Reunión de Meditación de la Luna Llena de Tauro - 1987

FESTIVAL  DE  WESAK

Nota clave: "Veo, y cuando el ojo está abierto todo se ilumina"

 

 

 

   

 

 

         Se nos dice que la Fiesta de Wesak es la conmemoración de la luna llena de Tauro, cuando Buda, procedente de Shamballa, da Su bendición al Cristo quien la trasmite a la Humanidad a través de la Jerarquía. Es una acción común entre el Buda y el Cristo: Buda trasmite la potente energía al Cristo, centro cardíaco de toda la Jerarquía de nuestro planeta, quien la recoge y la pone en acción. La Humanidad participa en ello prestando su cooperación por medio de una intensa receptividad. Este acto solemne es para los hombres un ejemplo de colaboración espiritual y un modelo que nosotros podemos aplicar en nuestras actividades terrestres.

 

            Una tradición muy antigua cuenta que el Buda, tras un período de éxtasis tomó en Su corazón la decisión de volver una vez al año, para acordar a la tierra Su bendición. Esto se produce en cada Fiesta de Wesak y es por esta razón que tal Fiesta tiene tanta importancia para todos aquéllos que lo saben. Durante Wesak, la Jerarquía se encuentra tan próxima a la Humanidad que, a veces, es posible obtener contacto con los Maestros. El Tibetano nos dice que Él se encuentra mucho más disponible para sus discípulos en ese momento, pudiendo entonces dar una enseñanza personal concerniendo la iniciación, la relación de grupo o el grado de eficacia de las formas mentales del grupo.

 

            Cada año, la Fiesta de Wesak hace un llamado al esfuerzo concentrado para la obtención de la unidad de grupo y, este esfuerzo, crea la posibilidad de contactos excepcionales, los cuales permiten registrar mejor las reacciones. En el corazón de esta ceremonia, en los planos internos, se produce el brillo de un rayo de luz extraplanetaria para nuestro planeta Tierra y que el Cristo, que se encuentra en el corazón de nuestra Jerarquía Planetaria, recibe. Este servicio tiene, como motivo básico, una intensificación de las vibraciones rítmicas par la entera Humanidad. El ritual trascurre según reglas bien establecidas.

   

 

"En los primeros contrafuertes del Himalaya, en la vertiente tibetana, existe un valle rodeado de altas montañas. En el momento de la luna llena de Mayo los peregrinos de los alrededores comienzan a reunirse; los hombres santos y los lamas entran en el valle en el que ocupan el Sur y el centro para desalojar lo más posible el Noreste. Es allí donde, según la leyenda, se reúne un cierto número de esos Grandes Seres que son, aquí abajo, los custodios del Plan de Dios para nuestro planeta y para la humanidad. Estos conocedores de la Divinidad son los principales participantes en la Fiesta de Wesak. Ordenándose en círculos concéntricos en la parte Noreste del valle, se preparan para el cumplimiento de un importante acto de servicio. Delante de la roca y mirando hacia el Noreste se mantienen Aquéllos cuyos discípulos han llamado los Tres Grandes Señores. En el centro está el Cristo, a su derecha el Manu, Señor de las formas vivientes; a su izquierda, el Señor de la Civilización. Los tres se encuentran cara a la roda en la que reposa una gran copa de cristal llena de agua clara. Tras los Maestros, Adeptos, Iniciados y los más ancianos Servidores del Plan, vienen los discípulos y los aspirantes ordenados por grupos y según su rango y constituyendo actualmente el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo.

 

A medida que se acerca la hora del plenilunio, la multitud se inmoviliza convergiendo sus miradas hacia el Noreste. Se operan ciertos movimientos rituales, durante los cuales los Maestros reunidos y sus discípulos, de todo rango, se acogen a ciertas posiciones simbólicas para componer, sobre el suelo del valle, algunas figuras como la estrella de cinco puntas, situándose el Cristo en el punto culminante; o bien un triángulo, con el Cristo en el ápice; o bien una cruz y otras combinaciones que son bien conocidas y que tienen una significación profunda. Todo se realiza con la entonación de ciertas palabras y frases esotéricas llamadas mantrams. La expectativa se intensifica y la tensión aumenta. La multitud parece estar sometida a una estimulación o vibración poderosas teniendo como efecto el despertar a las almas de los espectadores, uniéndolos en un todo coherente y elevándolos en un acto de fervor, de expectativa y de buena voluntad. La aspiración mundial, tal como se halla concentrada en ese grupo atento, alcanza entonces su punto culminante. Estas tres palabras: fervor, expectativa, buena voluntad son las que pueden describir mejor la atmósfera del valle,

 

   

Los cantos y las evoluciones se aceleran; los participantes y la multitud vuelven sus miradas hacia el cielo en la dirección dónde el valle es más estrecho. Algunos minutos antes del momento exacto de la luna llena, un minúsculo punto aparece en el cielo. Se aproxima haciéndose más precisa y clara, pudiendo, finalmente, distinguir la silueta del Buda sentado: las piernas cruzadas, como de ordinario, vestido con su túnica color azafrán, rodeado de color y luz y con la mano levantada en un gesto de bendición. Cuando llega a un punto, exactamente sobre la roca, planeando sobre las cabezas de los Tres Grandes Señores, el Cristo entona un importante mantram, el cual es utilizado solamente una vez al año: en ocasión de esta Ceremonia y la multitud, que se encuentra en el valle, se prosterna con la frente tocando el suelo. Esta invocación engendra una corriente vibratoria de pensamiento, de tal intensidad, que se eleva del grupo de aspirantes, de discípulos y de iniciados hasta llegar a Dios mismo. La bendición divina desciende entonces hasta nosotros y el Cristo, representando a la humanidad, la recibe con el objetivo de asegurar su distribución.

 

   

Este año, la fiesta de Wesak representa para todos nosotros un recomienzo. Cada rebrote es como un nacimiento y provoca una intensificación de las actividades, produciéndose una concentración de fuerza, dando como resultado la dinámica grupal, la armonización, la unificación y el alineamiento, pudiendo así captar la corriente de fuerza que nos llega de los Hermanos en la luz y podríamos seguir este modelo:  1.- Armonización.

2.- Comunidad.

3.- Unificación o Unidad.

 

Este triángulo de fuerzas dinámicas nos une a la fraternidad Blanca la cual puede, de esta manera, servirse de nosotros como puente para ayudar a nuestros hermanos, particularmente a aquéllos que se dirigen a nosotros.

 

   

El segundo paso nos pide reconocer y aceptar esta energía del Alma puesta a nuestra disposición. El tercer paso es entonces un impulso intensificado del trabajo de grupo. Esta lección nos enseña, por otra parte, que no debemos esperar a que todos los miembros del grupo sean discípulos aceptados si no que, a despecho de esto, todos ellos son miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y que cada uno tiene su propia relación con el Cristo, el Maestro de todos los Maestros, hombres y ángeles.

 

La luna llena de Tauro representa siempre la oportunidad del momento presente, en tanto que:

1.- revelador de la visión,

2.- el ojo que percibe la divinidad inmanente,

3.- como dispensador de iluminación: lo que el presente tiene en reserva y lo que está previsto acordar.

 

La visión nos es revelada por medio del verdadero servicio, el servicio es amor. El amor y el servicio liberan el camino para la visión y el conocimiento. En efecto, para servir eficazmente es necesario conocer, convirtiéndose entonces el conocimiento en sabiduría. El verdadero servicio desarrolla la habilidad en la acción. Por medio del amor y del servicio, nuestros problemas personales se resuelven, ya que entonces actúan las fuerzas de solución permitiendo a las energías dinámicas extenderse. Entonces aprendemos a discernir las verdaderas necesidades, las tendencias egoístas se derrumban y desaparecen pues han llegado a ser inútiles, siendo puesto a nuestra disposición aquello que necesitamos a través de la dinámica del servicio.

 

Por la meditación nos abrimos a la continua corriente de energías superiores, las cuales nos muestran la dirección y la meta. Por el estudio ampliamos el horizonte infinito de nuestro conocimiento sobre el plano mental. Aquí nos es necesaria la noción de inofensividad, de desapego y de discernimiento. El SERVICIO y el MOR hacen que el camino del sedero sea simple y claro; el último obstáculo a superar es la impaciencia pues, en el sendero, lo que cuenta no es el tiempo si no la correcta acción.

 

   

La correcta acción hace de cada uno de nosotros un miembro útil, precioso, del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Hoy, más que nunca, es necesaria la voluntad al bien; esta energía hace sentir su influencia en todos los dominios de la actividad humana: religión, ciencia, política y economía, a través de todos aquéllos quienes están convencidos de la extraordinaria oportunidad de nuestra época. Es preciso tomar el camino de las correctas relaciones para todos los hombres, todas las naciones, todos los continentes. Y, sobre todo, debemos realizar la Unidad de toda Vida. La meta la evolución consiste en nuestra cooperación consciente con el Cosmos y la comunicación con los mundos lejanos.

 

   

Para entrenarnos debemos, primero, cesar de identificarnos con el mundo material o buscar la realización de nuestros deseos personales. Debemos adquirir un nuevo sentido de las prioridades por medio de un sabio discernimiento. La disciplina que uno se impone y los esfuerzos encuentran su recompensa en un conocimiento más profundo; sólo podemos transmitir lo que hemos aprendido y experimentado por nosotros mismos. Esto nos hace humildes, pero mucho más firmes en nuestra fe. La nota clave de Wesak es: "Veo, y cuando el ojo está abierto todo se ilumina"

 

En la Fiesta de Wesak, cierta luz cósmica se extiende en toda la Tierra. Esta irradiación actúa durante todo un año en todos los reinos; así es que a lo largo de los siglos, la iluminación gradual de nuestro planeta se ha producido por el intermedio de la Humanidad en los reinos inferiores. Es esta aportación de luz que el Maestro Tibetano explica de la manera siguiente en Sicología Esotérica, tomo I:

 

   

"La cualidad de la luz que promueve y nutre el crecimiento, la vitalidad y la fertilidad de los reinos de la naturaleza han cambiado varias veces durante las épocas y a medida que lo han hecho ha producido las correspondientes mutaciones en el mundo fenoménico. Desde el punto de vista esotérico todas las formas de vida de nuestro planeta son afectadas por tres tipos de sustancia de la luz y en los momentos actuales un cuarto tipo hace sentir gradualmente su presencia.... La luz que comienza a fusionarse con los otros tres tipos y proviene de ese estado de materia que llamamos plano mental –luz que a su vez se refleja desde el reino del alma.... La electrificación del planeta, mediante el difundido uso de la electricidad, es una de las cosas que está inaugurando la nueva era y ayudará a que se produzca la revelación de la presencia del alma. Dentro de poco tiempo dicha intensificación llegará a ser tan grande que ayudará materialmente a rasgar el velo que separa el plano astral del plano físico.... Por una parte afectará al ojo humano y hará que la actual esporádica visión etérica sea un acervo universal. Pondrá dentro del radio de nuestro alcance la gama de los colores infrarrojo y ultravioleta  y veremos lo que está oculto actualmente. Todo esto tenderá a destruir la plataforma de los materialistas y a prepara el camino; primero, para admitir el alma como una hipótesis sólida y, segundo, para demostrar su existencia.... Esta intensificación de luz continuará hasta el año 2025 de nuestra era, en que tendremos un ciclo de relativa estabilidad y constante iluminación, aunque sin mayor intensificación."  (Págs. 101-102).

 

Estas palabras contienen un mensaje para ayudarnos a comprender las mutaciones que se producen en todos los reinos. Para muchos de nosotros provocan una gran ansiedad, pero sus causas son mucho más profundas de lo que podemos comprender. La VIDA en la que vivimos, nos movemos y tenemos el ser prosigue su evolución por medios que superan, a menudo, nuestro entendimiento; ya que somos el microcosmos en el Macrocosmos, resentimos estas transformaciones proporcionalmente. Todo cambio provoca al principio, cuando todavía no comprendemos, cierta inquietud. ¿No hemos aprendido que las transformaciones son indispensables porque provocan una afluencia de luz y de energía?

 

   

Un futuro glorioso espera a la Humanidad; los libros en los que nos inspiramos insisten en ello y es nuestro deber elevarnos por encima de los reinos de nuestro planeta a fin de que el Quinto Reino pueda llegar a nosotros. Quisiera pues, pediros que tengáis confianza en las promesas que nos han sido hechas. Jesús deploraba la falta de fe; ¿qué diría hoy a quienes miran al futuro con tanto pesimismo? Lo que nos parece amenazador tiene por causa los cambios a todos los niveles. Aprendamos a mantener nuestro rol en el drama que se desarrolla actualmente, llevando nuestra responsabilidad en la evolución global. Este es el deber del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y de los discípulos de nuestro tiempo. Mostremos a nuestros contemporáneos angustiados la vía y los instrumentos que hemos recibido Es un servicio que también es AMOR.

   

 

Este texto se escribió para la Luna de Tauro en 1987,

por Mariane Hurliman directora del Centro de Ginebra.

 

 

 

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