tanto en Kama, que llega a separarse violentamente de su
fuente, y a esto se le llama en ocultismo "la pérdida del Alma". En
otras palabras, es la perdida del yo personal que se ha separado de su Padre,
el Ego superior, y se ha condenado así a perecer. Esta alma, que de este modo
se ha segregado de la Tríada inmortal durante la vida terrestre, se convierte
en un verdadero elementario, al abandonar sus cuerpos físico y astral. Después,
revestido de su Kama Rupa, vive por cierto tiempo, corto o largo según el vigor
de su vitalidad, convertido en la personificación de la perversidad: peligroso
y maligno, procura renovar su decadente vitalidad por todos los medios que le
proporciona la necedad o la ignorancia de las almas encarnadas. Su destino
definitivo, es en verdad, la destrucción; pero puede ocasionar mucho daño en
el camino que a aquella conduce, y que él mismo ha escogido. La palabra elementario
se usa, sin embargo, a menudo, para describir el Manas inferior, revestido del
Kama Rupa, y que no se ha separado de sus principios superiores, pero que
todavía no se ha unido con su Padre, el Manas superior. Estos elementarios
pueden estar en todos los grados de progreso y ser inofensivos o
perjudiciales. Otros escritores usan también el término elementario como
sinónimo de envoltura kámica, y aumenta así la confusión. La palabra debería
limitarse, por lo menos, para designar el Kama Rupa más el Manas inferior, ya
sea que este se esté separando de los elementos kámicos para ser reabsorbido
por su fuente, o bien que esté desprendido de su Ego superior, y, por tanto, en el camino de la destrucción.
CAPITULO VIII
DEVACHAN
Entre los varios conceptos expuestos por la Filosofía
esotérica, hay, quizás, pocos que hayan sido tan difíciles de comprender
por las inteligencias de Occidente, como el de la tierra de los Devas
o tierra de los Dioses. Una de las principales dificultades ha nacido
de la demasiada libertad en el uso de los término ilusión, estado de
sueño y otros semejantes, aplicados a la conciencia devachánica; y
de este modo, una interpretación general de falta de realidad, ha desnaturalizado
el concepto todo del Devachán. Cuando el pensador oriental habla de
la presente vida terrestre como Maya, ilusión, sueño, los positivos
occidentales traducen las frases como alegóricas e imaginativas, pues
nada puede ser menos ilusorio, dicen, que este mundo de compras y ventas
de beefsteaks y de bebidas. Pero cuando semejantes términos se aplican
a un estado más allá de la muerte -estado que en su misma religión consideran
como vaporoso y nada real, y al cual piensan con tristeza la falta de
todas las comodidades substanciales tan queridas del hombre acostumbrado
al confort de la familia- entonces aceptan las palabras en su significado
más literal y prosaico y hablan del Devachán como de una ilusión en
el sentido que ellos dan a la palabra. Es, pues, conveniente al principiar a tratar del Devachán, poner
esta cuestión de la "ilusión" bajo su verdadero aspecto. En
un sentido metafísico profundo, todo lo que es condicionado es ilusorio.
Todos los fenómenos son literalmente "apariencias". Máscaras
externas con las que la realidad una se manifiesta en nuestro inestable
Universo. Mientras más "material" y sólida es la apariencia,
tanto más lejos se halla de la realidad, y es, por lo tanto, más ilusoria.
¿Qué puede haber de más falso que nuestro cuerpo tan aparentemente sólido,
estable, visible y tangible? Es una acumulación de partículas diminutas
vivientes que cambian constantemente, un centro de atracción hacia el
que fluye un río continuo de miríadas de seres microscópicos que se
hacen visibles por su agregación en este centro y luego vuelven a
salir, tornándose invisibles a causa de su pequeñez, al separarse de
estas agregaciones. ¡Cuánto menos ilusoria, en comparación con este
cuerpo, en cambio constante, aunque aparentemente estable, es la mente
que puede demostrar las pretensiones de aquél, y exponerlo bajo su verdadera
luz! La mente está siempre engañada por los sentidos, y la conciencia,
lo más verdadero que en nosotros existe, se presta a considerarse a
sí misma como lo ilusorio. A la verdad, el mundo del pensamiento es
lo que está más cerca de la realidad, y las cosas se hacen más y más
ilusorias a medida que toman más carácter fenomenal. Además, la mente
es permanente comparada con el mundo material transitorio. Pues la "mente"
es tan sólo un término grosero para el pensador Viviente en nosotros,
para la entidad consciente verdadera, el hombre interno, "que fue,
es y será, y para quien la hora nunca ha de sonar". Mientras menos
profundamente está este hombre interno sumergido en la materia, tanto
más real es su vida y cuando ha arrojado de sí las vestiduras que tornó
al encarnar, esto es, sus cuerpos físico, etéreo y de pasiones, entonces
se encuentra mas próximo al Alma de las cosas de lo que antes estaba;
y aunque velos de ilusión obscurecen todavía su vista, son mucho más
transparentes que los que la cegaban cuando se hallaba revestido de
carne. Su vida más libre y menos ilusoria es aquella que pasa fuera
del cuerpo, y el estado desencarnado, es relativamente, el suyo norma1.
Sale de este cuerpo cuando se sumerge en la vida física, durante cortos
períodos, para poder ganar experiencias que de otro modo no puede obtener,
y que se lleva luego consigo, para enriquecer su condición permanente.
Lo mismo que el buzo se sumerge en las profundidades del Océano para
buscar una perla, del mismo modo se sumerge el pensador en las profundidades
de la vida física para buscar la perla de la experiencia; pero no permanece
allí por mucho tiempo, pues no es su elemento; vuelve a elevarse a su
propia atmósfera y arroja de sí el elemento más pesado que abandona.
Por lo tanto, se dice con verdad, del alma que ha dejado la tierra,
que ha vuelto al lugar propio de ella; pues su hogar es el "mundo
de los Dioses", mientras que aquí en la tierra es un desterrado
y un prisionero. Este punto de vista ha sido expuesto claramente por
un Maestro de Sabiduría en una conversación referida por H. P. Blavatsky,
e impresa bajo el título de Vida y Muerte. El extracto siguiente manifiesta
el caso: "Los Vedantinos, al reconocer dos clases de existencia
consciente, la terrestre y la espiritual, hablan de esta última corno
de una realidad indudable. En cuanto a la vida terrestre debido a su
constante cambio de corta duración, no es más que una ilusión de nuestros
sentidos. Nuestra vida en las esferas espirituales debe creerse una
realidad, porque ahí es donde vive nuestro Yo invariable e inmortal,
el Sutratma. Mientras que en cada nueva encarnación se reviste de una
personalidad completamente distinta, temporal y de corta duración.
La esencia misma de todo esto, a saber, espíritu, fuerza y materia,
no tiene principio ni fin, pero la forma adquirida por esta triple
unidad durante sus encarnaciones, su exterior por decirlo así, no es
nada más que una mera ilusión de los conceptos personales. Esta es la
razón por que llamamos a la vida póstuma la única realidad, y a la
terrestre, inclusive la misma personalidad, sólo imaginaria".
-"¿Por que hemos de llamar en este caso, Sueño a la realidad, y
real a lo fantasmagórico?" Hice esta comparación para facilitar
vuestra comprensión. Desde el punto de vista de vuestras nociones terrestres,
es estrictamente verdadera. Nótese las palabras: "Desde el punto
de vista de vuestras nociones terrestres", pues son la clave de
todas las frases empleada en el Devachán como "ilusión". Nuestra
materia física grosera no está allí; las limitaciones que ésta impone
no existen donde querer es creer y en donde pensar es ver. Por eso,
cuando se le preguntó al Maestro: ¿No sería mejor decir que la muerte
no es otra cosa más que un nacimiento a una nueva vida, o mejor todavía,
un regreso a la eternidad? contestó: Así es realmente, y no tengo nada
qué decir en contra de ese modo de exponer la cuestión. Con sólo vuestras
nociones de la vida material, las palabras "vivir" y "existir"
no son aplicables a la condición puramente subjetiva posterior a la
muerte: y si se las emplease en nuestra filosofía sin una estricta definición
de su significado, los Vedantinos llegarían pronto a tener las ideas
que Son comunes al presente entre los espiritistas americanos que hablan
sobre espíritus que se casan entre sí y hasta con mortales. Lo mismo
que sucede entre los cristianos verdaderos, no los nominales, sucede
con los Vedantinos -la vida del otro lado de la tumba es la tierra donde
no existen lágrimas ni suspiros, donde ni hay casamiento ni dar en casamiento,
y en donde el justo realiza su perfección completa. El temor de materializar
los conceptos mentales y espirituales, ha sido siempre muy grande entre
los filósofos y los Maestros del lejano Oriente. Siempre se han esforzado
en libertar al pensador, en todo lo posible, de los lazos de la materia,
hasta cuando se halla encarnado; en abrir la jaula a la golondrina divina,
aun cuando tenga que volver a ella por un momento. Siempre buscan "espiritualizar
lo material" mientras que en Occidente la tendencia constante ha
sido "materializar lo espiritual". Por esto el indo describe
la vida del alma libertada con todos los términos que la puedan hacer
menos material -ilusión, sueño, etc., mientras que el hebreo trata de
bosquejarla con los términos y los esplendores mundanos- bodas, calles
de oro de metal macizo y piedras preciosas. Los occidentales han seguido
los conceptos materiales de los hebreos, y describen un cielo que es
tan sólo la reproducción de la tierra con sus pesares en abstracto,
y por último, Megamosal más grosero de todos, el Sumerland moderno,
paraíso de los espiritualistas
[20]
con sus "espíritus que van a la, escuela y
al colegio y crecen y se convierten en espíritus adultos. En Notas sobre
el Devachán,
[21]
alguien que evidentemente escribe con conocimiento
de causa, dice: "Para llegar a comprender la dicha del Devachán
y las angustias del Avitchi, tenéis que asimilároslas como nosotros",
frase que no tiene significado sino en la boca de un chela elevado
o en la de un adepto. Sobre la entidad devachánica se expresa de este
modo: "Las ideas a priori del espacio y del tiempo, no gobiernan
sus percepciones; pues él las crea y las aniquila a la vez en absoluto.
La existencia física acumula toda su intensidad desde la infancia a
la edad madura, y disminuye su energía desde la vejez a la muerte;
asimismo la vida- sueño del Devachán tiene lugar de un modo análogo
correspondiente. La naturaleza no engaña a la entidad devachánica más
de lo que engaña al hombre físico. La naturaleza la provee allí de dicha
y goces más reales que aquí, en donde todas las condiciones del mal
y del cambio están en su contra. El llamar "sueño" a la existencia
devachánica en otro sentido que en el del empleo de un término convencional,
es renunciar para siempre al conocimiento de la Doctrina esotérica,
sola custodia de la verdad". "Sueño" solamente en el
sentido de que esa vida no pertenece a este plano de materia grosera,
porque no es del mundo físico. Tratemos de tomar un punto de vista
general del Eterno Peregrino, el hombre interno, el alma humana durante
un ciclo de encarnaciones. Antes de principiar su nueva peregrinación
–pues muchas otras ha dejado tras sí en el pasado, durante las cuales ha obtenido el poder de pasar por la
presente- es un dios, es un ser espiritual, pero que ha pasado ya fuera
de la condición pasiva de espíritu puro, y que por medio de experiencias
anteriores en la materia en edades pasadas, ha evolucionado la inteligencia,
la mente propia consciente. Pero esta evolución por medio de la experiencia
está lejos de ser completa, a lo menos tanto como es necesario para
que sea el dueño de la materia. Su ignorancia le hace ser presa de las
ilusiones de la materia grosera tan pronto como se pone en contacto
con ella, y no está en condiciones para ser un constructor de universos,
puesto que está sujeto a las visiones engañadoras ocasionadas por esta
materia, lo mismo que le sucede a un niño que mira a través de un pedazo
de cristal azul y que se imagina que todo tiene tal color. El objeto
de un ciclo de encamaciones es libertarle de estas ilusiones, de manera
que cuando se halle rodeado de materia grosera y funcionando en ella,
pueda retener una visión clara y no ser cegado por la ilusión. Ahora
bien: el ciclo de encarnaciones está formado de dos estados alternados:
uno corto, llamado vida en la tierra durante el cual el Dios Peregrino
está sumergido en la materia grosera, y otro relativamente largo, llamado
vida en Devachán, durante el cual está rodeado de materia etérea,
todavía ilusoria, pero mucho menos que la de la tierra. Este segundo
estado puede en justicia, llamarse su estado normal, dado que es de
una duración enorme en comparación con las interrupciones de la misma,
cuyos intervalos pasa en la tierra; también es normal, en comparación,
puesto que estando menos alejado de su vida esencialmente divina, está
menos aprisionado en la materia y menos engañado con sus aparentes rápidos
cambios. Lenta y gradualmente, por medio de experiencias reiteradas,
la materia grosera pierde su poder sobre él, y de tirana se convierte
en su servidora. En la libertad parcial del Devachán se asimila sus
experiencias en la tierra, aunque todavía dominado en parte por ellas
-al principio, en verdad está casi completamente dominado por las mismas,
de modo que la vida devachánica es tan sólo la continuación sublimada
de la vida terrestre- pero gradualmente se liberta más y más a medida
que las reconoce como transitorias y externas, hasta que puede moverse
en cualquier región de nuestro Universo con una conciencia propia no
interrumpida, un verdadero Señor de la Mente, el Dios libre y triunfante.
Tal es el dominio de la Naturaleza Divina manifestada en la carne,
el dominio de todas las formas de la materia que se convierten en el
instrumento obediente del Espíritu. El Maestro lo ha expuesto del modo
siguiente: El Ego espiritual del hombre se mueve en la eternidad como
un péndulo entre las horas de vida y de la muerte: pero si estas horas,
períodos de la vida terrestre y períodos de vida póstuma, son limitadas
en su continuación, y hasta el número mismo de tales intervalos, en
la eternidad, entre sueño y vigilia, entre ilusión y realidad, tienen
principio y fin, sin embargo, el Peregrino espiritual en sí es eterno.
Por lo tanto, las horas de su vida póstuma, cuando se encuentra cara
a cara con la realidad dovelada y cuando los espejismos de sus existencias
terrestres de corta duración están lejos de él, componen o constituyen
en nuestras ideas la única realidad. Semejantes interrupciones, a pesar
del hecho de ser infinitas, hacen un doble servicio al Sutratma, el
cual, perfeccionándose constantemente sigue sin vacilación, aun que
muy lentamente, el camino que conduce a su última transformación, cuando
alcanzando por fin su objeto, se convierte en un Ser Divino. No solamente
contribuyen estas interrupciones finitas al logro de esta meta,
sino que sin ellas Sutratma-Buddhi nunca llegaría a alcanzarla. Sutratma
es el actor, y sus numerosas y diferentes encarnaciones son los papeles
del mismo. Supongo que no aplicaréis a estos papeles y mucho menos a
sus vestidos, el término de personalidad. Lo mismo que un actor el
alma tiene que representar durante el ciclo de encarnaciones hasta
los mismos umbrales de Paranirvana muchos papeles semejantes que a menudo
le son desagradables; pero lo mismo que una abeja recoge la miel de
cada flor y deja el resto para alimento de los gusanos de la tierra,
así nuestra individualidad espiritual, el Sutratma, recoge tan sólo
el néctar de las cualidades y conciencia moral de cada personalidad
terrestre de que tiene que revestirse, y obligado por el Karma, une
por fin estas cualidades en una, convirtiéndose entonces en un ser perfecto,
en un Dhyan Chohan. En esta asimilación es muy significativo el hecho
de que cada grado devachánico esté condicionado por el grado terrestre
que le ha precedido, y que el hombre sólo pueda asimilarse en Devachán
las diferentes clases de experiencias que ha tenido en la tierra. Una
personalidad incolora e insignificante, tiene un estado devachánico
incoloro y poco acentuado. Ya sea esposo, padre, estudiante, patriota,
artista, cristiano o buddhista, tiene que pasar en Devachán por los
efectos de su vida terrestre, no puede comer ni asimilarse otro alimento
que el que se ha proporcionado; no puede recoger más cosecha que la
que corresponde a la semilla que ha sembrado. No se necesita más que
un momento para echar una semilla en el surco, pero son necesarios muchos
meses para que esta semilla se desarrolle
en la espiga madura:
según sea la clase de semilla, sí será la espiga que de ella resulte;
y según haya sido la naturaleza de la corta vida terrestre, así será el grano que se recoja en el campo de Aarwo.
Hay en Devachán un cambio continuado de ocupación, lo mismo y mucho
más que el que hay en la vida de cualquier hombre o mujer que no tenga
en toda ella más que una sola ocupación, cualquiera que ésta sea, pero
con la diferencia que para la entidad devachánica esta ocupación espiritual
es siempre agradable y llena su vida de arrobamiento. La vida en el
Devachán, es la ejecución de las aspiraciones de la vida terrestre;
no la prolongación indefinida de aquel "solo instante", sino
sus infinitos desarrollos, los diferentes incidentes y sucesos, basados
en aquel solo momento o momentos y que manan de ellos. Los sueños de
la existencia objetiva se convierten en las realidades de la subjetiva.
La recompensa que otorga la Naturaleza para los hombres que son benévolos
de un modo sistemático y amplio, y que no han cifrado sus afectos en
un individuo o en una especialidad cualquiera, y que son puros, consiste
en pasar más rápidamente por los planos de Kama Loka y Rupa Loka a
la esfera superior del Tribhuvana, pues en ésta es en donde la entidad
ocupa su pensamiento con la expresión de ideas abstractas y la consideración
de los principios generales
[22]
.
En el Devachán no entra nada que corrompa, pues la materia grosera ha
sido dejada en la tierra y en Kama Loka con todos sus atributos. Pero
si no se ha sembrado sino poca semilla, la cosecha devachánica será
escasa y el desarrollo del Alma se retardará por causa de la pobreza
de los alimentos de que tiene que nutrirse. De aquí la inmensa importancia
de la vida terrestre, el campo de la siembra, el sitio donde se recoge
la experiencia. Es la que condiciona, regula y limita el crecimiento
del alma; produce el mineral en bruto que el alma recoge y trabaja durante
el estado devachánico, fundiéndolo, forjándolo y templándolo en las
armas que traerá para la lucha en la próxima vida terrestre. El alma
experimentada se construye en el Devachán un magnífico instrumento para
su siguiente vida en la tierra, mientras que la inexperta sólo se forjará
una hoja muy mediana; pero en ambos casos el único material servible
es el que se lleva de la tierra. En el Devachán, el Alma, por decirlo
así, separa y clasifica sus experiencias, tiene una vida relativamente
libre y adquiere por grados el poder de dar a las experiencias terrestres
su verdadero valor; lleva a la práctica en todas sus partes y por completo,
como realidades objetivas, todas las ideas que sólo concibió en germen
en la tierra. De este modo, cualquier aspiración noble es un germen
que el alma convertirá en una espléndida realidad en el Devachán, y
traerá consigo a la tierra en su próxima encarnación la imagen mental
de la misma que materializará cuando se le presente la oportunidad
y las circunstancias propicias para ello; pues la esfera de la mente
es la esfera de la creación, y la tierra, el lugar donde materializa
el pensamiento persistente. El Alma es como un arquitecto que traza
su plan en el silencio y en la meditación profunda y luego lo hace aparecer
al mundo exterior, construyendo su edificio; con conocimiento adquirido
en su vida anterior, dibuja el alma sus planos para la próxima y vuelve
a la tierra para dar forma material a los edificios que ha planeado. Lo que sigue es la alegoría de Brahma
en actividad creadora. "Mientras que Brahma en otro tiempo, en el
principio de los Kalpas, meditaba sobre la creación, apareció una creación
que principió con la ignorancia y permaneció en la oscuridad. Brahma,
al ver que era defectuosa, imaginó otra; y mientras que meditaba sobre
ella se manifestó la creación animal. Viendo que también esta creación
era imperfecta, Brahma meditó de nuevo y apareció una tercera creación
en la que abundaba la cualidad de la bondad".
[23]
La manifestación objetiva sigue a la meditación mental; primero la idea,
después la forma. De aquí se verá que la noción corriente entre muchos
teosofistas de que el Devachán es un tiempo perdido, es una de las
ilusiones debidas a la materia grosera que los ciega, y que su impaciencia
ante la idea del Devachán nace de la ilusión de que la única actividad
real es andar bullendo en la materia grosera; mientras que en realidad
toda acción efectiva tiene su origen en la meditación profunda; del
silencio sale siempre la palabra creadora. La acción sería en este plano
menos débil y deficiente, si fuera sólo el fruto de la raíz profunda
de la meditación; y si el alma encarnada pasase más a menudo fuera del
Cuerpo al Devachán durante vida terrestre, habrían menos disparates
y menos pérdida de tiempo. Pues el Devachán es un estado de conciencia;
la conciencia del alma que escapa por un momento de su prisión de materia
grosera, en el cual puede entrar en cualquier momento aquel que ha aprendido
a separar su alma de los sentidos, del mismo modo que la tortuga se
sale de su concha. Luego al mostrarse nuevamente, la acción es rápida,
directa e intencionada; el tiempo "perdido" en la meditación
se gana sobradamente por la precisión y fuerza del acto engendrado
por la mente. El Devachán es la esfera de la mente, y, como se ha dicho,
es la Tierra de los Dioses o de las Almas. En las Notas sobre el Devachán
anteriormente citadas, leemos: Hay dos campos de manifestación causal:
el objetivo y el subjetivo. Las energías más groseras tienen su manifestación
en la personalidad. Las actividades morales y espirituales tienen su
esfera de efectos en el Devachán. Como las actividades morales y espirituales
son las más importantes y como de su desenvolvimiento depende el desarrollo
del hombre verdadero, y por tanto, el cumplimiento del "objeto
de la creación, la liberación del alma", podremos por estos comprender
algo de la gran importancia del estado devachánico. |
CAPITULO IX
LA ENTIDAD DEVACHANICA
Cuando la Tríada se despoja de su última envoltura,
atraviesa los umbrales del Devachán y se convierte en "una entidad
devachánica". Hemos visto que ésta, antes de su paso fuera de la
esfera de atracción terrestre, o sea de la "segunda muerte"
o "inconsciencia predevachánica", se encuentra en un estado
de plácida somnolencia. A esta condición se llama también el período
de "gestación", porque precede al nacimiento del ego en la
vida devachánica. Considerando desde la esfera terrestre este paso,
es la muerte, mientras que considerando desde el Devachán, es nacimiento.
Así, en las Notas sobre el Devachán, leemos: En el Devachán
sucede al Ego de un modo análogo lo que en la vida terrestre; al principio
las primeras manifestaciones de la vida psíquica; después, la madurez
de la misma luego por el agotamiento gradual de la fuerza, pasa a una
semiconsciencia y letargo, a un olvido total, y por último, sobreviene,
no la muerte, sino el nacimiento en otra personalidad y la reanudación
de acciones que diariamente engendran nuevo cúmulo de causas, que tienen
que agotarse en otro período devachánico; y después vuelta a la encarnación
física en una nueva personalidad. Lo que han de ser las vidas en el
Devachán y en la tierra en cada caso, es determinado por el Karma; y
esta penosa ronda de nacimientos tiene que ser pasada una y otra vez,
hasta que el ser llegue al fin de la séptima Ronda o alcance en el ínterin
la sabiduría de un Arhat y luego la de un Buddha, libertándose así de
una o dos Rondas. Cuando la entidad nace en la esfera devachánica,
entonces se encuentra fuera de toda atracción terrestre. El alma encarnada
puede elevarse hasta ella, pero ésta no puede ser atraída a nuestro
mundo. Sobre este punto ha hablado un Maestro de un modo decisivo: Desde
Sukavati hasta el "Territorio de la Duda", hay variedad de
estados espirituales; pero, tan pronto como el Ego ha salido de Kama
Loka y ha cruzado el "Puente de Oro" que conduce a las "Siete
Montañas de Oro", ya no puede confabularse más con los médiums
ordinarios. Ningún Ernesto ni José ha vuelto jamás del Rupa Loka (lugar
de las formas), y mucho menos del Arupa Loka (sin forma), para tener
dulces coloquios con los hombres. En las Notas sobre el Devachán, leemos
también: Ciertamente que el nuevo Ego cuando vuelve a nacer (en el
Devachán) retiene, durante cierto tiempo, proporcionado a su vida terrestre,
un recuerdo completo de ésta: pero no puede volver a la tierra desde
el Devachán, sino cuando se reencarna. Generalmente se llama a la entidad
devachánica la Triada inmortal, Atma-Buddhi-Manas, pero con viene tener
siempre presente que: "Atma no es ninguna propiedad individual,
sino la Esencia divina que no tiene cuerpo ni forma; que es imponderable,
invisible e indivisible: aquello que no existe, y sin embargo es, como
dicen los buddhistas respecto del Nirvana. Solamente cobija al mortal;
lo que entra en éste e impregna el cuerpo todo, son sólo sus rayos o
luz omnipresentes, que radia por medio de Buddhi, su vehículo y emanación
directa".
[24]
Buddhi y Manas unidos, y la sombra protectora que les da Atma, forman
la entidad devachánica. Ahora bien; según hemos visto en el estudio
de los Siete Principios, Manas es dual durante la vida terrestre, y
el Manas inferior es retrotraído al superior durante el intervalo de
Kama Loka. Por medio de esta nueva unión del rayo a Manas, su fuente,
éste vuelve a convertirse en uno y lleva las experiencias puras y noble
de la vida terrestre al Devachán, manteniendo de este modo la pasada
personalidad como cualidad característica marcada de la entidad devachánica;
y en esta prolongación del "Ego personal", por decido así,
consiste la "ilusión de aquélla". Si la entidad manásica estuviese
libre de toda ilusión, vería a todos los egos como a sus almas hermanas,
y mirando hacia su pasado, reconocería la variedad de relaciones que
ha tenido Con otros en diferentes vidas, lo mismo que un actor que recordase
los muchos papeles que había representado con otros actores, y considerase
a cada actor hermano como un hombre y no como el personaje que había
representado de padre, hijo, juez, asesino, amo o amigo suyo. La mayor
relación humana impediría a los actores hermanos identificarse con
sus respectivos papeles; y de este modo, los egos espirituales perfeccionados,
reconociendo su estrecha unión y fraternidad completa, no serían por
más tiempo engañados por las apariencias de las relaciones terrestres,
Pero la entidad devachánica, por lo menos en el Rupa Loka, está aún
dentro de las limitaciones personales de su última vida terrestre; se
halla encerrado, dentro de las relaciones de una encarnación; su paraíso
está poblado por aquellos que más amó, con amor imperecedero, aquel
santo sentimiento que sólo sobrevive; y así es como el ego personal
purificado, es la figura saliente en la entidad devachánica, como
antes ya se ha dicho. Volviendo a citar de nuevo las Notas sobre el
Devachán, encontramos: ¿Quién va al Devachán? El Ego personal, por
supuesto pero beatificado, purificado, santificado, Cada Ego, combinado
del sexto y séptimo principio,
[25]
el cual después del período de gestación inconsciente vuelve a nacer
en el Devachán, es por necesidad tan inocente y puro como un niño recién
nacido. El hecho de un renacimiento demuestra la preponderancia del
bien ejecutado sobre el mal en su última personalidad y mientras el
karma (el del mal) se aparta durante este tiempo para seguirle después
en su futura encarnación, el Ego sólo lleva consigo al Devachán, el
karma de sus buenas acciones, palabras y pensamientos, "Malo"
es un término relativo para nosotros --como se os ha dicho ya más de
una vez- y la Ley de Retribución es la única que nunca yerra De aquí
que todos los que no se han hundido en el cieno del pecado irredimible
y de la bestialidad, van al Devachán. Más tarde tendrán que pagar por
sus pecados voluntarios e involuntarios, Mientras tanto, son recompensados;
reciben los efectos de las causas que han producido. Ahora bien; en
algunos se despierta un sentimiento de repulsión ante la idea de que
los lazos que han formado en la tierra, no sean permanentes en la eternidad.
Pero consideremos por un momento con calma la cuestión. Cuando una
madre estrecha por primera vez contra su pecho a su hijo recién nacido,
aquella relación parece perfecta; si el niño muriese, sus deseos serian
poseerlo como tal; pero si vive y atravesando la juventud, llega a ser
hombre, entonces el lazo cambia, y el amor protector de la madre y
la sumisa adhesión del niño, se convierten en un amor distinto, como
el de camaradas y amigos, superior a la amistad ordinaria por causa
de los antiguos recuerdos; sin embargo más tarde, cuando la madre es
anciana y el hijo se encuentra en la mitad de su vida o en la edad madura,
se invierten sus respectivas posiciones y el hijo es quien protege,
mientras que la madre depende de él como de su protector y guía. ¿Hubiera
sido la relación entre ambos más perfecta si hubiese cesado en la infancia
con aquel lazo, y no es aquélla más dulce y más fuerte con los diferentes
cordones con que el lazo se ha enriquecido? Pues lo mismo sucede con
los egos; pueden en muchas vidas tener relaciones mutuas y, finalmente,
habiendo llegado como hermanos de la logia a unirse estrechamente, pueden
mirar hacia atrás a las pasadas vidas verse en la vida terrestre relacionados
de todas las maneras que pueden darse en el ser humano, hasta que la
cuerda ha sido torcida Con todos los hilos del amor y del deber; ¿y
no será la unidad final más rica por los muchos cordones del lazo, en
lugar de más pobre? He dicho finalmente; pero la palabra sólo se refiere
a este ciclo, porque lo que hay más allá de vida más amplia y de menos
separatividad, ninguna mente humana puede saberlo. En cuanto a mí, me
parece que esta misma variedad de experiencias hacen más fuerte el lazo
y no más débil, y que es una cosa pequeña y pobre el conocerse a sí
mismo y a los demás bajo un solo insignificante aspecto de los muchos
de la humanidad, durante edades sin cuento; para mi sería suficiente
conocer a una persona bajo un carácter dado, durante un millar de años,
por ejemplo, y desearía luego conocerla bajo un nuevo aspecto de su
naturaleza. Pero a los que no agrade este punto de vista, no deben sentirse
desgraciados por ello; pues gozarán de la presencia del ser amado en
el aspecto personal que tuvo en la encarnación de que se sienten conscientes,
por tanto tiempo como dure este deseo por aquella presencia. Pero que
no deseen imponer a los demás su manera de considerar la felicidad,
ni insistan en que la clase de dicha que ahora les parece la más apetecible
y satisfactoria, se estereotipe en la eternidad, durante todos los millones
de años que ante nosotros se extienden. La Naturaleza da a cada uno
en el Devachán la satisfacción de todos los deseos puros, y Manas ejerce
allí la facultad de su divinidad innata, la de "no desear nunca
en vano". ¿No es esto suficiente? Pero dejando a un lado
la cuestión, de lo que será para nosotros la "felicidad" en
un futuro separado de nuestro presente por millones de años, de tal
modo que no somos capaces de determinar sus condiciones, como no es
capaz el niño que juega con sus juguetes, de precisar las alegrías e
intereses más hondos de su edad madura, tengamos presente que, de acuerdo
con las enseñanzas de la Filosofía esotérica, la entidad devachánica
se halla rodeada por todos los que amó en la tierra, con un cariño puro,
y que verificándose la unión en el plano del ego, no en el plano físico,
se encuentra libre de todos los sufrimientos que serían inevitables,
si la entidad devachánica estuviese presente conscientemente en el
plano físico con todas sus alegrías y pesares ilusorios y transitorios.
Está rodeado de sus seres queridos en la conciencia superior; pero no
pasa por la agonía de saber, en su conciencia inferior, sostenida por
los lazos de la carne, lo que ellos
sufran. Según el punto de vista cristiano ortodoxo, la muerte
es una separación; los "espíritus de los muertos" tienen que
esperar para la reunión hasta que aquellos que aman pasen también por
el vestíbulo de la muerte o según otros, hasta que pase el día del juicio
final. En contra de esto, la Filosofía esotérica enseña que la muerte
no puede tocar la conciencia superior del hombre, y que no puede separar
a los que se aman, sino en lo que concierne a sus vehículos inferiores;
el hombre que vive, en la tierra, cegado por la materia, se siente separado
de aquellos que han pasado más allá; pero la entidad devachánica, dice
H. P. Blavatsky, tiene la completa convicción "de que no existe
la muerte ni nada que se le parezca", pues ha dejado tras sí todos
los vehículos sobre los que la muerte tiene poder. Por tanto, sus ojos
menos ciegos perciben siempre a su lado a los seres que ama; para ellos
se ha corrido el velo de materia que separa. "Muere una madre,
dejando tras sí a sus pequeños huérfanos, a un esposo amado".
Decimos que su "espíritu" o ego -aquella individualidad que
ahora se halla penetrada, durante todo el período devachánico, de los
sentimientos más nobles que su última personalidad tuvo, esto es, amor
a los hijos, compasión a los que sufren, etc.- decimos que entonces
se encuentra separada por completo del "valle de lágrimas";
que su dicha consiste en la feliz ignorancia de todas las desgracias
que dejó tras sí; que la conciencia espiritual post mortem de la madre
le hará ver que vive rodeada de sus hijos y de todos los que amó; que
no habrá vacío alguno, y que ningún lazo de amor le faltara para hacer
que su estado sea el de la más perfecta y absoluta felicidad.
[26]
" por lo que respecta al mortal ordinario, su
dicha en el Devachán es completa. Es el olvido absoluto de todo lo que
le causaba dolor o pena en la encarnación pasada, y hasta el olvido
de que exista pesar ni sufrimiento. La entidad devachánica vive este
ciclo intermedio entre dos encarnaciones rodeada de todo aquello a que
había aspirado en vano, en la compañía de todo lo que en la tierra
amaba. Allí obtiene la realización de todos los deseos del alma y así
durante largos siglos una existencia de felicidad no interrumpida,
que es la recompensa de sus sufrimientos en la vida terrestre. En una
palabra, se baña en un mar de felicidad constante, intercalada por sucesos
dichosos en un grado aún superior"
[27]
. Cuando dejamos tomar a nuestro pensamiento el raudo
vuelo que la Filosofía esotérica pide, se desarrolla ante nosotros
una perspectiva de amor de unión entre los egos individuales, mucho
más fascinadora de la que nos ofrecen las creencias del Cristianismo
exotérico. "Las madres aman a sus hijos con amor inmortal",
dice H. P. Blavatsky y la razón de esta inmortalidad en el amor, se
comprende fácilmente, cuando nos penetramos de que son los mismos ego
s los que desempeñan los papeles del drama de la vida; que la experiencia
de cada papel queda grabada en la memoria del Alma, y que entre las
Almas no existe separación, por más que durante la encarnación no se
haya penetrado de la verdad del hecho en toda la plenitud de su hermosura.
"Estamos entonces con aquellos que hemos perdido en la forma material
y más cerca, mucho más cerca de ellos que cuando nos hallábamos encarnados.
Y no tiene esto lugar en la fantasía de la entidad devachánica, como
algunos pueden suponer sino en realidad; pues el amor puro y divino
no es tan sólo la florescencia del corazón humano, sino que tiene sus
raíces en la eternidad. El amor santo espiritual es inmortal y el Karma
hace que más tarde o mas temprano, todos los que se aman con un afecto
espiritual semejante, encarnen de nuevo en la misma familia".
[28]
El amor "tiene su raíz en la eternidad",
y aquellos hacia quienes nos sentimos fuertemente atraídos, son egos
que hemos amado en vidas terrestres pasadas o con los que hemos estado
en Devachán; al volver a la tierra, aquellos lazos permanentes de amor
nos vuelven a reunir y aumentan la fuerza y la hermosura de la unión,
y así sucesivamente hasta que se agotan todas las ilusiones, y los egos
fuertes y perfectos participan unidos de las experiencias de su pasado
casi ilimitado. |
CAPITULO
X
LA VUELTA A LA TIERRA
Finalmente, las causas que condujeron al ego al Devachán, se agotan;
las experiencias adquiridas han sido asimiladas por completo y el Alma
principia a sentir de nuevo la sed de vida material sensciente que
sólo puede satisfacerse en el plano físico. Mientras mayor es el grado
de espiritualidad alcanzado, mientras más pura y más elevada ha sido
la vida terrestre precedente, tanto más larga es la estancia en Devachán,
mundo de los afectos espirituales, puros y elevados. (Exceptuando de
esto las condiciones espirituales que rodean a aquel que esté forzando
su evolución en el sendero que conduce al Adeptado, en un número muy
limitado de encarnaciones). "El tiempo medio de la estancia en
el Devachán, es de diez a quince siglos, nos dice H. P. Blavatsky,
[29]
y efectivamente, el
ciclo de quince siglos es de los más señalados en la historia. El ego
está entonces pronto para volver, y trae consigo su experiencia entonces
aumentada y cualquiera otra adquisición que haya hecho en el Devachán
en el campo del pensamiento abstracto; pues mientras se halle allí "puede
adquirir, en cierto modo, más conocimiento; esto es puede desarrollar
cualquier facultad que haya amado y deseado durante la vida terrestre,
siempre que se relacione con cosas abstractas e ideales, tales como
la música, la pintura, la poesía, etc.".
[30]
Pero el Ego al cruzar el vestíbulo del Devachán en
su salida del mismo -la muerte en el Devachán para el renacimiento en
la tierra- encuentra en la "atmósfera del plano terrestre"
las semillas del mal, sembradas por él en su vida precedente en la tierra.
Durante el reposo devachánico se ha encontrado libre de todo dolor,
de toda pena; pero el mal que hizo en su pasado ha permanecido en un
estado de suspendida animación, no en estado de muerte. Lo mismo que
las semillas sembradas en el otoño, para germinar en la primavera, permanecen
dormidas bajo la superficie del suelo, pero tocadas por la menuda lluvia
y el calor permanente de sol, principian a hincharse y el embrión se
dilata y crece, así las semillas del mal que hemos sembrado permanecen
dormidas mientras el Alma reposa en el Devachán; pero extienden sus
raíces en la nueva personalidad que principia a formarse para la encarnación
del hombre que vuelve. El ego tiene que asumir la carga de su pasado,
y estos gérmenes o semillas que retornan como cosecha de la vida pasada,
son las Skandhas, nombre apropiado que tomamos de nuestros hermanos
buddhistas. Consisten en cualidades materiales, sensaciones, ideas
abstractas, tendencias y poderes mentales, y mientras que el puro aroma
de estas últimas se unió al ego y le acompañó al Devachán, todo lo que
era grosera, bajo y perverso, permaneció en el estado de animación
suspendida que he mencionado antes. Estas son recogidas por el ego a
su paso hacia la vida terrestre, y con ellas se construye el modelo
del nueva "hombre de carne" que el hombre verdadero tiene
que habitar. De este modo la ronda de nacimientos y de muertes continúa
la vuelta de la rueda de vida, la jornada por el ciclo de necesidad,
hasta que la obra se termina y el edificio del hombre perfecto se completa.
|
CAPITULO
XI
NIRVANA
Lo que el Devachán es a cada vida terrestre, es el Nirvana para el
ciclo de reencarnaciones que termina; pero aquí estaría fuera de lugar
cualquier discusión efectiva sobre este estado glorioso. Sólo se le
menciona como complemento del "después" de la muerte; pues
ningún concepto humano, estrictamente circunscrito dentro de los estrechos
límites de su conciencia inferior, puede llegar a explicar lo que es
el Nirvana, ni hacer otra cosa que desfigurarlo al intentar describirlo.
Lo que puede, sin embargo, decirse, aunque imperfectamente es que: no
es "aniquilamiento", no es destrucción de conciencia. Mr.
A. P. Sinett, ha expuesto, de un modo breve y claro, lo absurdo de muchas
de las ideas corrientes en Occidente, sobre el Nirvana. "Podríamos
usar frases tales como "lo contrario de lo intelectual"; pero
para ninguna mente ordinaria, dominada por su cerebro físico y por
la inteligencia cerebral pueden tener ninguna significación efectiva.
Todo lo que las palabras pueden expresar, es que el Nirvana es un estado
sublime de reposo consciente en la omnisciencia. Sería ridículo, después
de todo lo que se ha dicho, volver a las diferentes discusiones sostenidas
por estudiantes del Buddhismo exotérico sobre si el Nirvana significa
o no el aniquilamiento. Los símiles de palabras no sirven para indicar
la clase de sentimientos con que los graduados en la ciencia esotérica consideran una cuestión
semejante. ¿Significa la última pena de la ley el honor más alto de
la nobleza? ¿Es una cuchara de palo el emblema más elevado de las eminencias
más ilustres del saber? Cuestiones como éstas apenas simbolizan débilmente
la extravagancia de la discusión, sobre si el Nirvana es tenido por
el Buddhismo como equivalente al aniquilamiento".
[31]
La Doctrina Secreta nos enseña que la entidad nirvánica
vuelve a la actividad cósmica en un nuevo ciclo de manifestación, y
que: El hilo de radiación que es imperecedero y que sólo se disuelve
en el Nirvana, surge de nuevo en su integridad el día en que la gran
Ley vuelve a poner en acción todas las cosas. |
CAPITULO
XII
COMUNICACIÓN
ENTRE LA TIERRA Y OTRAS ESFERAS
Nos hallamos ya en actitud de distinguir las varias clases de comunicación
posible entre los que, de un modo absurdo, clasificamos de "muertos"
y "vivos", como si el cuerpo fuera el hombre o el hombre
pudiera morir. Una frase más satisfactoria y correcta sería la de "comunicaciones
entre los encarnados y los desencarnados". Primeramente, no debemos
volver a usar la palabra espíritu por improcedente; el espíritu no
se comunica con el espíritu, en modo alguno, concebible para nosotros.
Este principio superior no está todavía manifestado en la carne; permanece
siendo la fuente oculta de todo, la energía eterna, uno de los polos
del ser en manifestación. La palabra se usa con libertad para denotar
inteligencias elevadas que viven y mueren fuera de las condiciones
de materia imaginables para nosotros, pero el espíritu puro es actualmente
inconcebible en nuestro plano; y como al tratar de las "comunicaciones"
posibles, aludimos a la generalidad de los seres humanos que las reciben,
podemos muy bien excluir la palabra espíritu en cuanto se pueda, librándonos
así de las ambigüedades. Sin embargo, esta palabra se presenta a menudo
en las citas, en atención a la costumbre del día, pero entonces significa el ego.
Teniendo en cuenta los estados por que pasa el hombre desencarnado después
de la "muerte" o del abandono del cuerpo, podremos clasificar
fácilmente las comunicaciones que se reciban o las apariencias de
tales que pueden ser vistas.
1.
Cuando el Alma ha abandonado
el cuerpo físico y permanece aún revestida del doble etéreo. Este es
un período breve, pero durante el cual, puede el alma mostrarse con
esta vestidura. Durante un período muy corto después de la muerte, mientras
los principios incorpóreos permanecen dentro de la esfera de atracción
de nuestra tierra, es posible al espíritu aparecer bajo condiciones
especiales y favorables".
[32]
Durante este breve intervalo no se comunica, ni tampoco
mientras permanece dentro de esta forma. Semejantes "fantasmas"
son silenciosos, soñadores, parecidos a los que andan dormidos, y en
verdad no son otra cosa que sonámbulos astrales. Lo mismo que los sonámbulos
no contestan; pero son capaces de expresar un pensamiento único, ya
sea de pesar, ansiedad, accidente, asesinato, etc.; son las apariciones
que provienen tan sólo del pensamiento de un moribundo que toma forma
en el mundo astral, y es llevado por la voluntad del mismo hacia alguna
persona determinada con quien siente intensos deseos de comunicarse.
Semejante pensamiento, al que algunas veces se le da el nombre de Mayavi
Rupa o forma ilusoria: Puede ser a menudo objetivo como sucede en los
casos de apariciones después de la muerte; pero a menos de que sea proyectado
con conocimiento de causa (latente o potencial), o sea debido a la intensidad
del deseo de ver o aparecer a alguien, cuyo recuerdo pasa por el cerebro
del moribundo, la aparición será simplemente automática, no será debida
a ninguna atracción simpática ni a ningún acto voluntario, del mismo
modo que la imagen de una persona que pasase inconscientemente cerca
de un espejo, no proviene de un deseo suyo. Cuando el alma ha abandonado
el cuerpo astral de la misma manera que se ha desembarazado del físico,
este doble, simple cadáver vacío, puede ser galvanizado en una "vida
artificial"; pero afortunadamente, el método para la galvanización
astral, es conocido de pocos.
2.
Mientras el alma está en Kama Loka. Este período es de duración muy
variable. El alma está revestida de un cuerpo sutil, la última de sus
vestiduras perecederas, y mientras está en este estado puede utilizar los cuerpos
físico y astral del médium, procurándose conscientemente de este modo un instrumento
por medio del cual puede obrar en el mundo "que ha dejado y comunicarse
con los encarnados. De esta manera puede dar informes sobre hechos
de él sólo conocidos, o conocidos de él y de otra persona ocurridos
en la vida terrestre que acaba de dejar; estas comunicaciones son siempre
posibles durante todo el tiempo que permanece dentro de la atmósfera
terrestre. El daño y el peligro de tales comunicaciones han sido ya
descritos, tanto en el caso en que el Manas inferior está unido con
la Tríada divina, y por tanto en el camino del Devachán, como en el
de la separación de aquélla en el camino de la destrucción.
3.
Mientras el alma está en el Devachán. Siempre que un alma encarnada
sea capaz de elevarse a esta esfera o ponerse en relación con ella.
Sobre este punto se nos ha dicho muy poco, y por lo que puede colegirse,
no ocurre en el Devachán ningún cambio de conciencia que corresponda
con la impresión que recibe el Alma encarnada. Para la entidad devachánica,
como ya hemos visto, los seres amados están presentes conscientemente
y en completa comunicación, y esta perfecta relación no puede ser aumentada
por ninguna impresión que el ego encarnado haga con éxito en el cerebro
de su propio cuerpo. Presentaremos un ejemplo que puede arrojar alguna
luz en este punto tan oscuro: "El amor más allá de la tumba, aunque se le llame ilusión,
[33]
tiene una potencia mágica y divina que reacciona
sobre el encarnado. El amor que el Ego de una madre siente por los hijos
imaginarios que ve cerca de sí, llevan do una vida de felicidad tan
verdadera para él como cuando estaba en la tierra, este amor será siempre
sentido por sus hijos encarnados. Se les manifestará en sus sueños
y a menudo en algunos sucesos -en protecciones y escapadas providenciales-
pues el amor es un fuerte escudo que no está limitado por el espacio
ni por el tiempo; y lo mismo sucede con todos los demás amores y afecciones
que no sean egoístas o materiales
[34]
. Algunas veces he pensado, y esto no es sino una
idea mía, que un pensamiento se convierte en una entidad activa capaz
de ocasionar el bien o el mal, de suerte que las almas encarnadas pueden
enviar a los que aman, fuerzas que les ayuden y protejan, pudiendo ser,
asimismo, que las entidades devachánicas al pensar en los seres que
les son queridos, envíen tales pensamientos protectores que actúen como
verdaderos ángeles guardianes cerca de aquellos. Esta idea parece hasta
cierto punto confirmada por el pasaje anteriormente citado; pero esto
es muy distinto a la idea de que el "espíritu" de la madre
viene a la tierra a ser el espectador casi impotente de las desgracias
de su hijo. El alma encarnada puede escaparse a veces de su prisión
de carne, y ponerse en relación con las entidades devachánicas. H. P.
Blavatsky, dice: "Cuando años después de la muerte de una persona
se afirma que su espíritu ha vuelto a la tierra", para aconsejar
a aquellos que ama, es siempre un caso de visión objetiva, ya sea en
un sueño o en éxtasis natural o provocado, en cuya circunstancia el
Alma del vidente en vida, es atraída hacia el espíritu desencarnado,
y no este último que vuelve a vagar por nuestras esferas"
[35]
. Cuando el sensitivo o médium es de una naturaleza
pura y elevada, esta ascensión del ego libre hacia la entidad devachánica
es posible y, naturalmente, causa en el sensitivo la impresión de que
el ego ausente ha venido a él. La entidad devachánica se halla rodeada
de su feliz "ilusión", y Las almas o Egos astrales de los
sensitivos llenos de amor puro, se encuentran bajo la misma ilusión,
y piensan que sus seres queridos vienen a ellos en la tierra, mientras
que son sus propios espíritus, que se elevan hacia los que están en
Devachán
[36]
. Esta atracción puede ejercerla el alma desencarnada
desde el Rama Loka o desde el Devachán: "Un "espíritu"
o Ego espiritual, no puede descender al médium, pero puede atraer hacia
él el espíritu de este último; pero sólo puede hacer esto durante los
dos intervalos -antes y después de su "periodo de gestación",
El primer intervalo es el periodo entre la muerte física y la entrada
del Ego espiritual en el estado que se conoce en la Doctrina Arhat esotérica
por "Bar-do", Esto lo hemos traducido como "el período
de gestación" que puede durar de varios días a varios años, según
el testimonio de los Adeptos, El segundo intervalo dura el tiempo que
necesita la entidad en su nuevo modo de ser para recoger el fruto de
su recompensa por los méritos del antiguo Ego personal. Esto tiene lugar
después que termina el periodo de gestación y que el nuevo Ego espiritual
renace del antiguo, lo mismo que el Fénix de la fábula, de sus cenizas,
La localidad que aquél habita es llamada el "Devachán" por
los buddhistas ocultistas del Norte"
[37]
, Del mismo modo también los principios incorpóreos
de los sensitivos puros pueden ponerse en relación con las almas desencarnadas,
aunque no se puede confiar en la verdad de lo que se obtiene en esta
forma, tanto a consecuencia de la dificultad de transferir al cerebro
física las impresiones que se reciben cuanto por la deficiencia de observación
en los videntes no educados en esta práctica,
[38]
"El Ego de un médium puro puede ser atraído
y puesto por un instante en relación magnética (?) con un espíritu
verdadero desencarnado, mientras que el alma de un médium impuro puede
tan sólo relacionarse con el Alma astral o fantasma de la persona fallecida.
La primera posibilidad explica los casos rarísimos de escritura directa,
de autógrafos reconocidos y de mensajes de inteligencias superiores
desencarnadas". Sin embargo, existe gran confusión en las comunicaciones
que se obtienen de este modo, no sólo por las causas ya dichas, sino
también porque: "Hasta los sensitivos mejores y más puros no consiguen
más que ponerse en relación con una determinada entidad espiritual,
y sólo pueden saber, ver y sentir lo que aquella entidad conoce, ve
y siente". De aquí la gran probabilidad del error si se entregan
a generalizaciones; pues cada entidad devachánica vive en su propio
paraíso sin el conocimiento de lo que pasa en la tierra. "No existe
tampoco comunicación consciente alguna con las almas que van, como si
dijéramos, a saber dónde están los espíritus, lo que están haciendo,
pensando, sintiendo y viendo". "¿Qué es entonces lo que se
comunica? Es sencilla mente una identificación de vibración molecular
entre la parte astral del sensitivo encarnado y la parte astral de la
personalidad desencarnada. El espíritu del sensitivo, impregnado por
decido así, por el aura del espíritu, ya sea que éste se halle en la
región terrestre o en el Devachán, establece una identidad de vibración
molecular, y durante breve tiempo el sensitivo se convierte en la entidad
desencarnada, escribe con su mismo carácter de letra, usa su mismo lenguaje
y tiene sus pensamientos. En estos casos los sensitivos pueden creer
que aquellos con quienes están en relación en esos momentos descienden
a la tierra para comunicarse con ellos, mientras que en realidad son
sus propios espíritus que, poniéndose debidamente a tono con aquellos,
se hallan durante este tiempo como identificados con ellos"
[39]
. En un caso especial que se estudió, H. P. Blavatsky
dijo que la comunicación podría venir de un Elementario, pero que era:
"Mucho más probable que el espíritu del médium se hubiese puesto
en relación con alguna entidad espiritual devachánica, cuyos pensamientos,
conocimientos y sentimientos formasen la substancia de la comunicación,
mientras que la personalidad misma del médium y sus ideas preexistentes
influyen más o menos en su forma. Aun cuando no se puede confiar en
los hechos y opiniones manifiestas en esas comunicaciones, observaremos,
sin embargo, que es posible que haya realmente una entidad espiritual
que esté influyendo en la mente de nuestro corresponsal. En otras palabras,
puede haber, a lo que podemos deducir, algún espíritu con quien su naturaleza
espiritual se encuentra habitualmente en completa armonía en la actualidad
y cuyos pensamientos, lenguaje, etc., haga suyos, siendo el resultado
que este espíritu se comunique con él. Es posible (aunque no probable),
que habitualmente se ponga en estado de relación con un verdadero espíritu,
y que durante ese tiempo se identifique con él teniendo (en gran parte
si no por completo) los mismos pensamientos que aquel espíritu tendría,
escribiendo con su letra, etc, pero aun así, Mr. Terry no debe figurarse
que el espíritu no está comunicado conscientemente con él o que tiene
conocimiento alguno de su persona o de otras ni de nada de la tierra.
Esto es sencillamente que, una vez establecida la relación, Mr. Terry
se identifica por el momento con aquella personalidad y piensa, habla
y escribe como ella lo hubiese hecho en la tierra. Las moléculas de
su naturaleza astral, pueden, de vez en cuando, vibrar al unísono
con el espíritu de una persona determinada que esté en Devachán, y pudiendo
resultar de esto que aparezca estar él en comunicación con su espíritu
y ser aconsejado, por él, siendo posible que los clarividentes vean
en la luz astral la imagen de la forma que tuvo aquel espíritu en su
vida terrestre". IV. Hay otras comunicaciones que no son de almas desencarnadas, pasando
por estados normales post- mortem, a saber: (a) De Fantasmas.- Estas tienen lugar sólo mientras que estas vestiduras
abandonadas por el alma libertada, retienen la impresión de su último
poseedor, y reproducen automática mente sus hábitos de pensamiento
y expresión, lo mismo que un cuerpo físico repite automáticamente gestos
habituales. La acción reflejada es tan propia del cuerpo de deseos
como del físico; pero toda acción reflejada es reconocida por su carácter
de repetición y por la ausencia de todo poder de movimiento inicial.
Responde a un estímulo con la apariencia de acción intencionada, pero
no inicia nada. Cuando algunos "tratan de desarrollar mediumnidad",
o cuando en alguna sesión espírita esperan ansiosamente comunicaciones
de amigos desencarnados, suplen el estímulo que se necesita y obtienen
las señales de reconocimiento que tanto desean tener. (b) De Elementarios.- Como esos poseen las capacidades
inferiores de la mente, esto es, todas las facultades intelectuales
que tenía su expresión por medio del cerebro físico durante la vida,
pueden dar comunicaciones que demuestren una inteligencia superior.
Estas son, sin embargo, raras, como puede comprobarse con la inspección
de las comunicaciones publicadas
como recibidas de "espíritus desencarnados". (c) De Elementales.- Estos centros semiconscientes de fuerza, tienen
un papel muy principal en las sesiones espirituales, y son, en su mayor
parte, los agentes que actúan en la producción de los fenómenos físicos.
Transportan o tiran objetos, producen ruidos, tocan campanas, etc.,
etc. Algunas veces hacen travesuras con despojos kámicos a los cuales
animan y les hacen representar ser espíritus grandes personajes que
han vivido en la tierra, pero que seguramente han degenerado de modo
lamentable en el "mundo de los espíritus" a juzgar por sus
efusiones. Algunas veces, en sesiones de materialización, se entretienen
en arrojar imágenes de la luz astral en las formas fluídicas, que se
producen, haciéndolas tomar el parecido de varias personas; hay también
elementales de un orden muy elevado, que de vez en cuando se comunican
con médiums de cualidades excepcionales, "los Resplandecientes"
de otras esferas. (d) De Nirmanakayas.- Para estas comunicaciones,
así como para las dos clases que se mencionan a continuación, se necesita
que el médium sea de una naturaleza muy pura y elevada. El Nirmanakaya
es un hombre perfecto, que ha abandonado su cuerpo físico, pero que
retiene sus demás principios inferiores y que permanece en la esfera
terrestre para ayudar al progreso de la humanidad. Los Nirmanakayas,
"Han renunciado, por compasión por la humanidad y por lo que han
dejado en la tierra, al estado Nirvánico. Este adepto o Santo, o como
quiera llamársele, creyendo que es un acto de egoísmo el reposar en
el seno de la dicha mientras que la humanidad gime bajo el peso de sufrimiento producido por la ignorancia renuncia al Nirvana y se
determina a permanecer invisible en espíritu en la tierra. No tienen
cuerpo material, pues lo han deja do tras sí; pero por lo demás, permanecen
con todos sus principios hasta en la vida astral en nuestra esfera.
Y éstos pueden comunicarse y se comunican con unos cuantos escogidos,
pero seguramente no con los médiums ordinarios".
[40]
(e) De Adeptos que viven actualmente en la tierra.- Estos se comunican
a menudo con sus discípulos, sin usar los métodos ordinarios de comunicación;
y cuando existen lazos cuyo origen pertenece quizás a encarnaciones
pasadas entre un Adepto y un médium, y siendo este último un discípulo,
un mensaje de aquél, puede fácilmente ser tomado como venido de un "espíritu".
El recibir tales comunicaciones por medio de la escritura precipitada
o por medio de palabras habladas, está dentro de la experiencia de algunos. (f) Del Ego superior del médium.- Cuando una persona
pura y ansiosa de espiritualidad busca con ardor la luz, este trabajo
hacia lo divino es correspondido por la naturaleza superior, y la luz
de lo alto fluye hacia abajo e ilumina la conciencia inferior. Entonces
la mente inferior se une en aquel momento con su padre, y transmite
la parte de conocimiento que puede retener. Por este breve bosquejo
puede verse cuán variadas son las fuentes de donde pueden recibirse
comunicaciones que proceden aparentemente "del otro lado de la
muerte". Cuando ha dicho H. P. Blavatsky: "La
variedad de las causas de los fenómenos es muy grande y es necesario
ser un Adepto que verdaderamente pueda mirar y examinar el proceso para
poder explicar lo que en cada caso sucede".
[41]
Para completar esta declaración, puede añadirse que lo que la generalidad
de las almas pueden hacer después de cruzar el vestíbulo de la muerte,
pueden hacerla también aliado de acá; y las comunicaciones por la escritura,
por el estado sonambúlico, y por todos los demás medios puede recibirse
lo mismo de las almas encarnadas que de las desencarnadas. Si cada cual
desarrollase en sí los poderes de su propia alma, en lugar de vagar
sin objeto definido o de dedicarse sin saber lo que hace, a verificar
experimentos peligrosos el conocimiento podría acumularse sin peligro,
y aceleraría la evolución del alma. Una cosa puede asegurarse: el hombre
es hoy un alma viviente, sobre la cual no tiene poder alguno la muerte;
y la llave de la prisión del cuerpo está en sus manos, y si quiere,
puede aprender a usada. La causa de ser la muerte un abismo, en lugar
de una puerta de comunicación entre las almas encarnadas y las desencarnadas,
es que su verdadero yo, cegado por el cuerpo, ha perdido el contacto
con los otros yos. |
FIN
[1]
XII. 85. Traducción Burnell
y Hopkins
[2]
De la traducción de Dhunjeebhoy
Jamsetjee Medhora, Zoroastrian and some other Ancient Sistems XXVII
[3]
Traducido por Mirza Mohamed
Radi. The Platonist, 306.
[4]
Libros Sagrados del Oriente,
III. 109. 110.
[5]
Doctrina Secreta, vol. 1, págs,
260 y 261 de la primera, edición española
[6]
Isis sin Velo, vol. 2, 3a.
edición española
[7]
The Heroic Enthusiastic, traducción
de L. Williams, parte 2, pags. 22 y 23.
[8]
Cremation Theosophical Siftings,
vol. 3.
[9]
Man. Fragments of Forgoten History, páginas 119 y 120.
[10]
Clave de la Teosofía, H. P.
Blavatsky.
[11]
Magia Blanca y Negra, Dr. Franz Hartmann.
[12]
Véase Los Siete Principios
del Hombre.
[13]
Theosophist, Marzo 1892, pág. 158.
[14]
Essyas upon some controverted Questons.
[15]
Fortnightly Review,1892,Pag.176.
[16]
Clave de la Teosofía.
[17]
Clave de la Teosofía.
[18]
El mar
[19]
Theosophical Glossary.-Elementarios.
[20]
Escuela americana de espiritistas,
que no creen en la reencarnación, y a los que se da el nombre de espiritualistas
para diferenciarlos de los espiritistas que siguen la doctrina de Allan Kardec.
[21]
The Path, Mayo 1890
[22]
Notas sobre Devachán.
Hay gran variedad de estados en el devachan, el Rupa Loka (lugar de
las formas) es un estado inferior, en donde el alma está todavía rodeada
de formas. En tribhuvana se encuentra libre de todas estas personalidades.
[23]
Vishnu Purana, Lib. 1, C.
V.
[24]
Clave de la Teosofía
[25]
Sexto y séptimo en la nomenclatura
antigua; quinto y sexto en la última, esto es, Manas y Buddhi,
[26]
Clave de la Teosofía.
[27]
Id.
[28]
Clave de la teosofia
[29]
Véase "Los intervalos
entre las vidas del libro de Mr. Leadbeater: La vida Interna, pág.
342, tomo II, (N. del E.)
[30]
Clave de la Teosofia.
[31]
BUDISMO ESOTÉRICO, PÁG 163.
[32]
Theosophist, Septiembre 1882,
pág. 210.
[33]
Véase lo que se ha dicho sobre
la ilusión, en lo escrito bajo epígrafe de devachán.
[34]
Clave de la Teosofia, pág.
125.
[35]
Theosophist de Septiembre,
1881.
[36]
Notas sobre el devachán; The
Path de Junio de l890, página 80,
[37]
Theosophist de Junio de 1882,
pág. 226.
[38]
Resumido de un artículo en
The Theosophist de Septiembre, 1882,
[39]
Theosophist, pag. 309.
[40]
Clave de la Teosofía.
[41]
Theosophist, Septiembre 1882,
pág 310 |
EL UNICORNIO |
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