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Ilustraciones del Libro
Las siguientes ilustraciones presentan
las formas de los Devas y los Espíritus de la Naturaleza en su verdadera
expresión tal como las percibe el observador clarividente. |
He aquí algunas formas de SILFOS, tal
como son percibidas por un observados dotado de clarividencia etérica.
Se mueven a grandes velocidades por la inmensidad del aura planetaria
y la facultad de percibírseles reside no solamente en la rapidez de
sus movimientos, sino también en el frecuente cambio de forma que adoptan
en el éter.
El color de los SILFOS es predominantemente
azul y se confunden con el color azul del cielo. Se les observa en grandes
grupos y desplazándose por el espacio, bajo la misteriosa dirección
de un Deva del aire de mayor evolución. En el centro de la imagen puede
apreciarse a uno de estos SILFOS más evolucionados. Como podrá observarse
su forma se asemeja vagamente a la de cierto pájaros, aunque su inteligencia
es muy superior a la de estos bellos exponentes del mundo animal. Se
les percibe al frente de grandes concentraciones de pequeños SILFOS
operando en el espacio y creando allí las condiciones precisas que originan
los fenómenos del viento, de la lluvia y de la electricidad atmosférica.
Algunas especies de SILFOS, de la categoría
especial del que puede contemplarse en la parte superior derecha de
la página ilustrada y al final de la misma, ambos en posición descendente,
colaboran con los devas del Reino vegetal para colorear las flores y
sazonar los frutos.
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Las imágenes que pueden apreciarse
en este grabado fueron captadas durante el proceso de formación de un viento
huracanado en las altas montañas. Las constituían una cantidad impresionante
de SILFOS, siendo comandados en su acción por un Deva del Aire de mayor evolución,
el cual constituía el eje principal de aquella actividad.
Puede observársele en la parte
inferior de la imagen desplazándose por el espacio a impresionantes
velocidades, dejando tras de sí gran cantidad de chispas eléctricas y formando
vastos remolinos, uno de los cuales puede ser apreciado en la parte superior
del grabado girando con extraordinaria rapidez como una gigantesca turbina y
desplazando el aire en la dirección que señala el Deva director.
Otra forma de remolino puede
observarse en la parte derecha. El Deva, en este caso, se halla en el centro y
no se desplaza como el del caso anterior; así el viento o aire en movimiento es
apreciable en todas direcciones y no en una dirección definida.
Adviértase la diferencia de matices
entre uno y otro. La velocidad de desplazamiento origina un color muy parecido
al azul del cielo, por lo cual resulta muy difícil ser percibida la acción de
los SILFOS. Cuando el centro de la misma se halla localizada en un punto
determinado del espacio, los colores son diferenciados por cuanto es más lenta
la actividad total de los ESPÍRITUS DEL AIRE. Pero, tanto en uno como en otro
caso, el espectáculo es realmente maravilloso...
Como sucede con todos los elementales
constructores hay ONDINAS de distintas especies y grados de evolución.
Su elemento natural de expresión es el agua y puede vérselas en grandes
concentraciones en las profundidades de los océanos, en los lagos, en
los ríos, en las cascadas, etc. Su gozo es el movimiento del agua y
puede observarse a todo tipo de ONDINAS, saltando y jugueteando con
la espuma que produce el agua de los ríos al chocar contra las piedras
que encuentra a su paso.
Son predominantemente verdes, aunque
las hay también azules y de gran belleza en el seno de las aguas tranquilas
de los lagos. No rehuyen la presencia del hombre y la tradición marinera
que habla de sirenas no hace sino referirse a alguna especie particular
de ONDINAS habitantes de los grandes mares u océanos.
En el gráfico varios tipos de ONDINA.
Las del centro y mano derecha corresponden a ONDINAS percibidas en las
márgenes de un río descendente de una alta montaña. Arriba, a la izquierda,
una ONDINA percibida cuando surge de la espuma provocada por una pequeña
cascada y en la parte inferior dos ONDINAS abrazadas percibidas en las
orillas de un mar en calma. |
Se los denomina generalmente GNOMOS
y puede vérseles corretear por los prados, por los campos y por los
bosques. Adoptan a veces una figura casi humana, singularmente aquellos
que viven en las cercanías de las casas de campo o fincas con muchos
árboles, sintiendo una especial predilección por los niños con los cuales
les gusta jugar y adoptando frecuentemente, ya que son grandes imitadores,
las formas de las criaturas y aún de las personas mayores auque visiblemente
deformadas y a veces estrafalariamente vestidas. La misión de los GNOMOS
es el crecimiento de las plantas y el lento desarrollo de las piedras
de la superficie de la tierra en cuyas interioridades viven, pero pueden
habitar también en el interior de los árboles secundando la labor de
los devas constructores del Reino vegetal que cuidan del desarrollo
de los mismos.
En la parte superior de la página ilustrada puede contemplarse a un espíritu de la tierra aportando substancia etérica que incorpora a cualquier vegetal en proceso de crecimiento. Las demás figuras corresponden a especies distintas de GNOMOS. Algunos, como podrá observarse, adoptan formas típicamente vegetales. Los hay prácticamente de todos los colores, aunque predominan los que constituyen su elemento natural, el verde de la Naturaleza, el de las piedras que les sirven de habitáculos y el de la tierra de los lugares en donde habitualmente residen y trabajan. |
HADAS DE LAS FLORES
Esta definida especie de elementales
constructores, en multiplicidad de variantes, pertenece a un particular grupo
de ONDINAS y su principal cometido es elaborar o confeccionar las flores que
adornan la Naturaleza.
Están muy peculiarmente enlazadas,
por tanto, con la evolución del Reino vegetal. Resulta muy curioso y singularmente
interesante ver cómo trabajan estos pequeños y bellísimos devas constructores
en su elemento natural, el vaho húmedo de la Naturaleza cuando los rayos del
sol calientan la tierra. Hay HADAS en un increíble número de tonos cromáticos
ya que es muy numerosa la lista de flores en el Reino vegetal, algunas de ellas
de rara y espectacular belleza.
Secundadas por cierta especie de
SILFOS del aire "pintan las flores" dotándolas de aquella suntuosidad
de colores que puede ser apreciada por doquier, así como también de su especial
e inconfundible perfume.
Las HADAS son bellas y juguetonas y
puede apreciárselas clarividentemente casi por todas partes, en los lugares en
donde haya plantas con flores, Árboles frutales e hierbas aromáticas. Háyanse
muy particularmente activas durante la estación primaveral en la que la
Naturaleza cubre de verdor y de flores los prados, los valles, los bosques y
los jardines.
Corresponden a una categoría
especial de ANGELES cuyo cometido es la dirección del trabajo constructor de
una infinita legión de elementales constructores. Poseen una evolución superior
a la humana y su presencia infunde en el ánimo de quien puede contactarles una
indescriptible paz y potente dinamismo. Habitan en los impenetrables retiros
etéricos de las altas montañas, los fértiles campos y los extensos y verdeantes
prados. Son de impresionante estatura, aunque pueden adoptar a voluntad la
estatura natural del hombre.
Según hemos podido constatar son
agentes directos de los grandes ángeles cuyas esplendentes vidas cualifican a
los reinos de la Naturaleza. No desdeñan establecer contacto con los seres
humanos si aprecian en ellos sinceros móviles de acercamiento espiritual al
mundo dévico.
Algunos de tales Devas facilitaron
nuestra introducción en ciertos misterios alquímicos que se realizan en los
ocultos y secretos retiros de la Naturaleza. Se presentan al observador
cualificado envueltos en grandes y luminosas nubes de substancia etérica y
emergiendo del centro de las mismas bajo una resplandeciente y gigantesca forma
humana, aunque paradójicamente no se les aprecie los rasgos habituales de la
humanidad con la que kármicamente estamos vinculados. Se les intuye más bien
que se les percibe por la impresionante aura magnética que les precede.
He ahí tres figuras de esta especie
superior de Devas, intentando dar una cierta idea de sus formas
características. La del centro corresponde al esplendente DEVA regente de una
vasta zona, incluyendo bosques, campos, montañas y ríos. En el momento de
percibírsele aparecía en actitud de bendecir. Los otros dos DEVAS, de categoría
inferior, fueron observados en las altas cumbres del Montseny. Se les denomina
generalmente "Señores de las MONTAÑAS
Las hay de muchas especies, aunque
la forma típica de las salamandras es la "unas lenguas de fuego"
surgiendo del centro de cualquier núcleo de materia en ignición, desde
el pequeño fuego del hogar hasta una gigantesca erupción volcánica.
Siguen siempre el rastro de un AGNI, o "Señor de las Salamandras"
quien extiende el fuego en todas las direcciones posibles, siendo sus
inmediatos colaboradores una especie particular de Silfos que "mueven
el aire para que se introduzca el fuego".Los AGNIS son mucho mayores
que las salamandras y observados clarividentemente se les percibe bajo
multiplicidad de formas, aunque siempre bajo intensos y brillantes resplandores
ígneos. Comandan a las salamandras las cuales son apreciadas indistintamente
bajo la figura de "virutas ígneas" en incansable movimiento.
Los AGNIS, "Señores de las Salamandras"
que aparecen en el gráfico son de la especie más corriente, aunque apreciados
durante el desarrollo de grandes fuegos. El AGNI situado al final, mano
derecha de la imagen, fue captado en los fuegos de una fundición entrando
y saliendo de las masas ígneas de metal fundido seguido de un largo
rastro de salamandras. El de la parte superior izquierda fue observado
durante el incendio de un bosque. ". |
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